Se dice que cierto día salieron a pasear juntas la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Integridad.
Mientras caminaban dijo la Ciencia:
—¡Amigas mías!, pudiera darse el caso de que nos separáramos unas de otras y sería bueno determinar un lugar donde pudiéramos encontrarnos de nuevo. A mí, podréis encontrarme siempre en la biblioteca de aquel sabio Dr. a quien, como sabéis, siempre acompaño.
Expresó la Fortuna:
—En cuanto a mí, me hallaréis en casa de ese millonario cuyo palacio está en el centro de la ciudad.
La Resignación dijo por su parte:
—A mí podréis encontrarme en la pobre y triste choza de aquel buen viejecillo a quien con tanta frecuencia veo y que tanto ha sufrido en la vida.
Como la Integridad permanecía callada, sus compañeras le preguntaron:
—¡Y a ti! ¿dónde te encontraremos?
La Integridad, bajando tristemente la cabeza, respondió:
—A mí, quién una vez me pierde, jamás vuelve a encontrarme.
Recuerda… «Quién pierde su integridad y su honradez lo ha perdido todo».
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