Dios, los animales y los seres humanos. Dicen que Dios modeló a los animales primero, y que les concedió la fuerza a uno, a otro la rapidez, al de más allá las alas; pero al ser humano lo dejó desnudo, y este dijo:
—¡Solo a mí me has dejado sin ningún favor!
—No te das cuenta del presente que te he hecho —repuso Dios—, y es el más importante, pues has recibido la razón; poderosa entre los dioses y los hombres, más poderosa que los animales más poderosos, más veloz que las aves más veloces…
Entonces, reconociendo el hombre el presente recibido, se alejó adorando y dando gracias a Dios por el don maravilloso de la RAZÓN.
Verdaderamente, el raciocinio da al hombre el valor de la persona, y hoy, por desgracia, podemos comprobar cómo algunos han echado la razón por los suelos y revestidos de la sinrazón abanderan la ignominia.
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