Promover la fraternidad familiar en el mundo, empieza en la familia...
El 4 de febrero se celebró el Día Internacional de la
Fraternidad Humana, Familiar, proclamada por La Asamblea General de las Naciones Unidas, en
su resolución 75/200. Construir un mundo más fraterno es una tarea a la que
todos estamos llamados independientemente de la pertenencia a una raza, clase o
religión.
La fraternidad es también entendida como la amistad o el
afecto entre las personas cuando estas se relacionan entre sí como iguales.
Ella implica respeto y consideración a la persona del otro; solo así se
propicia la convivencia pacífica, civilizada y fraternal.
Estas acciones sencillas y cotidianas, aunque parezcan muy pequeñas y comunes, al repetirlas en el tiempo, van creando una nueva dinámica que muestra cómo la vida no es simplemente tiempo que pasa, sino un tiempo de encuentro con los demás.
Hablar de fraternidad en familia, con nuestros hijos, implica inculcar unos valores como la solidaridad, el respeto, la empatía y la armonía. En este sentido el hogar es un buen punto de inicio para cultivarla, ya que es el primer ámbito familiar y social donde es posible poner esos valores en práctica.
“La relación entre los hermanos se profundiza con el paso del
tiempo, y “el vínculo de fraternidad que se forma en la familia entre los
hijos, si se da en un clima de educación abierto a los demás, es una gran
escuela de libertad y de paz”. (La alegría del amor, n. 194)
Los hermanos son la experiencia primaria, la más originaria e
íntima, de la diversidad individual en base a la igualdad de origen. Una
experiencia clave para vivir la fraternidad, la igualdad y la libertad de los
ciudadanos en una sociedad democrática.
La fraternidad familiar se refiere a la conexión y el vínculo
emocional que une a los miembros de una familia. Este concepto abarca no solo
la relación biológica, sino también la solidaridad, el apoyo mutuo y el amor
que se manifiestan entre padres, hijos, hermanos y otros parientes. La
fraternidad familiar se considera un pilar fundamental en la estructura social,
ya que fomenta la cohesión y el bienestar emocional de sus integrantes.
Entre las características más destacadas de la fraternidad
familiar se encuentran la comunicación abierta, el respeto mutuo y la empatía.
Estas cualidades permiten que los miembros de la familia se sientan cómodos al
compartir sus pensamientos y emociones, lo que fortalece los lazos familiares.
Además, la fraternidad familiar se manifiesta desde el amor, en la disposición
de los miembros para ayudar y apoyarse en momentos de necesidad, creando un
sentido de pertenencia y unidad.
La fraternidad familiar se manifiesta en innumerables
momentos de la vida cotidiana. Desde el apoyo en momentos difíciles, como
enfermedades o pérdidas, hasta la celebración de logros y festividades, cada
interacción cuenta. Pequeños gestos, como un abrazo, una palabra de aliento o
simplemente pasar tiempo juntos, son ejemplos de cómo la fraternidad familiar
se expresa en la vida diaria. Estos momentos son los que construyen y
fortalecen los lazos familiares a lo largo del tiempo.
A pesar de su importancia, la fraternidad familiar, en la actualidad, enfrenta diversos desafíos. Factores como las familias desestructuradas, como la devaluación de los valores familiares llevan al desapego y a la falta de respeto al pilar fundamental de la sociedad, todo fomentado desde un gobierno que busca el conflicto y la confrontación generacional, haciendo que la convivencia se convierta en un infierno afectando a la estabilidad emocional, a lo que se une el estrés laboral, la falta de tiempo y las diferencias generacionales, pueden dificultar la construcción de relaciones sólidas dentro de la familia. Pero, por desgracia, también se puede dar el caso de familias estructuradas, consolidadas y educadas en principios y valores, que llegados a mayores se unen ocho hermanos contra una hermana (ellos que hicieron derramar lágrimas de sangre a sus padres), y sin piedad se ensañan y la desprestigian por doquier, con el fin de que la desprecien, pero son tan hipócritas que fingen tenerle mucho amor y no saber qué le pasa. Lo más terrible es, que una de las hermanas, cual Caín cegada por la envidia, ha tenido intención de quitarle la vida, asfixiándola mientras dormía... Pero por ellos no corre sangre por sus venas, no hay uno capaz de recapacitar y decir, pero ¿qué nos pasa? ¿qué estamos haciendo? No hay conciencia ni pudor ni temor y se arropan y se protegen hasta el límite de deshonrar el honor de unos padres admirables. Desafíos y acciones imperdonables pueden llevar a la desintegración de la fraternidad familiar, lo que puede tener consecuencias negativas para el bienestar emocional de sus miembros. Gracias a la fe, sabemos que este proceder despreciable lo ve Dios y sabe lo que guardan en su corazón cada uno de ellos y aunque traten de protegerse, al atardecer de la vida tendrán que dar cuenta de ello... Es fundamental abordar estos problemas para que la verdad salga a la luz y mantener la unidad familiar libre de recelos.
En la actualidad vemos como las relaciones familiares han ido cambiado, porque la familia ha sido devaluada, pero en nuestra cultura la familia extendida ha tenido un papel crucial: abuelos, tíos y primos han estado profundamente involucrados en la vida cotidiana. Fomentar la fraternidad familiar requiere un esfuerzo consciente por parte de todos los miembros. Reuniones, comidas familiares, fomentar encuentros para conversar y rememorar recuerdos cargados de emociones, consolida el cariño verdadero de unión que enlazan las raíces y fortalecen los lazos de sangre. Además, es importante establecer tradiciones familiares que promuevan la unión y el sentido de pertenencia. La práctica de la gratitud y el reconocimiento de los logros de cada miembro también contribuyen a crear un ambiente de apoyo, amor y unidad.
En la era digital, la tecnología ha transformado la forma en que las familias se comunican y se relacionan. Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería permiten a los miembros de la familia mantenerse conectados, incluso a larga distancia. Sin embargo, también es importante equilibrar el uso de la tecnología con interacciones cara a cara, auténticas y sinceras, ya que estas últimas son fundamentales para fortalecer la fraternidad familiar enraizada en los vínculos de sangre.
Aunque por experiencia puede ahogarme la pena, por cuna puedo decir, que por tener hermanos he aprendido, desde mi infancia, el milagro de la libre diversidad familiar, en base al respeto a una común
igualdad. Los hermanos son el mejor regalo que unos padres pueda dar a sus
hijos. El vínculo de fraternidad es la mejor forma de aprender a ser generoso, tolerante, justo y paciente, a saber respetar, escuchar y acompañar, a ser compasivo y
misericordioso, a estar dispuesto a atender, cuidar y ayudar a los que –aunque cada
uno sea diferente como persona– son mis iguales por compartir el mismo
origen amoroso de los mismos padres.
Fotografía: Internet
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