El comienzo de un nuevo año, por convencional que parezca, es
siempre un acontecimiento memorable. La celebración del ‘Año Nuevo’ lleva
consigo la idea de un renacer, de puertas que se abren y de oportunidades que
se repiten; pero, al mismo tiempo, es una invitación, a veces bastante perentoria, a reflexionar y a recordar y a hacer propósitos.
Un nuevo año no implica olvidar el anterior. Un nuevo año es
continuación de nuestros días y nos invita a agradecer y reflexionar. Dicen que
somos nuestra memoria. Aquello que vivimos en el pasado, lo que experimentamos
en el presente y lo que pensamos que será nuestro futuro. Todo ello, conforma
nuestra identidad, nuestra persona. La memoria, por tanto, juega un papel
fundamental. ¿Y si nos pudiéramos aliar con ella para crear recuerdos,
experiencias y traer a nuestra mente aquellas situaciones que nos hicieron
sentir mejor?
Si buscamos en el baúl de los recuerdos, encontraremos
vivencias entrañables… Es importante que nos demos cuenta, qué de una forma u
otra, todo se queda grabado en nuestro cuerpo, hasta lo más primitivo, aunque
con la parte de pensar no podamos acceder a ello.
Celebremos lo vivido y soñemos con lo que está por venir.
Brindo por lo que ayer dolió y hoy superé. Por los que supieron dejar una
huella en mi vida y no una cicatriz. Por los viejos tiempos y sus grandes
momentos. Por lo que fue, por lo que está, y por lo que vendrá. Por los que
partieron, pero están en mi corazón. Por las bendiciones recibidas y las
lecciones aprendidas
Las despedidas son tristes porque es sinónimo de no volver a
ver, de no volver a un lugar, de no repetir vivencias inolvidables, pero a los
años siempre los despedimos con alegría, porque siempre esperamos que con el
nuevo año mejoren las oportunidades y se cumplas los sueños.
Esta noche, como todas las noches, tiene algo mágico que
asusta y conmueve a partes iguales. La noche con sus sombras inquieta, recoge
la luz de todo un día y guarda lo vivido como algo sagrado, pero la nostalgia
también hace acto de presencia.
Curiosamente el olvido está lleno de recuerdos, el olvido es
un bálsamo para el dolor, pero veneno para el alma. Recuerdo es el momento que
vivirá en el corazón para siempre y siempre será la memoria del alma ese
recuerdo.
“Año nuevo, vida nueva” es una frase que nos anima a poner en
práctica los propósitos. Los nuevos comienzos tienen un encanto especial, por
eso cada año nuevo nos entusiasma tanto. Con el año nuevo se inicia un ciclo.
Un ciclo imaginario que nos sirve como punto de inflexión para hacer un
análisis de nuestro pasado y sentar las bases de nuestro futuro. Un ciclo con
365 nuevas oportunidades de ser felices, intentar cumplir nuestros sueños y
convertirnos en las personas que queremos ser. Un ciclo que grita a voces “año
nuevo, vida nueva”.
Cuando comienza un nuevo año, a la mayoría de las personas
nos invade una sensación de euforia y empoderamiento que nos motiva a
plantearnos nuevas metas, cambiar de hábitos o mejorar en alguna esfera de
nuestras vidas. Es lo que se conoce como efecto del nuevo comienzo. Un fenómeno
acuñado por Katherine Milkman a partir de sus investigaciones sobre qué
significa “año nuevo, nueva vida”, en las que encontró la razón por la que
solemos plantearnos nuevas metas cuando nos encontramos ante una fecha
importante en el calendario como el año nuevo.
No hay dudas de que este tipo de fecha nos inspira a cambiar
nuestro comportamiento, brindándonos una dosis extra de energía y motivación.
Sin embargo, este fenómeno sienta sus bases en una creencia muy arraigada en la
mayoría de nosotros que relaciona los nuevos comienzos con oportunidades de
cambio y crecimiento personal. De esta manera, consideramos que el ciclo que
recién inicia con el año nuevo, puede convertirse en una excelente oportunidad
para recomenzar.
Sin embargo, lo que en ocasiones pasamos por alto es que,
para seguir adelante, no es necesario acumular nuestros sueños rotos en un
cajón y cerrarlos con llave. De hecho, a veces hacer borrón y cuenta nueva
puede jugarnos una mala pasada porque nos hace olvidar los errores y, con ellos,
los aprendizajes que nos dejaron. Pasar página también implica dejar atrás
sueños o metas inalcanzadas, fracasos que preferimos olvidar o derrotas que
calaron profundamente en nosotros y al hacerlo dejamos con ellas una parte de
nosotros. Por eso, cuando llega el año nuevo y nos inunda el entusiasmo, en
lugar de hacer borrón y cuenta nueva, debemos echar la vista atrás para hacer
un balance de nuestra vida y echarnos a los hombros los aprendizajes para
entonces, comenzar a vivir las 365 oportunidades que nos aguardan.
Aunque sabemos que no cumplimos los propósitos, con la
llegada del año nuevo prometemos que esta vez será diferente y conseguiremos
nuestros propósitos. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los objetivos
que nos proponemos nunca llegan a concretarse o se postergan de un año al otro
hasta que terminan disipándose en el tiempo. Aun así, nos abrazamos al deseo de
algo verdaderamente nuevo. Lo esperamos, permanecemos en esa esperanza, pero es
comenzar para mejorar un poco, sin tocar demasiado aquello a lo que nos
veníamos acostumbrando.
Todos necesitamos reforzar nuestros propósitos con fechas,
acontecimientos o circunstancias que sean un aliciente o estímulo para
conseguir nuestros propósitos. Otra cosa muy distinta es que esos cambios se
produzcan y que nuestra persistencia en el empeño sea los suficientemente
poderosa para lograr las transformaciones u objetivos deseados.
Todos los seres humanos, planificamos en mayor o menor medida
nuestra existencia. Hacemos proyectos, a veces, y eso es lo peor, lo que
hacemos son solo eso proyectos, pero no los ponemos en marcha, y de ahí surge
la frustración y el malestar. Queremos modificar cosas, pero nos flaquean las
fuerzas, no tenemos constancia, no somos lo suficientemente tenaces o dudamos demasiado
a la hora de empezar. Y ante ello no tardan en aparecer los sentimientos de
culpa y los remordimientos. También a veces las excusas y justificaciones ante
la más que previsible derrota.
Cambiar nuestra vida no es tan difícil, solo hay que
proponérselo y actuar en consecuencia. Claro está que eso requiere sacrificio,
a veces sufrimiento, incluso hasta dolor. Pero si hacemos lo que siempre hemos
hecho, obtendremos lo que siempre hemos obtenido, parece de Perogrullo, pero es
esencial tenerlo presente. Cambiar algo no es tan difícil, todos los cambios
empiezan siempre por un primer paso. Darlo es esencial para que después haya un
segundo, un tercero, y así sucesivamente. Por lo tanto, solo pasando a la
acción se pueden producir las modificaciones que necesitamos o pretendemos. La
inacción es el camino al fracaso, eso tenlo por seguro.
Cuando queremos cambiar algo, sea lo que sea, debemos también
ser muy concretos en nuestras pretensiones. No se debe querer modificar muchas
cosas de un vez, porque lo más probable es que ante tan gran empresa, nos
agobiemos y no hagamos nada y por lo tanto la frustración se adueñe de
nosotros. Por eso, paso a paso pan comido; zancada a zancada, una odisea. No
hay que correr sino ser constantes en nuestros objetivos, ahí está la clave: en
la tenacidad y la constancia.
Es típico hacerse propósitos para vencer nuestras debilidades
y mejorar nuestro destino: desterrar vicios o malos hábitos, adquirir otros más
saludables, comenzar actividades o proyectos que mejoren nuestra vida cotidiana
y cosas así, pero somos humanos y nos cuesta cambiar.
Sintámonos orgullosos de haber culminado un año más de
nuestras vidas. Un año que nos deja una importante lección: Unos días triste,
otros días con ganas de comerte el mundo, unos días sin ganas de salir de la
cama, otros en los que a tu reloj le faltaban horas… Así ha sido 2024, un año
en el que también aprendiste a gestionar tus emociones.
Levanta tu copa y ¡brinda! Porque este nuevo año que comienza
es, sin duda, otra oportunidad única para ser mejores y celebrar la vida.
Te deseo un nuevo año 2025 matemático: suma todo tipo de placeres, resta cualquier tipo de dolor, multiplica por mil la felicidad y divide el amor entre todos tus seres queridos. Sé feliz no haciendo mal a nadie y haciendo felices a los demás.
¡Feliz Año Nuevo!
Fotografía: Internet
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