Al comenzar un año siempre nos llenamos de propósitos, pero, termina el año y compruebas que no has cumplido, ¿por qué? Por qué fallaste con tus propósitos de año nuevo.
Cada año la historia se repite. Ya arrancamos un nuevo año con muchos propósitos que cumplir y que siempre se repiten; bajar de peso, dejar de fumar, ir al gimnasio, reconciliarte con un amigo, buscar trabajo, leer más, ahorrar más…
El problema no es que te propongas conseguir los objetivos; el problema es que, para el mes de febrero, toda la motivación de enero se evapora, por comodidad renuncias y sigues con tus viejos hábitos de toda la vida.
¡Este año hazlo diferente! Analiza el porqué fracasan tantas personas con sus propósitos y qué es lo que están haciendo mal.
Si ya tienes tu lista de propósitos, puedes darte cuenta que la mayoría se tratan de hábitos de conducta a cambiar o hábitos saludables a incorporar…
Dejar de fumar. Aprender un idioma. Ir al gimnasio para perder peso. Hacer dieta y comer sano. Saldar deudas. Pasar más tiempo con la familia. Viajar a nuevos lugares. Tomar la vida con más tranquilidad. Beber menos...
Según un estudio científico, las personas renuncian a sus propósitos de año nuevo debido a la falta de autocontrol, al exceso de estrés y a las emociones negativas. Aunque estos motivos son razones suficientes para fracasar, desde un punto de vista lógico, son las consecuencias y no las causas.
Es decir, el verdadero motivo de porque la mayoría renuncia a sus propósitos de año nuevo, es mucho más simple, la aparición de altos niveles de estrés, unido a emociones negativas como el remordimiento y la culpa, conlleva justamente a la desmotivación y esto anula la voluntad que es la fuente para poner en práctica la disciplina de los cambios.
Para cambiar la rutina se necesita fuerza de voluntad y disciplina.
La motivación al inicio del año es muy alta. Te sientes sumamente ilusionado y confías ciegamente en que todo será mejor después del amanecer del primero de enero. Posiblemente sea, porque te propones metas muy ambiciosas y aunque tú piensas que puedes lograrlo, en realidad son metas extremadamente difíciles de conseguir.
Si te propones no solo ponerte a dieta sino bajar 20 kilos, es posible que con los 20 kilos te pones el listón muy alto, y si al subirte a la báscula no bajan los kilos te vienes abajo y se desinflan tus propósitos y abandonas. Para conseguir los objetivos hay que ser constantes, si tu propósito de año nuevo es el de seguir la dieta al pie de la letra para bajar 20 kilos, tienes que cumplir, si no bajas 20 bajas 10, pero al menos pones de tu parte.
Eso de: Voy a ir al gimnasio de lunes a viernes. En noche vieja me fumaré mi último cigarrillo. Voy a beber solo una vez al mes. Quiero leer 1 hora todos los días. Se acabaron los dulces y chocolates, este año voy a comer solo fruta... Imagínate que estás por subir una gran montaña, tú te encuentras todavía muy lejos. Esa sensación de agobio por todo el camino que te falta por recorrer, puede ocasionar que des media vuelta y regreses a casa sin lograr llegar a la cima.
El agobio de ver lo difícil que se vuelve sobre el tiempo cumplir tu meta, te obliga a renunciar y volver a tu rutina de toda la vida. Además, es muy difícil mantener metas tan ambiciosas durante todo el año. La motivación inicial disminuye conforme pasa el tiempo y tu fuerza de voluntad no es suficiente para continuar con este gran propósito.
Tu motivación es muy alta al inicio del año, pero conforme pasan los meses, esta motivación disminuye. En ese momento aparecen algunas excusas que tratan de explicar porque renuncias a tu propósito: falta de tiempo, estrés, falta de autocontrol, falta de fuerza de voluntad y un largo etc…
Cuando se acerca nuevamente la víspera del año nuevo, tu ilusión por cambiar y retomar el propósito olvidado aumenta y el ciclo se repite nuevamente. Además, estas grandes metas tampoco toman en cuenta los posibles obstáculos, que pueden aparecer durante el año. Por ejemplo, ¿qué pasa si estoy demasiado cansado para ir al gimnasio? ¿Qué pasa si me regalan una caja de chocolates? ¿Qué pasa si no logro controlarme y vuelvo al viejo hábito?
Todo lo anterior contribuye a continuar con este círculo vicioso de fracaso constante, y las cosas se complican cuando no solo tu propósito es demasiado grande, sino que además eliges empezar con todos al mismo tiempo.
Vivimos en una sociedad en la que más es mejor. Pero cuando se trata de metas, menos es la respuesta correcta. Tener muchos propósitos que cumplir en tu día a día, te genera estrés innecesario, lo que contribuye a que fracases con todas las metas que te propusiste.
Un punto muy importante, es que los propósitos de año nuevo son en realidad hábitos. Para lograr construir un nuevo hábito en tu vida, es necesario tomar decisiones conscientes a lo largo del tiempo. El problema es que la toma de decisiones agota tu energía mental, que en realidad se trata de tu fuerza de voluntad. Cuando tu energía mental está agotada tu autocontrol o fuerza de voluntad también disminuye, lo que ocasiona que tus decisiones sean incorrectas.
Seamos honestos, si sientes que tienes múltiples prioridades, no tienes ninguna en realidad para lograr esa meta. Una meta sólo te dice «qué hacer» pero no te dice «cómo lograrlo», no te da el paso a paso. Necesitas tener una meta pero, también necesitas construir un sistema que te ayude a ser constante para lograrla, sobre todo cuando tus propósitos de año nuevo son hábitos que quieres incorporar.
Cuando solo te enfocas en lo que quieres lograr o en el tiempo límite para lograrlo, es muy probable que no logres obtener esos resultados que estás buscando. Es lo que ocurre en los primeros meses del año, al no ver los resultados esperados, renuncias y sientes una especie de fracaso, incluso habiendo logrado algún avance.
No hay que bajar la guardia, porque al final de la lucha verás que todo esfuerzo y sacrificio valió la pena y sabrás que puedes alcanzar sueños aún más altos. Por eso, en la vida nunca debe faltar un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar a donde ir y alguien a quien amar.
Los objetivos no sólo son necesarios para motivarnos. Son esenciales para mantenernos vivos. Pero, no hay mejor propósito que dejar que cada nuevo año encuentre una mejor versión de uno mismo.
Fotografía: Christopher Campbell.
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