El joven, había escuchado decir a numerosas personas que el hombre más sabio del mundo vivía en un monte, por eso se encaminó hacia el lugar para poder conocerlo y pedirle consejo. Al llegar junto a él le dijo:
—Me han comentado que eres muy sabio. Por favor, dime qué cosas puede hacer una persona como tú y que jamás, conseguirá el resto de los humanos.
El anciano lo miró fijamente a los ojos y le explicó:
—Cuando estoy comiendo, simplemente como; cuando duermo cada noche, sólo duermo y cuando, como sucede ahora, hablo contigo, sencillamente hablo.
El hombre escuchó sorprendido la respuesta del sabio, pues esperaba consejos mucho más elevados, le respondió:
—Pues, todo eso también lo puedo hacer yo y no soy un hombre sabio.
Y el anciano le replicó:
—No, la gran diferencia está en que cuando tú duermes, recuerdas los problemas que tuviste durante el día o imaginas los que tendrás mañana; cuando comes, estás pensado en lo que harás más tarde. Y ahora, mientras charlamos, sólo estás pendiente de lo que me vas a preguntar en lugar de esperar a que yo termine de explicarte. Sabes, mi secreto no es otro que vivir plenamente el presente y disfrutar cada minuto del milagro de la vida.
Si vives el momento vives con el corazón sereno, porque en el momento presente no existe el pasado pesaroso ni el futuro incierto.
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