Todo puede tener dos lecturas. Una vez, la fábrica de un país dedicada al sector del calzado desarrolló un proyecto para exportar sus zapatos a la India. Con ese objetivo, la gerencia de la empresa envió a sus dos mejores expertos consultores a puntos diferentes de aquel país asiático para hacer las primeras observaciones acerca de las posibilidades reales que tenía aquel mercado.
Nada más llegar, los dos se afanaron en su nueva labor y, después de unos días de investigación, uno de ellos envió el siguiente correo a sus directivos:
«Señores, cancelen el proyecto. Aquí nadie usa zapatos».
Sin saber nada de este 'e-mail', unos días más tarde, el segundo consultor mandó un mensaje totalmente diferente:
«Señores, tripliquen la exportación de calzado a la India. Aquí, todavía, nadie usa zapatos».
Y es que está claro que una misma situación puede tener dos lecturas muy diferentes, y mientras que para el primer experto lo que encontró en la India era un tremendo obstáculo para sus planes empresariales, para el otro se trataba de una fantástica oportunidad de progresar.
En definitiva, el mundo es como un espejo que le devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos.
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