¿Qué es el feminismo? El feminismo es un movimiento político, social, académico, económico y cultural, que busca crear conciencia y condiciones para transformar las relaciones sociales, lograr la igualdad entre las personas, y eliminar cualquier menosprecio y forma de discriminación o violencia contra las mujeres.
Si preguntas qué es el Feminismo, dependiendo de a quién le preguntes,
puedes recibir múltiples respuestas. Es fácil escuchar que el feminismo es eso
que quieren las histéricas esas, que las mujeres sean superiores a los hombres
y algún otro temible plan de dominación mundial. Pero, en realidad, el feminismo
no tiene nada que ver con esa exagerada caricatura, sino que es el principio de
igualdad de derechos de la mujer y del hombre, es decir el derecho de las
personas.
Feminismo, es un movimiento que lucha por la realización
efectiva en todos los órdenes del feminismo. Son esas ideas de igualdad las que
crean un movimiento de personas alrededor del mundo entero, tanto hombres como
mujeres, que quieren usarlas para transformar el mundo, un mundo en el que las
mujeres por el hecho de serlo no vean en peligro sus derechos fundamentales. Un
mundo que no debería ser así, y por el que desde hace más de cien años que se
lucha.
Lo llamativo es que después de tantos años de “lucha” aún a
día de hoy las desigualdades siguen existiendo, desigualdades que ya tendrían
que estar eliminadas, y me refiero a una de vital importancia, como la del
salario, a igual desempeño de trabajo, igual salario, pues no, todavía se le
paga a la mujer 20 y 30 por ciento menos que a los varones. Hemos tenido
ministras ladradoras, pero poco efectivas. Ministras que han llevado el
feminismo a límites del delirio que ronda el delito. No se puede crear normas
para acorralar, sistemáticamente, a nadie, por ser varón, y menos para humillar
a la mujer.
Feminismo radical o ¿misandria? El varón está acorralado. En el
feminismo hay voces discordantes, porque el feminismo se ha llevado a extremos aberrantes.
Giménez Barbat, hace un tiempo aseguró, que ya rehúye de las etiquetas tras
haber luchado en el pasado por un feminismo “liberal”, en la actualidad, será
paradójicamente tachada de todo por defender al sexo débil, es decir, al
hombre. Aunque “si el feminismo es la defensa de igualdad en derechos y
oportunidades, claro que soy feminista”, asegura la política y antropóloga
catalana. No está la anterior definición muy alejada del concepto que tiene
Pablo de Lora de este, en exceso, manoseado término: “Me considero feminista
como cualquier persona que considere que, a la hora de distribuir las cargas y
beneficios sociales resultado de la cooperación social, o para poder gozar de
los derechos básicos, el sexo es una categoría moralmente irrelevante”. Paula
Fraga, abogada penalista y de familia, sí se dice abierta y explícitamente
feminista “clásica”, entre otros motivos porque se posiciona “a favor de la
abolición de la prostitución y en contra de la ideología de género”. La también
columnista gallega asegura que “hay que pelear el término feminismo porque nos
lo han usurpado”. Además, esta feminista militante, denuncia que “en nombre del
feminismo se están haciendo auténticas barbaridades”.
A lo largo de la historia, las posturas radicales e
intransigentes han sido mal vistas y hasta se han convertido en obstáculos para
grandes movimientos políticos, religiosos e ideológicos.
El Feminismo es la “Ideología que defiende que las mujeres
deben tener los mismos derechos que los hombres” esa es la raíz. Entonces, si
hablamos de igualdad de derechos y no de supremacía o dominio, ¿por qué en
muchos discursos y acciones se siente que esto es una guerra de sexos?
Anteriormente desconocía el verdadero propósito del
feminismo, llegando a pensar que simplemente era una postura extremista, como
el machismo, pero de la mujer. Y sé que son muchas las personas aún lo creen
así. Pero esta postura, que numerosas personas hacen llamar “feminismo
radical”, es en realidad misandria, la tendencia que consiste en el desprecio a
los varones.
Yo como mujer, entiendo que queremos ser iguales en derechos,
oportunidades y responsabilidades; eliminando el sexismo y la opresión que trae
como consecuencia. Entiendo que (hombres) varones y mujeres podemos ser
feministas. Y entiendo, por sobre todas las cosas, que para mí ser feminista es
una decisión: la decisión de ser la mujer que quiero ser y no la que las normas
me obligan y la sociedad me indica.
Y en cuanto a la polarización que muchas han querido darle al
feminismo, ejerzo mi humilde derecho a opinar: si bien esta ideología lucha y
habla por el bando de las mujeres, no quiere decir que los problemas de los
varones son irrelevantes para nosotras. Lo importante es que las personas
eliminen los estereotipos y que entiendan que hablar desde un bando no te hace
enemigo del otro. Una feminista, no debería caer en la misandria, es
simplemente incompatible con la lucha por la equidad. Las desigualdades e injusticias no
quedan sin respuesta, la lucha por los derechos continúa.
Dios creó al hombre: varón y mujer los creó. Y la mujer ha
parido a toda la humanidad. Yo soy madre, pero tengo padre, hermanos, marido,
hijo, nietos, amigos… y que bueno compartir la vida en amor y armonía. Yo no
puedo odiar al varón, porque los varones son parte de mí; no se puede
alegremente buscar venganza, la Justicia debe actuar con justicia, porque las
denuncias falsas están haciendo mucho daño a padres, hijos y abuelos.
Por si fuera poco, hace unos días se han aprobado unas normativas que recogen 461 medidas contra la “violencia machista”. ¿Es necesario? Yo me pregunto ¿con tantas medidas queda espacio para convivir en pareja? No sería mejor crear espacios de encuentro, para que las parejas puedan hablar sobre sus desencuentros y poder conectar con las emociones que les une y hacer que la convivencia sea más sincera, armoniosa y amigable. "Todos estos aspectos están reflejados en otras normas, Las nuevas disposiciones servirán para reforzar las anteriores que, aunque sean muy completas siempre necesitan de un respaldo para asegurar su cumplimiento". Esto viene a decir que hay suficientes normas, pero para respaldarlas ¿se crean más normas? Estas normas pueden llegar a ser un arma de doble filo, porque son utilizadas para culpabilizar, sí o sí, sin derecho a defensa, eso es una injustica, todos tenemos derecho a la presunción de inocencia y a un juicio justo…
"Todos estos aspectos están reflejados en otras normas, Las
nuevas disposiciones servirán para reforzar las anteriores que, aunque sean muy
completas siempre necesitan de
un respaldo para asegurar su cumplimiento". Esto viene a decir que hay suficientes normas, pero para respaldarlas ¿se crean más normas?
Por lo que se ve, el feminismo español "no busca la equiparación en igualdad, sino todo lo contrario, busca la segregación legal, por cuestión de sexo". Las denuncias falsas es una lacra que queda impune, está lacra deja víctimas lacerantes que quedan marcadas de por vida. Hijos huérfanos en vida; padres que se les niega su derecho a ejercer como padres, con las consecuencias emocionales que sufren y afectan de por vida a los hijos. Y mira que es grave este tema y sus consecuencias, para alzar la voz pidiendo justicia, fuera ideologías nefastas, pero nadie se atreve a llevar la contraria a este feminismo radical, para no ser tachado de "negacionista". Nadie niega que hayan maltratadores y maltratadoras, lo que se pide es juicios justos, no linchamiento sistemáticos sin escapatoria posible a un enjuiciamiento injusto, la revancha no es justicia...
Yo no quiero que maltraten a mi hija, pero tampoco quero que acusen falsamente a mi hijo. No nos presenten a todos los varones como maltratadores. No neguemos que hay maltratadores, y sobre los maltratadores, que caiga todo el peso de la ley, pero no se puede aceptar denuncias falsas y condenar a tantos inocentes, porque mujeres malas, también las hay... Sé de chicos que se han suicidado por culpa de denuncia falsa, y como consecuencia hay madres que sufren por sus hijos, hijos que no pueden ver a sus padres, abuelos que no pueden ver a sus nietos; una cadena de sufrimiento y el daño colateral puede llevar a enfermedades mentales y a amarguras de por vida.
Justicia para las mujeres maltratadas y justicia para los varones acusados falsamente.
Fotografía: Internet
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