Es cuando se deja de tratar de cambiar a los demás y no concentramos en cambiarnos a nosotros mismos.
Es cuando aceptamos a las personas como son.
Es cuando entendemos que todos tenemos algo de razón, según nuestras propias vivencias y perspectivas.
Es cuando se aprende a dejar ir lo que no conviene.
Es cuando se es capaz de no tener expectativas en una relación y damos de nosotros mismos por el placer de dar.
Es cuando comprendemos que lo que hacemos lo hacemos para nuestra propia paz.
Es cuando nuestros actos no son para demostrar al mundo lo inteligente que se es.
Es cuando dejamos de buscar la aprobación de los demás.
Es cuando dejamos de compararnos con los demás.
Es cuando se está en paz consigo mismo.
La madurez espiritual es cuando somos capaces de distinguir entre necesidad y querer, y somos capaces de dejar ir ese querer.
La madurez espiritual se gana cuando dejamos de anexar la felicidad a las cosas materiales y banales.
Llegas a la madurez espiritual cuando descubres que la vida no cuenta los pasos que has dado, ni los zapatos que has usado, sino la huella que has dejado…
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