Charles Allen nos habla de una lección que aprendió de un pescador. Paseando por la costa se paró a ver como un pescador cogía cangrejos. Al ver que los dejaba en el cubo y seguía buscando más, le preguntó:
—¿No se escapan sin los deja en el cubo sin taparlo?
—No —respondió el hombre.
—Pero mire cómo se esfuerzan por salir.
El pescador sacudió la cabeza y sonrió.
—Hace mucho tiempo aprendí que cuando en un cubo hay al menos dos cangrejos, mientras uno intenta trepar al borde, el otro tirará de él hacia abajo.
Hay mucha gente que tiene una manera de ver las cosas muy parecida a la del cangrejo. Cuando alguien tiene cualidades que destacan, lo menosprecia para ponerse por encima y superarle.
Los cangrejos siempre se están comparando con los demás. Quienquiera que empiece a subir es visto como una amenaza y los cangrejos solo son felices si pueden tirar de esa persona y arrojarla al fondo.
No seas cangrejo, respeta las cualidades ajenas y esfuérzate por mejorar las tuyas.
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