¿Sabías que un águila sabe cuándo una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?
El águila volará a un sitio alto para esperar los fuertes vientos.
Cuando pega la tormenta, extiende sus alas para que el viento las sostenga y le lleve por encima de la tormenta. Mientras que la tormenta hace estragos abajo, el águila vuela por encima de ella.
El águila no se escapa de la tormenta; simplemente usa la tormenta para elevarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta.
Cuando en nuestra vida arrecian las tormentas —y nadie está libre de ellas—, podemos levantarnos por encima poniendo nuestras mentes y nuestra fe en Dios.
Las tormentas no tienen que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta que trae enfermedad, tragedia y contratiempos a nuestras vidas. Pero para sobrellevarla, tenemos que confiar en nuestra capacidad de aguante para poder volar sobre la tormenta y evitarnos un sufrimiento innecesario.
Recuerda, no son las vicisitudes de la vida las que nos llevan hacia el desánimo, sino nuestra actitud al afrontar las dificultades.
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