Señor Jesús, ten piedad de nosotros y concédenos la paz y la
unidad, no permitas que nos soltemos de tus manos y danos un corazón capaz de
amar como Tú nos amas. María, Madre, auxílianos en estas difíciles horas de la
tribulación, sé nuestra fuerza y consuelo. Cúbrenos con tu manto y que la
sangre de tu bendito Hijo nos proteja de todo mal. Ten piedad Señor de
nosotros, los que a Ti nos encomendamos, te lo rogamos por tus méritos y los de
tu amorosa Madre. Ten piedad y sé nuestra Roca y Baluarte.
Señor no mires nuestras miserias y pecados, sino la fe de tu Iglesia que clama tu socorro. Madre Santa, Tú que eres nuestra luz y guía, dirígenos
por el camino que al Señor le agrada, y danos Señora las armas necesarias para
hacer de este mundo un espacio de paz y de amor misericordioso, donde ningún hermano
sufra y pene los errores ajenos. Te lo rogamos Señor por la intercesión de María Santísima; te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Oración por la Paz, Juan Pablo II:
Oh, Dios, Creador del universo,
que extiendes tu preocupación paternal sobre cada criatura
y que guías los eventos de la historia a la meta de la
salvación;
nosotros reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad
y, en un mundo dividido por la disputa y la discordia,
Tú nos haces preparar para la reconciliación.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que Él pueda obrar en la intimidad de nuestros
corazones;
para que los enemigos puedan empezar a dialogar;
para que los adversarios puedan estrecharse las manos;
y para que las personas puedan encontrar entre sí la armonía.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio
y para que el perdón venza el deseo de venganza. Amén.
(Día Mundial por la Paz, 1 de enero del 2002)