viernes, 4 de octubre de 2019

El desheredado

Un mercader tenía dos hijos. El mayor era el favorito del padre, al que le quería dejar toda su fortuna. La madre apenada por el hijo menor pidió a su marido que no informara a sus hijos antes de tiempo del diferente trato que recibirían: quería compensar de algún modo al hijo menor. 
Un día la madre estaba llorando y un peregrino se acercó y le preguntó el porqué de sus lágrimas. Ella dijo:
Mis hijos son iguales para mí, pero su padre quiere dejarle todo a uno y nada al otro. Le he pedido que no anuncie su decisión hasta que se me ocurra algún modo de ayudar al menor. Pero no tengo dinero propio y no sé cómo mitigar mi dolor. 
El peregrino dijo: 
Comunica a tus hijos que el mayor se quedará con toda la fortuna y verás que un día no habrá diferencia entre ellos. 
Así, el hijo menor cuando se enteró de que no tendría nada, se fue a tierras extrañas y se entregó al estudio de diversos oficios y ciencias; el mayor, por su parte, siguió viviendo con su padre y no aprendió nada porque sabía que era rico. Cuando el padre murió el mayor no era capaz de hacer nada y dilapidó su fortuna, mientras que el menor acabó haciéndose rico. 
Este historia nos enseña que todo esfuerzo tiene su recompensa y que las cosas se aprecian mucho más cuando sabemos lo que cuesta conseguirlas.

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