viernes, 8 de diciembre de 2023

Sin pecado concebida

 


¡Ave María purísima, sin pecado concebida!

En latín, ‘ave’ o ‘salve’ es una expresión de saludo que utilizaban los romanos como saludo y aun hoy en Italia se usa la palabra salve para saludar.

Por tanto, la jaculatoria “Ave María purísima, es sencillamente la abreviación del saludo del Ángel Gabriel a María santísima (Lc1, 26-38) el día de la anunciación (“Dios te salve María, llena eres de gracia”). Y a esta jaculatoria se responde con la confesión eclesial del dogma de la Inmaculada Concepción: "Sin pecado concebida".

Lo realmente importante es lo que significa: La santísima Virgen es purísima, por haber sido concebida sin pecado original. Dios la preservó desde su concepción sin pecado original, destinándola a ser la madre de su divino Hijo.

El “Ave María Purísima” y la respuesta de “sin pecado concebida” es un antiguo saludo entre creyentes desde la Iglesia primitiva; saludo que lastimosamente ha ido cayendo en desuso y que no estaría mal recuperar.

La Inmaculada Concepción es una de las celebraciones marianas más importantes y queridas por los católicos, especialmente en España, donde es la patrona del país. Pero, ¿por qué es la patrona de España? ¿Qué significado tiene la Virgen Inmaculada? ¿Por qué es festivo el 8 de diciembre? ¿Qué se celebra ese día? ¿Cuál es la historia de la Virgen?

La Inmaculada Concepción es la patrona de España desde el año 1760, cuando el papa Clemente XIII proclamó este título en respuesta a la petición de las Cortes de Castilla y de los reyes Carlos III y Fernando VI. Sin embargo, la devoción a la Inmaculada en España se remonta a siglos anteriores, cuando muchos teólogos, religiosos y fieles defendieron y difundieron la creencia de que María había sido concebida sin pecado original.

Uno de los hechos históricos que más influyó en la consolidación de la Inmaculada como patrona de España fue la batalla de Empel, ocurrida en 1585 en los Países Bajos. En esa ocasión, las tropas españolas, que estaban en inferioridad numérica y sitiadas por los holandeses, encontraron una imagen de la Virgen en una cesta abandonada en el campo. La colocaron en un altar improvisado y se encomendaron a ella con fervor. Esa noche, el río Mosa se congeló y permitió a los españoles atacar por sorpresa a los holandeses, que huyeron despavoridos. Los soldados atribuyeron la victoria a la intercesión de la Inmaculada y la proclamaron su patrona.

Desde entonces, la Inmaculada fue venerada como la protectora de los ejércitos españoles y de la nación. Muchas ciudades, regiones, instituciones y órdenes religiosas la adoptaron como su patrona y le dedicaron templos, fiestas, cofradías y obras de arte. La Inmaculada también fue la inspiración de muchos santos y místicos españoles, como san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Francisco de Borja, san Juan de Ávila, san Pedro de Alcántara, san José de Calasanz, san Fernando III, santa Isabel de Portugal, santa Beatriz de Silva y muchos otros.

La Virgen Inmaculada es el nombre que se le da a María por haber sido concebida sin pecado original, es decir, sin la mancha o la herida que afecta a toda la humanidad desde el pecado de Adán y Eva. Esto significa que María fue preservada de toda culpa, de toda inclinación al mal y de toda debilidad, por una gracia especial de Dios, en atención a los méritos de su hijo Jesucristo, salvador del género humano.

La Inmaculada Concepción es un dogma de fe, es decir, una verdad revelada por Dios y definida por la Iglesia, que los católicos deben creer con firmeza y constancia. El dogma fue proclamado por el papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en la bula ‘Ineffabilis Deus’, después de consultar a los obispos de todo el mundo y de recoger el sentir de la tradición cristiana a lo largo de los siglos.

El 8 de diciembre es el día en que la Iglesia celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción, es decir, la fiesta más importante dedicada a este misterio mariano. La Inmaculada Concepción es un misterio de amor, de gracia y de belleza, que nos muestra la grandeza de Dios y la dignidad de María. También es un modelo de santidad, de pureza y de obediencia, que nos invita a imitar a María y a seguir a su hijo Jesús. Además, es una esperanza de salvación, de liberación y de victoria, que nos anima a confiar en María y a pedir su intercesión. Además, el 8 de diciembre es el día en que, según la tradición, se celebra la concepción de María en el seno de su madre, santa Ana, nueve meses antes de su nacimiento, el 8 de septiembre.

El 8 de diciembre es un día festivo en muchos países católicos, entre ellos España, donde es una fiesta nacional desde el año 1644, cuando el rey Felipe IV lo decretó en agradecimiento a la Virgen por el fin de la peste que asoló Madrid. Desde entonces, el 8 de diciembre es un día de alegría, de oración y de homenaje a la Inmaculada, en el que se celebran misas, procesiones, ofrendas, conciertos, bailes y otras manifestaciones de fe y de cultura popular.

El 8 de diciembre se celebra el triunfo de la gracia de Dios sobre el pecado, la elección de María como madre de Jesús y la protección de la Virgen sobre España y sobre el mundo. Es un día para agradecer a Dios por el don de la Inmaculada Concepción, para alabar a María por su belleza y su santidad, y para pedirle que nos ayude a vivir como hijos de Dios y hermanos de Jesús. También se celebra el inicio del año mariano, un tiempo especial dedicado a honrar a la Virgen y a profundizar en su conocimiento y su amor. El año mariano se extiende hasta el 8 de diciembre del año siguiente y suele coincidir con algún acontecimiento importante de la historia de la Iglesia o de la devoción a María. El último año mariano se celebró entre 2019 y 2020, con motivo del 150 aniversario de la proclamación de María como madre de la Iglesia por el papa Pío IX.

La historia de la Virgen Inmaculada es la narrativa de la fe y el amor divino hacia su pueblo, personificada en María, la elegida desde la eternidad como madre del Salvador. Dividida en etapas bíblica, patrística y dogmática, la historia encuentra sus fundamentos en las Sagradas Escrituras y se desarrolla con elogios de los Padres de la Iglesia.

El dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado por el papa Pío IX en 1854, no marca el fin de la historia, que persiste en la experiencia de la Iglesia y los fieles. Eventos notables incluyen la aparición en Lourdes en 1858 y la consagración al Inmaculado Corazón de María por el papa Juan Pablo II en 1984, según el mensaje de Fátima en 1917.

La influencia de la Inmaculada se refleja en el arte, la cultura y la sociedad, con obras maestras como la Inmaculada Concepción de Murillo y la inspiración de movimientos sociales que promueven los valores evangélicos y marianos en todo el mundo.

¡Bendita Tú, entre todas las mujeres!

Para dar Luz inmortal, siendo Vos alba del día;

fuiste María concebida, sin pecado original.

Santa María, ¡refugio y fortaleza nuestra!

Reina de la paz ¡ruega por nosotros!


Fotografía: Internet


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