miércoles, 26 de febrero de 2020

Miércoles de Ceniza

No soy infinito, aunque tengo sed de infinito.
La tierra y el polvo me recuerdan lo que soy y lo que seré.
La tierra y el polvo me recuerdan que Tú eres mi alfarero,
pero yo, arcilla rebelde, no me he dejado moldear
ni cocer con el fuego de tu Espíritu.
Miércoles de ceniza: 
Es hora de volver a casa,
desde este país donde ya no hay alimento que pueda saciar mi hambre.
Miércoles de ceniza: 
Hora de hacer una hoguera
con todo mi egoísmo y mi estupidez.
Hora de reducir a cenizas mi absurda torre de Babel
y bajarme a la tierra y comenzar a dar manos.
Hora de quitar estorbos de mis oídos,
y hacer silencio para volver a escucharte y a escucharme.
Miércoles de ceniza: 
Como ella, debo entrar en el horno de tu Espíritu
y dejarme transformar en el cántaro que tú quieras.
Aunque mi sí quedó hecho cenizas, sé que puedo renovarlo.
Y quiero hacerlo, con tu ayuda.
Miércoles de ceniza: 
Cuarenta días para dejarme encontrar por Ti,
para darme cuenta de que me esperas a la puerta de casa.
Cuarenta días para pedirte perdón y ayunar
de tantas cosas que me sobran y otros necesitan.
Cuarenta días para escuchar más atento tu Palabra,
y dejar que sea tu Pan quien me sacie y tu perdón quien me restaure.
Un poco de ceniza en el rostro me puede poner en camino de verdad:
¡No hay camino fuera de Dios!
Y hoy mismo comienzo el camino de retorno a Tu casa.
Sergio García Risco/Enrique Martínez

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