Fundación Canaria Lidia García: Uniendo Generaciones…
La Fundación Canaria Lidia García, se encuentra en la isla de
Gran Canaria, es una entidad sin ánimo de lucro destinada al desarrollo de
proyectos sociales enmarcados en el ámbito del envejecimiento activo y el
fomento de las relaciones intergeneracionales.
La Fundación Canaria Lidia García nace en el año 2001 con
una doble motivación: la del recuerdo de una persona que desarrolla un contrato
abierto y reconocido con los más débiles de la sociedad (Lidia García); y la
capacidad que generan respuestas cualificadas, útiles y con rentabilidad social
en una sociedad actual tecnificada, pero con evidentes vacíos e incertidumbres.
En ese sentido, nuestra actividad integra áreas como la
educativa, cultural, formativa, asistencial, investigación, desarrollo y
participación ciudadana. Generar, a través de la economía y apoyo social,
programas y proyectos que de forma innovadora, interdisciplinar, científica y
sensible; sean capaces de responder con calidad ante las necesidades de evolución
y avance de nuestra sociedad.
La Fundación Canaria Lidia García ha constituido desde el año
2001, desarrollar
programas socio-educativos que estimulen el crecimiento integral de las
personas en todas las fases de la vida. Un apoyo fundamental para las
universidades canarias, los cabildos, ayuntamientos y especialmente para los colectivos
sociales y ciudadanos que han visto en esta entidad y sus proyectos una nueva fórmula
de ACCIÓN para potenciar el crecimiento sostenible y la evolución de nuestra
sociedad, innovando con la sensibilidad de nuestra identidad, valores y
necesidades.
La Fundación Canaria Lidia García, nace con una doble
preocupación: la del recuerdo de una persona que desarrolla un contrato abierto
y renovado con los más débiles de la sociedad “Lidia García”; y la capacidad de
generar respuestas cualificadas, útiles y con rentabilidad social en una sociedad
actual tecnificada, pero con evidentes vacíos e incertidumbres.
Lidia García Pérez, nació el 5 de octubre del 1943 en Juncalillo de Gáldar, Gran canaria. Su familia estaba formada por Pablo y Nicolasa (sus padres) y por Reyita, Enrique, Gonzalo, Adelina, Eulalia, Manuela (sus hermanos). Era una mujer alegre y sonriente de palabras amables.
De una familia sencilla emerge su persona: humilde, constante
sin estridencia, cercana a los más pequeños, sensible por su tierra canaria y su gente.
Cualquier rato libre lo aprovecha para mezclarse con el
pueblo potenciando una vida metida en el quehacer y en el vivir de familias
sencillas y trabajadoras.
Tenía 17 años cuando decidió firmemente entregarse a servir a
los demás como monja del Sagrado Corazón. Se forma como maestra y enfermera.
En su vida se agarra a las siguientes convicciones:
“Nadie tiene necesidad de tus brillantes argumentos. Es el
testimonio de tu vida lo que necesitan. Admira la pureza y el servicio humilde
del agua, la fuerza del fuego, la generosidad de los campos”.
Lidia no se encierra en las meditaciones de sus ejercicios y
rompe con la realidad que la rodea. Ella se asoma fuera y, sin duda, pasea por
el pueblo porque la solidaridad que la quema dentro es muy fuerte. Está
convencida que hay que dedicar muchas horas a estar con la gente.
Como religiosa de la Orden del Sagrado Corazón de Jesús, dedicó
su vida a la labor educativa. Los lugares donde impartió la enseñanza fueron:
Una barriada de Santiago de Chile en la época del general Pinochet. En la
comunidad de Montaña Alta de Gáldar, y también trabajó como correctora de Radio
ECCA por los pueblos. Con la carrera de Magisterio obtiene una plaza en el
colegio de Morro Jable. Luego en la comunidad del Castillo del Romeral y
Vecindario. En 1991 realizó su labor en Tenteniguada, Balos y finalmente en
Tamaraceite. Dejando también su huella en la prisión de Salto del Negro.
Sor Lidia murió el 8 de agosto de 1996, a los 53 años por la
enfermedad del cáncer. Enfrentó su enfermedad con paciencia y resignación,
aunque no dejó de luchar, sus ganas de vivir le ayudaban a superarse. “Seguiremos
en el camino que has compartido”.
Como decían tus compañeros/as: “Tus proyectos no van a
quedar olvidados. Porque tenemos, además, la ventaja, de que ahora tú estás más
cercana todavía. Sabemos que sigues con nosotros. Seguiremos contando contigo.
Cuenta tú con nosotros, Lidia”. (Libro “Cartas al Viento” de Jesús Vega
Mesa – 1997).
Fotografía: Fundación Lidia García.
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