Según cuenta un antiguo relato japonés, un Samurái recurrió al maestro Hakuin, para que le explicara el concepto de Cielo e Infierno. Al escuchar la pregunta del Samurái, el maestro sonrió y respondió con desdén:
—¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!
Herido en lo más profundo de su ser, el Samurái desenvainó la espada y gritó:
—¡Podría matarte por tu impertinencia!
—Eso —repuso el maestro con calma—, es el Infierno.
Desconcertado al percibir la verdad que le señalaban, el Samurai se serenó, envainó su espada y se inclinó, agradeciendo la lección.
—Y eso —añadió el maestro—, es el Cielo.
La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene capacidad de convertirse en cualquiera de ellos. Pero la gente sigue pensando que existe en alguna parte, fuera de ellos mismos… La paz interior se halla cuando el que la busca, deja de hacerlo, no por haberla encontrado, sino por descubrir que siempre estuvo con él y no fuera de él…
Si buscas en tu interior hallarás que todos tus pensamientos te están creando a ti y a tu vida. Crean tu Infierno, crean tu Cielo. Crean tu desgracia y tu alegría, lo negativo y lo positivo que hay en ti.
La Paz interior es la puerta. La no violencia es la puerta. El Amor y la Compasión son las puertas.
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