María: Dulce Nombre. La mujer perfecta: Bendita entre todas las mujeres. María recibió gracias y bendiciones, por eso, todo lo que en ella acontece es celebrado para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El nacimiento de la Virgen lo celebramos en septiembre y también su Dulce Nombre. Hoy celebramos el Dia de la Inmaculada Concepción de María. María nació virgen sin mancha de pecado. La Inmaculada Concepción de María, conocida también como la Purísima Concepción, es un dogma de la Iglesia católica proclamado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo, recogiendo de esta manera el sentir de dos mil años de tradición cristiana. Es uno de los cuatro dogmas marianos de la Iglesia católica.
María, la Inmaculada Concepción, Madre de Dios: Esto se debe a que fue elegida por Dios y de Él recibió la gracia de ser preservada del pecado original. Era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios: María fue "dotada por Dios con dones a la medida de una misión muy importante".
El Papa San Juan Pablo II dijo: "El hombre mira la apariencia exterior, el Señor mira el corazón" (1 Sm 16,7). Y el corazón de María estaba completamente dispuesto a cumplir la voluntad divina. Es por eso que la Santísima Virgen es el modelo de la anticipación y la esperanza… En su corazón no hay sombra de egoísmo: ella no desea otra cosa para ella que la gloria de Dios y la salvación del hombre. Para ella, el privilegio mismo de ser preservada del pecado original no es un motivo de vanidad sino de total servicio a la misión redentora de su Hijo.
¿Por qué eligió Dios a María? Dios eligió a María para su
plan de salvación, Dios se miró en ella, porque necesitaba una madre para su
hijo Jesús. Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la
que ella fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción",
le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime
en atención a los méritos de su Hijo". El Padre la ha "bendecido (...)
con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo" más
que a ninguna otra persona creada. Él la ha "elegido en él antes de la
creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el
amor".
Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios
"la Toda Santa" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda
mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu
Santo". Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado
personal a lo largo de toda su vida.
San Alfonso María de Ligorio, en su obra "Las Glorias de
María", enfatiza la importancia del nombre de María y su poder para atraer
gracia y consuelo a quienes la invocan. Ligorio nos enseña que, "después del
santísimo nombre de Jesús, el nombre de María es tan rico en todo lo bueno, que
en la tierra y en el cielo no hay otro del que las almas devotas reciban tanta
gracia, esperanza y dulzura". El nombre de María es fuente de esperanza y una
llave que abre las puertas de la misericordia de Dios.
Al conmemorar hoy la Inmaculada Concepción de la Virgen
María, conmemoramos también su Dulce Nombre. En el Santísimo Nombre de María,
recordamos no sólo su intervención histórica en momentos decisivos, sino
también su papel constante como madre y protectora de todos los fieles. María
está siempre presente, dispuesta a ayudarnos en nuestras batallas personales y
espirituales, mostrándonos el camino hacia su Hijo y hacia la gracia redentora.
Dulce Nombre de la Virgen María hace referencia a la
festividad litúrgica cristiana, con motivo de la conmemoración del nombre de
María, madre de Jesucristo. María (en arameo מרים Mariam) es el nombre que se
usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret. Para los
cristianos católicos, ortodoxos, coptos, anglicanos y otros grupos cristianos
orientales, son más usadas las expresiones "Santísima Virgen María".
María es un nombre de origen hebreo que significa "excelsa" o "elegida de Dios". Otro de los significados del nombre de María es "estrella
del mar", que guía a los marineros a buen puerto y a todos los seres humanos a
la salvación. Calificar este nombre de "dulce" es indicativo de bondad, de
cuidado, de agrado. El nombre de María es dulce y, por extensión, es dulce el
nombre de todas las madres. Celebrando el nombre de María podemos decir, con
Juan del Encina: "Pues tú, Reina del cielo, que tanto vales ¡da remedio a
nuestros males!"; o con Gonzalo de Berceo: "Entre tantos peligros, si no nos
vales, madre, podémonos perder". "En los peligros y en las tentaciones, en
cualquier género de tribulación, dice san Bernardo, "mira la estrella, invoca a
María".
Santa María, madre de Dios. Son muchas las mujeres que llevan
el nombre de María y aun más las que lo llevan en alusión a las gracias
recibidas y a sus advocaciones: Inmaculada, Purificación, Concepción,
Encarnación, Asunción, Amparo, Auxiliadora, Consuelo, Piedad, Carmen, Lourdes,
Fátima, Pilar, y muchísimos más nombres...
No son muchas las personas que celebran el santo. Se suele
celebrar más el cumpleaños; y no está mal celebrar ese día en el que Dios nos
dio la vida, pero no conviene olvidar que el nombre cristiano que se nos impone
en el bautismo, es un modo de invocar la protección del cielo, concretada en un
determinado santo, sobre cada uno de nosotros. Celebrar a nuestra santa o santo
es una buena costumbre, que nos recuerda que otro, que ha llevado antes nuestro
nombre, puede ser un buen punto de referencia para vivir cristianamente.
El nombre nos da una identidad, los apellidos son indicativos
de la familia de la que procedo. El nombre es indicativo de una elección que
otros hicieron por nosotros, por motivos a veces de tradición familiar, se le
da importancia al nombre de los padres o de los abuelos, simplemente por hacer
honor a la memoria de su recuerdo. Todos los nombres son importantes y
respetables, y precisamente porque son nombres de santas y santos, lejos de
separar, unen, porque solo estando en comunión uno puede ser santo.
Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su Madre; Inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor, por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploramos tu poderoso patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los miserables hijos de Eva. Bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste la cabeza del enemigo, acoge las súplicas de los que, unidos a ti en un solo corazón, te pedimos ante el trono del Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz.
¡Bendita sea tu pureza! María, reina de la paz, porque tuviste fe y creíste que se
cumpliría el anuncio del ángel, ayúdanos a crecer en la fe, a ser firmes en la
esperanza, a profundizar en el amor. Bendita sea la Santa e Inmaculada
Concepción de la gloriosa Virgen María, Madre de Dios.
¡Oh, María sin pecado concebida: rogar por nosotros que
recurrimos a voz!
Fotografía: Internet
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