sábado, 22 de febrero de 2025

La salud es un tesoro

 


La primera riqueza en sentido material— es la salud, decía Emerson: No basta con vivir a secas; la gracia está en hacerlo con buena salud.

Sería absurdo poner en duda lo importante que es la salud para cualquier persona. Un viejo proverbio árabe dice: “aquel que tenga salud tiene esperanza; y aquel con esperanza, lo tiene todo”. Pero, la salud es tan frágil, que de un momento para otro nos puede cambiar la vida.

La salud es tan importante para las personas, que nuestra Constitución la recoge en su artículo 43 como un derecho vital de los ciudadanos. Pero más allá de que sea un derecho legal, la salud es un verdadero tesoro personal para cada uno de nosotros. La salud es un tesoro, pero no lo valoramos hasta que no lo perdemos. 

La buena salud es necesaria para mejorar la calidad general de vida de una persona. Una mejor calidad de vida nos lleva sin ninguna duda a un aumento de nuestro rendimiento y eficiencia en general, permitiéndonos un mejor control sobre nuestra propia vida. Cuando uno goza de buena salud, vas y vienes imparable, cada día te levantas y a seguir con la rutina diaria, pero cuando tienes algún malestar o dolencia corporal, es cuando te das cuenta la importancia de gozar de una buena salud.

Nuestro cuerpo pareciera el más fuerte de todos, el que a diario tiene que sacar las fuerzas para afrontar el día a día, el que pensamos que nunca se romperá ni se fracturará. En este sentido, los profesionales del área de la salud tienen importantes retos en su práctica, ya que tienen que estar constantemente actualizados para conocer las enfermedades, tratamientos de vanguardia y sobre todo, conservar ese espíritu humanitario para atender a las personas que así lo requieran con base en una actitud ética, social y de servicio.

La salud es un tesoro que vale más que el oro; la salud no tiene precio y quien la arriesga es un necio; la salud no es conocida hasta que es perdida, y una por demás importante, más vale prevenir que curar. En cada uno de estos proverbios o refranes late la sabiduría de nuestros antepasados para recordarnos que la salud está por encima de todo y, como decimos coloquialmente, mientras haya salud, todo es posible.

Se dice y no deja de ser verdad, que solo sabemos apreciar lo que tenemos cuando lo hemos perdido. Eso es parte intrínseca de la naturaleza humana, el echar de menos aquello que ya se fue, a ese alguien que ya no está en nuestras vidas o esos momentos desaprovechados que ya no volverán...

La salud es sin duda una de esas cosas que más se echan en falta cuando la perdemos.  Verte en la cama de un hospital siempre impresiona, pero a veces se hace necesario para poder remontar las dificultades que nos presentan las enfermedades.  Cuando gozamos de salud estamos pletóricos, nos sentimos bien, llenos de vitalidad y energía, con grandes proyectos y expectativas, disfrutando de cada nuevo amanecer que nos da la vida; creemos que es lo normal y pensamos que siempre será así, pero la realidad nos demuestra lo contrario.

A veces y de improviso, aparecen nuevas circunstancias que irrumpen con algún mal y nos privan de esa felicidad silenciosa de la que apenas somos conscientes. Porque la enfermedad llega sin avisar y te cambia todos los planes. Existen enfermedades que te sorprenden en la flor de la vida, otras llegan y se van, otras que persisten en el tiempo y te limitan la vida y poco a poco van socavando los ánimos. De alguien que siempre está enfermo se dice "que tiene una mala salud de hierro". La mejor forma de afrontar las enfermedades, es con tranquilidad y paciencia, pero sobre todo, hay que tener fe y encender la esperanza que impulsa los ánimos y la positividad. 

La salud es un tesoro frágil: basta un poco de viento, una comida defectuosa o un virus para que la enfermedad entre con fuerza en la propia vida, y también las enfermedades pueden ser, genéticamente, heredadas. La salud es un tesoro sin la cual, no podemos llevar la vida con cierta normalidad, todo gira en pos de cómo responda el cuerpo, tanto como para llevar a cabo las obligaciones personales, como para embarcarse en nuevos proyectos.

La salud es un tesoro invaluable que a menudo subestimamos hasta que enfrentamos su pérdida. Mantener una buena salud no solo implica la ausencia de enfermedades, sino un equilibrio armonioso entre el cuerpo, la mente y el espíritu. En la actualidad, donde el ritmo de vida es vertiginoso y las demandas son constantes, es esencial reconocer la importancia de cuidar nuestra salud como una prioridad fundamental.

En resumen, la salud es uno de nuestros bienes más preciados desde el punto de vista personal, pero también como sociedad. Es difícil que un país funcione bien si sus ciudadanos no gozan de buena salud. El sistema sanitario español, tanto el sistema público como las compañías privadas, se encarga de velar por nuestra salud. Ambos son necesarios y complementarios y de ambos podemos sentirnos orgullosos pues son uno de los grandes privilegios de los que disponemos.

No lo olvidemos, no se echa de menos la salud hasta que se pierde y como bien decía Gandhi: Es la salud el bien más preciado y no el oro o la plata.

Sabemos que la salud hay que cuidarla, pero también sabemos que el cuerpo es débil y las enfermedades, a veces son inevitables, pero siempre podemos recibir fuerzas desde la fe. Como reza un himno de la liturgia de las horas, podemos pedirle a Dios fuerza para cuando nos llegue una enfermedad:

Basta recordar la tradición de la Iglesia y lo que significa ofrecer los propios dolores, unidos a los de Cristo, con la esperanza de fortalecer nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.  Todo es más soportable y más llevadero desde la fe. Yo estoy en manos de Dios y a Él confío mi vida...

 


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