“No hay peor decepción que te mientan cuando tú sabes la
verdad…”
¿Cómo actuar si sabes que alguien te miente? Todos sabemos lo
que es el engaño. Ya lo decía House, “todo el mundo miente, la única
variable es el por qué lo hacen”.
Y tiene razón el famoso médico de la serie House, porque, la realidad es que, todos hemos dicho alguna mentirijilla, hasta la persona más honesta ha mentido o engañado en algún momento. Ahora bien, mentir y engañar, aunque tendemos a usarlos como sinónimos, en realidad, no lo son. Entre otras cosas porque, mientras que la mentira puede ser voluntaria o involuntaria, el engaño, siempre se hace de forma intencionada y voluntariosa.
Engañar implica ocultar o manipular la información con el fin
de crear en los otros una creencia que el propio comunicador considera falsa. Es
decir, engañar es comunicar o afirmar algo que se sabe que no es cierto, con el
fin de influir o manipular en otra persona. Y mentir es una forma de hacerlo.
Según esta definición, estaríamos diciendo que cuando
engañamos siempre lo hacemos a otra persona. Sin embargo, esto no es así, ya
qué, también, nos podemos engañar a nosotros mismos. Los motivos, las formas y
la relevancia de los engaños son muy distintos. No es lo mismo decirle a una
amiga que un pantalón le queda perfecto (aunque a ti no te guste) que ser
infiel a tu pareja y negarlo rotundamente.
Cuando mentimos, podemos hacerlo por omisión. Es decir,
cuando no contamos algo de manera intencional. O por comisión, cuando contamos
algo distinto a lo que realmente ha sucedido. Por ejemplo, cuando decimos que
hemos estado en un lugar y, realmente, hemos estado en otro bien distinto. Es
decir, podemos mentir y engañar declarando directamente algo o callándonoslo.
Y, ¿por qué se miente? Hay personas que, tienden a huir, o evitar los conflictos y prefieren usar la mentira como recurso para no tener que dar explicaciones. Otros mienten para reforzar la autoestima. En este caso, lo que queremos es no decepcionar o decepcionarnos a nosotros mismos y, por eso, se recurre al engaño para no tener que asumir una realidad o una visión de nosotros mismos que no nos gusta. También se miente porque se avergüenzan de su propia conducta. Se miente por imposición de un grupo, por protegerse, por conseguir un fin, por llamar la atención o porque la verdad les duele. Y también, existen personas que mienten o engañan, para poder manipular a las personas con las que interactúan. Manipulan para satisfacer sus propios deseos, aun en perjuicio del otro. En decir, en líneas generales, se suele mentir o engañar para protegerse, para obtener algún beneficio y para dañar a los demás.
“De una mentira nace la duda. De una duda nace la
desconfianza. De la desconfianza nace la distancia. Y de la distancia nace el
olvido”.
El que miente tiene un problema. Está claro que mentir está muy feo, y mentir por la razón que sea, entraña un riesgo, ya que, la persona a la que engañamos o mentimos no está teniendo el derecho a decidir si prefiere “las mentiras o la verdad”. Desde el punto de vista psicológico, la mentira puede ser un mecanismo de defensa de ocultación o de maldad.
¿Cómo reaccionar a la mentira o el engaño? El especialista distingue entre dos
tipos de mentiras, las de ocultación (se omite información, se esconden hechos
importantes o no se ofrece una claridad en el relato) y las de falsificación
(se inventa una historia, se trata de una fabulación donde la persona crea una
historia con un objetivo, como manipular, quedar bien, competir, proteger, desacreditar, dañar, etc...).
Las mentiras duelen, duelen cuando van dirigidas a atacar tu dignidad y perjudicar tu persona, y duele más, cuando son tus propios hermanos los que se ensañan contigo. Hay mentiras intencionadas que hacen un daño irreparable, y las personas que son capaces de tales acciones, deben estar podridas por dentro, porque nadie que tenga un mínimo de sensibilidad y conciencia de lo que ese hecho significa, sería capaz de hacerlo. Gracias a que tú no eres como ellos, puedes intentar gestionar el dolor. Hay quienes se preguntan si se puede perdonar a alguien que eligió hacerte daño. Tomando conciencia te das cuenta de que el perdón no se trata de aceptar o excusar su comportamiento, se trata de dejarlo ir y evitar que su comportamiento destruya tu corazón, para que poco a poco vaya sanando sus heridas.
Frente a las mentiras, la mayoría de nosotros solemos
reaccionar con rabia, impotencia, enfado o frustración. La realidad es que a
nadie nos gusta que nos mientan. Cuando nos engañan o nos mienten, nos
sentimos traicionados y se genera en nosotros una gran desconfianza hacia la
persona que lo ha hecho. Pero no solo hacia esa persona. La rabia y frustración
también la podemos sentir hacia nosotros mismos por el simple hecho de haber
caído en esa trampa sin habernos dado cuenta. La rabia es una emoción que nos ayuda a gestionar la
mentira, los engaños y las injusticias. Esa rabia serena que se expresa
diciendo “así no y así sí”.
“El mentiroso si no puede convencerte, intenta confundirte”. Si
te han engañado, o te han mentido, se está cometiendo una injusticia. Por lo
que tienes el derecho a expresarlo, simplemente diciendo, lo
que no quieres o lo que no vas a permitir. Reivindicar la verdad frente a la infame mentira. Y, de esta manera, estarás marcando tus propios
límites.
“Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por una
mentira”: Mahatma Gandhi.
Fotografía: Internet
No hay comentarios :
Publicar un comentario