LA PRIMERA PIEDRA de Salomé Arricibita
¿Quién arrojará la piedra y pondrá precio a mis heridas?
¿quién removerá fantasmas y me negará la vida?
¿quién vendrá a pedirme cuentas y anunciará mi torpeza?
¿quién en verdad se interesa por mi alma y su tristeza?
¿quién puede decir que al cabo perdona pero no olvida
y vive seguro y cierto con la conciencia tranquila?
¿quién olvidará mi nombre y me cerrará su puerta?
¿quién no tiene alguna herida que se queda siempre abierta?
Si Dios no entiende de piedras
que señalan y condenan,
si Él sólo sabe de abrazos
de curaciones y esperas,
de calor, abrigo y leña
que aguardan, a punto, siempre
reconfortando intemperies
y alumbrando las cegueras.
Si perdona de antemano
regalándonos la vida,
el amor de Dios nos salva
sin cansancio, día a día.
Con qué derecho juzgamos
y opinamos de cualquiera,
quién esté libre de culpa,
tire la primera piedra.
¿Quién sonreirá a mi paso y luego apartará la vista,
incomodándose al verme diciendo que tiene prisa?
¿quién albergará la duda de escuchar lo que me pasa?
¿quién me culpará sabiendo también lo que hay en su casa?
¿quién esgrimirá palabras como arma arrojadiza
argumentando justicias tan lejanas como frías?
¿quién dirá que está en su mano la verdad a ciencia cierta?
¿quién no tiene alguna herida que se queda siempre abierta?
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