viernes, 15 de marzo de 2019

La gratitud


«La gratitud no es solo la mayor de las virtudes, sino que engendra todas las demás.» Cicerón. 

Agradecer lo grande y lo pequeño, los diminutos actos de amor, los detalles cargados de cortesía o de ternura dice mucho de una persona. Lo menos: que es educada.

Sobre la gratitud contaba el psicólogo, Miguel Collado: La gratitud no se resume en la palabra «gracias», pues «gracias» es una palabra que, de tanto usarse sin sentirse ha ido perdiendo su importancia original y ha visto disminuido su valor. La gratitud es mucho más que eso: se expresa en acciones y actitudes, en emociones y sentimientos manifestados en circunstancias muy especiales, en la que las personas que nos han tendido su mano solidaria necesitan de nuestro reconocimiento.

No olvidar nunca favores y apoyos recibidos es símbolo de nobleza, pues quien no agradece difícilmente hará cosas en bien de los demás: entre el ingrato y el malvado no hay gran distancia. Es por eso que consideramos que el ingrato tiene una negativa y extraña manera de pensar y de sentir: piensa que el acto de agradecer es humillante y, en vez de agradecer prefiere maldecir y evadir a los que le han servido. En esta actitud hay mucho de egoísmo, ya que el desagradecido está convencido de que lo que se hace por él es obligatorio y como se lo ha ganado, merece todo lo que por él se haga, porque es su legítimo derecho. Pero siempre le parecerá poco y nunca está satisfecho con lo que se hace por él. 

Puede ser peligroso recibir favores de un ingrato, quien tiende a magnificar y a sobrevalorar cualquier pequeño acto de bondad o de generosidad que con esfuerzo realice. Sordos son los oídos del ingrato cuando en su presencia es pronunciada la bíblica frase: «Más, cuando tú des limosna, que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha» («Mateo», 6:3, en la Biblia), pues suele divulgar lo que, a veces hace por los demás, haciendo sonar trompetas. 

El desagradecido, el ingrato espera siempre un pago o compensación, es decir, los favores recibidos de ingratos no son realmente favores, pues no es favor el que se hace esperando compensación, reconocimiento o pago. (La honda satisfacción que nace de haber realizado una acción positiva que beneficie, de alguna manera, a otro ser humano o a toda una comunidad de seres humanos, tiene un valor emocional extraordinario cuando ha sido sincera, honesta, la intención que ha animado al autor de esa acción. Es este el mayor pago que pueda recibirse). 

Hay personas que saben valorar la ayuda y los gestos de solidaridad y te lo demuestran con sentida y notable emoción: «Muy agradecido, gracias» y se nota en sus ojos el reflejo de ese sentimiento de gratitud que le hace más humano y más grande. Y es que al agradecer ―como al perdonar― nos engrandecemos y somos mejores seres humanos. Mejoría el mundo si en el alma atormentada de los ingratos pudiera entrar y aposentarse en ella el espíritu de la gratitud, del ser agradecido. 

Si escogemos un día de nuestra vida para agradecer ―a Dios, a nuestros padres, hijos, hermanos y amigos; a los compañeros de trabajo o de viaje y a los transeúntes que nos advierten del peligro de ser atropellados― los actos de amor con los que hemos sido agraciados, entonces comprenderemos quizá la importancia de agradecer a la vida el privilegio de vivir y que tan sólo el hecho de vivir para agradecer ya le da sentido a nuestra existencia. 

"Cada mensaje de gratitud es no solo necesario, sino extremadamente valioso para mantener las relaciones". Dicen las estadísticas que cada día damos las gracias más de veinte veces. Las damos cara a cara, por teléfono, por correo electrónico, por SMS. Muchas veces lo hacemos de forma automática, sin casi darnos cuenta. La pregunta es: ¿cuántas de estas veces somos capaces de mostrar de verdad gratitud? 

Hay una gran diferencia entre dar las gracias y mostrar nuestro agradecimiento. Dar las gracias es una respuesta espontánea, automática, un convencionalismo social que por educación y por cordialidad hacemos de oficio. Es una expresión que ante algo que han hecho por nosotros cierra el círculo, pero a menudo lo cierra en falso. Porque hecho el formulismo, podemos pensar que ya hemos agradecido lo que hayan hecho por nosotros y puede que esta impresión no sea cierta en absoluto. Hay muchos "gracias" que saben a pura hipocresía, de esos que uno ya descubre con solo oírlos porque no hay detrás de ellos ni la más mínima intención de gratitud. Y estos son los que deberíamos evitar a toda costa. 

Mostrar nuestro agradecimiento va mucho más allá de pronunciar la palabra mágica "gracias": es mostrarle a la otra persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho por nosotros o lo que nos ha dado. Y en esto los convencionalismos no ayudan. Con la sobreutilizada expresión "gracias" no tenemos bastante, porque su utilización automática (más de veinte veces al día) la ha vaciado de contenido. Es necesario encontrar nuevas formas de mostrar a las personas el sentimiento de agradecimiento auténtico. 

"Mientras los ríos corran al mar y haya estrellas en el cielo, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido" :Virgilio. 

Más claro que las palabras… Para mostrar al otro nuestra gratitud, los pequeños detalles son mucho más eficaces que las palabras y mucho más indicados para transmitir nuestro sentimiento. El reto es: ¿cómo podemos hacer sentir al otro que le estamos agradecidos de verdad? ¿Cómo podemos mostrarle que ocupa un pequeño espacio en nuestro corazón y en nuestro pensamiento? 

Es imprescindible pensar en gestos que, conectados con aquello que hemos recibido lleguen al otro. Recibir el agradecimiento por algo que hemos hecho es sin duda agradable, y es bueno que lo disfrutemos. Pero no debemos necesariamente contar con ello, y sobre todo no debemos depender de ello. 

Si dependemos de los agradecimientos de los demás, nos exponemos a constantes frustraciones. Dijo Dale Carnegie: "Esperar gratitud de la gente es desconocer la naturaleza humana". Yo no iría en absoluto tan lejos, pues creo que la gente, en esencia, es agradecida. Pero sí es cierto que no todos lo son, y que quienes lo son no lo son siempre. 

Hay gente que hace favores a los demás para que le den las gracias. Es su alimento emocional, lo que le llena y le da energía. Y, claro, cuando no lo reciben se indignan: ¿cómo puede ser que no me den las gracias? Estos comportamientos son un claro signo de dependencia; aquellos que actúan así necesitan y dependen del agradecimiento de los demás, cosa que inevitablemente les acarreará problemas. Deberíamos preguntarnos: ¿por qué hacemos un favor?, ¿porque así lo sentimos y está en nuestra forma de ser, o porque esperamos con ello obtener el reconocimiento de los otros? Si lo hacemos por convicción, no debemos esperar la gratitud del otro. Si llega, la recibiremos con ilusión. Si no la hay, nos reconfortará la sensación de que hemos hecho exactamente lo que queríamos hacer, porque no esperábamos nada por ello. 

¿Cuántos agradecimientos Hemos dejado en el camino? "Cuando bebas agua, recuerda la fuente". (proverbio chino). 

Muchos de nosotros raramente dejamos de dar las gracias, pero muy frecuentemente nos saltamos el agradecimiento. Busquemos a nuestro alrededor a quien ha hecho recientemente algo por nosotros que ha sido importante, y busquemos una forma creativa de mostrarle nuestro agradecimiento. Hagámoslo por ellos pero también por nosotros, porque agradecer es a menudo tan gratificante como recibir. Con estos gestos, vayamos saldando la deuda de tantos años en los que nos hemos limitado a dar tantas y tan educadas ¡gracias! 

Por mi parte, no existen palabras en el mundo para expresar lo agradecida que estoy por todo lo que he recibido durante toda mi vida. Mucho que agradecer a todas y cada una de las personas que me han acompañado en este recorrido. Para todos los que he querido y me han querido, no encuentro el modo y manera de agradecerles tal y como se lo merecen. ¡Dios se lo pague! Gracias por estar siempre, sobre todo cuando no les he llamado y me han ofrecido el hombro en que apoyarme... Eternamente agradecida... 

La gratitud es el sentimiento que más humildad concentra y más amor expande.

Fotografía: Comfreak 

1 comentario :