domingo, 24 de diciembre de 2023

Noche de Gloria



El árbol es un adorno. Santa Claus una leyenda. La cena una costumbre. Jesús es la razón de la Navidad. La Navidad es el día que une todos los tiempos...

La Navidad trae consigo un mensaje de esperanza, de renovación. El Mensaje de Navidad: “Gloria a Dios en el Cielo y en la Tierra paz a los hombres de buena voluntad”, que encierra el profundo anhelo de una sociedad en armonía, paz y prosperidad.

¡Aleluya. Aleluya! Hosanna, ha nacido el Salvador. Esta noche es una noche de gloria, esa gloria proclamada por los ángeles en Belén y también por nosotros hoy en todo el mundo. Es una noche de alegría, porque desde hoy y para siempre Dios, el Eterno, el Infinito, es Dios con nosotros: no está lejos, no debemos buscarlo en las órbitas celestes o en una idea mística; es cercano, se ha hecho hombre y no se cansará jamás de nuestra humanidad, que ha hecho suya. Es una noche de luz: esa luz que, según la profecía de Isaías (cf. 9,1), iluminará a quien camina en tierras de tiniebla, ha aparecido y ha envuelto a los pastores de Belén (cf. Lc 2,9).

Diciembre es un mes especial para nosotros los cristianos. ¡Llega la Navidad! Festividad que conmemora el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, que vino a salvarnos y a predicar la necesidad de fraternidad, verdad, libertad, perdón y amor de unos con los otros. La Navidad nos recuerda el advenimiento de un ser humano que predicó un mensaje extraordinario y que invitó a construir un mundo de solidaridad y justicia. Cada año actualizamos su mensaje y lo celebramos con renovada esperanza y alegría. Para todos los cristianos, es una fecha que se disfruta en común, cerca de las personas que amamos, pero también debe ser un momento de reflexión acerca de la manera en que vivimos el mensaje del Niño de Belén. Podríamos preguntarnos si practicamos la solidaridad, el valor como verdad, si respetamos las libertades fundamentales, si practicamos el perdón de las ofensas y si el amor fraterno es más fuerte que los odios y rencores.

Esta celebración anual del nacimiento de Jesús es un recordatorio importante de la esperanza que tenemos porque Dios se hizo hombre. Al añadir nuestra humanidad a su divinidad, el Hijo de Dios se convirtió en –Emmanuel Dios con nosotros, como uno de nosotros, en palabras del Papa Francisco, “revela el inmenso amor de Dios por la humanidad”.

El papa apuntó que “con el nacimiento de Jesús ha nacido una promesa nueva, ha nacido un mundo nuevo, y también un mundo que siempre puede ser renovado. Dios está siempre presente para suscitar hombres nuevos, para purificar el mundo del pecado que lo envejece, del pecado que lo corrompe. Por cuanto la historia humana y la de cada uno de nosotros pueda estar marcada por las dificultades y debilidades, la fe en la Encarnación nos dice que Dios es solidario con el hombre y su historia”.

“El pesebre y el árbol de navidad forman un mensaje de esperanza y de amor y ayudan a crear el clima navideño favorable para vivir con fe el misterio del nacimiento del redentor, venido a la tierra con sencillez y mansedumbre. Dejémonos atraer, con alma de niños, ante el pesebre, porque allí se comprende la bondad de Dios y se contempla su misericordia, que se hizo carne humana para enternecer nuestras miradas”.

Navidad es amor, fe, alegría, principio de Redención, una etapa de nuestra historia de Salvación. Es un tiempo lleno de esperanza, de gozo y de alegría. La Navidad nos invita a seguir al Señor, nos invita a todos a compartir nuestro amor con el que sufre, con el que llora, con el que está perdido, abandonado y con el que no tiene ninguna posibilidad de esperanza, haciéndola una realidad y compartiéndola con los demás.

La Navidad es recordar y vivir con alegría el nacimiento del niño Dios que se hizo hombre por amor. Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único Hijo para que lo salvara. El amor de Dios se hace visible en la entrega de nuestra vida para el bienestar del otro; donde ya no se vive para uno mismo, según los propios gustos, sino para Dios y con Dios, al servicio de quien más nos necesita. Porque en Navidad Dios es el Dios con nosotros, que vive con nosotros, que camina con nosotros. Vivir la Navidad es dejarse llevar por el amor en el servicio a los demás.

La Navidad de Jesús es una fiesta de la confianza que supera las inseguridades y el pesimismo. Y la razón de nuestra esperanza es esta: Dios está con nosotros y Dios se fía todavía de nosotros para salvarnos y levantarnos de nuestras dificultades. De aquí viene el gran “regalo” del Niño de Belén: una energía espiritual que nos ayuda a no hundirnos en nuestras fatigas, en nuestras desesperaciones, en nuestras tristezas, porque es una energía que nos reconforta y transforma el corazón. 

El nacimiento de Jesús, de hecho, nos lleva a la bella noticia de que somos amados inmensamente por Dios y nos enseña a no ponernos por encima de los demás sino ponernos al servicio. Si Dios por medio de Jesús, se ha convertido en uno de nosotros, quiere decir que cualquier cosa que le hagamos a un hermano se la habremos hecho a Él. Que esta Navidad nos ayude a reconocer a Jesús en el rostro de nuestro prójimo, especialmente en los que son despreciados y desprestigiados por familiares, por los débiles y marginadas, por los enfermos, por los que viven en soledad. Todos los que estén pasando por un tiempo de melancolía y nostalgia, por la pena de ver los vínculos familiares rotos por culpa de resentimientos, estén donde estén, serán reconfortados por el Niño Jesús, Él trae la Paz, la Esperanza, la Alegría y el Amor a todos los que sufren.

Celebremos el nacimiento del Ser más importante de la humanidad. En un ambiente fraternal, reunidos como familia cristiana, encendida la luz de la esperanza, con alegría en los corazones y la generosidad de compartir, renace la ilusión y el optimismos de seguir hacia adelante. Navidad significa; agradecer la vida, nutrirse de sueños, amar lo que haces, vivir como si no hubiera un mañana, ilusionarte con las pequeñas cosas, rodearte de buena gente y compartir un poco de ti...

Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor y paz. Un Niño nos ha nacido. Que La llegada de Jesús nos haga recuperar la esperanza, la alegría, y la unidad de hermanos que hace rato perdimos. Que nos ayude a construir puentes y a derribar muros. ¡Paz y Bien! Que nuestro niño Dios cure los corazones agrietados y que su calor restablezca la calma que pacifica. Estamos en Navidad y la Navidad es paz, es luz, es alegría, es esperanza, es amor. El amor de los amores que nos trae el Niño Dios.

“En esta Navidad, celebramos la esperanza de una nueva vida que nace al mundo. Es Jesús con su mensaje de la Buena Nueva, que nos invita a vivirla en nuestro interior”. 

¡Que nada ni nadie nos robe el espíritu de la verdadera Navidad! Al igual que Jesús se hace hoy hombre naciendo en un humilde portal de Belén, que su divinidad nos haga a nosotros más humanos y con espíritu vocacional. ¡Dios con nosotros! ¡Feliz Navidad! 


Fotografía: Internet


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