Más allá de los reconocidos sentidos del tacto, vista, oído, olfato y gusto, existe un sexto sentido fundamental para nuestra salud: la interocepción. Este sentido nos conecta con el estado interno de nuestro cuerpo, regulando funciones vitales como el hambre, la sed, la temperatura corporal y el ritmo cardíaco. A pesar de su importancia para mantener nuestro equilibrio físico y mental, la interocepción ha sido tradicionalmente poco explorada. La capacidad de sentir y responder a señales internas no solo garantiza el funcionamiento óptimo de nuestros sistemas corporales, sino que también juega un rol crucial en nuestro bienestar psicológico. La interocepción influye en la toma de decisiones, la habilidad social y la estabilidad emocional.