Bienaventurados los Santos:
Los que mueren cada día,
que han llegado junto a Dios
y disfrutan de esa dicha.
Todos tenemos un Santo
que nos vele desde el cielo.
¿Quién no tiene un padre o una madre,
una abuela o un abuelo?
Veamos a nuestros difuntos,
no como a simples muertos.
Veámoslos como Santos
que nos esperan en el cielo.
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