"El que no es suficientemente cortés, no es suficientemente humano". Petrus Jacob Joubert
La cortesía es un acto de amabilidad, donde se demuestra la
buena educación y se manifiesta la atención el respeto o afecto que se tiene hacia
otra persona.
Los buenos modales forman parte de las normas de convivencia
dentro de una sociedad. Por eso, es importante que se enseñen normas de cortesía
a los niños desde pequeños para que sepan cuáles son los comportamientos
adecuados según los diferentes entornos y situaciones en las que se encuentren.
Cortesía deriva de la palabra cortés que se emplea para
referirse a la persona atenta y afable. Como sinónimos de cortesía están las
siguientes palabras: amabilidad, cordialidad, educación, cumplido, finura,
consideración o protocolo. Por lo tanto, cortesía es una demostración de
respeto y educación que se expresa a través de las buenas costumbres.
Tenemos que reconocer que hoy los buenos modales no se manifiesta entre los jóvenes. A los mayores sí que nos educaron en valores de convivencia, en la certeza de que la cortesía y la urbanidad hace mejor al mundo. El mundo de las relaciones sociales es demostrar que somos humanos y semejantes con un trato de respeto y amabilidad, pero la urbanidad hoy brilla por su ausencia.
La cortesía es, por encima de todo, un valor personal. Si
bien es cierto que de niños a todos nos enseñan unas normas básicas de
cortesía y convivencia, pero la clave para que estas sean efectivas y útiles es
siendo conscientes de ellas para practicarlas con normalidad.
La cortesía es sinónimo de amabilidad, así como de reconocimiento hacia la otra persona, es por tanto una forma de respeto universal que todos deberíamos practicar para disfrutar de unas mejores relaciones interpersonales. Algo de lo que todos nos hemos dado cuenta es del poder que encierran los pequeños gestos positivos del día a día. Un “gracias” un “¿cómo estás?” o un “cuídate mucho” son esos rituales que tanto nos ayudan a conectar los unos con los otros.
La cortesía es algo más que simple buenas costumbres que nos enseñan desde la niñez. Son aspectos que van más allá de dejar pasar antes de entrar, de dar las gracias, de ceder el asiento o de escuchar antes que hablar… Aquel que no es cortés no empatiza con sus semejantes. Además, es común que se priorice a sí mismo, en una actitud orgullosa o desafiante. La cortesía es una estrategia que nos permite adaptarnos mejor a nuestros contextos. La personalidad que carece de educación pretende que sean los demás quienes se adapten a ella.
Seguro que en alguna ocasión te habrás sorprendido al encontrarte con una persona desconocida que actúa con exquisita afabilidad, ofreciéndote ayuda o apoyo de forma espontánea. En un primer momento nos sentimos sorprendidos ante estos comportamientos y pensamos que buscan algo a cambio. Creemos que esa espontaneidad y nobleza tan acogedora no es normal, sin embargo, lo es. Las personas amables son afables y se caracterizan por una apertura emocional auténtica, este tipo de persona son las que hacen de este mundo un escenario mucho mejor.
"Es la naturaleza la que da la nobleza en la conducta;
pero la educación, con todo, enseña las reglas". Eurípides.
El principio de cortesía tiene un importante papel en la
regulación de la comunicación. Ser educado es una forma estratégica
de prevenir el conflicto y fomentar el respeto, lo que permite a la gente
sentirse cómoda al comunicarse y evitar tensión en las relaciones, pero hay casos muy particulares que es necesario dejar que corra el aire... Por eso, las
principales investigaciones actuales sobre cortesía las están llevando a cabo
lingüistas, que analizan la categoría de cortesía en diferentes lenguajes.
Hasta el momento, los análisis realizados indican que esta está representada en
todos ellos, que existen marcadores universales que forman un microsistema de
expresiones educadas que se utilizan por los hablantes para establecer
relaciones amigables en la interacción verbal, su número es diferente de unos
lenguajes a otros. En la mayoría se incluye como cortesía honrar y respetar a los
mayores, y en el francés la cortesía es la cualidad humana más importante.
"Lo cortés no quita lo valiente". Hoy abunda la falta de cortesía, creo que si todos fuéramos
más corteses, seríamos más felices sin perder un ápice de nuestra libertad, y
si la cortesía fuera la norma, la convivencia sería más agradable entre
familiares, amigos, compañeros, y podríamos seguir programas y debates
políticos sin apagar la televisión, enterándonos así de cuestiones importantes
que nos afectan como ciudadanos.
El respeto es cortesía. Una persona malévola y envidiosa no demuestra respeto. Cuando una persona no tiene respeto por alguien es capaz de dañarla y de levantar falsos testimonios para desacreditarla, una persona que no respeta "es un peligro". La frecuente falta de cortesía produce un deterioro en la vida social de consecuencias muy negativas a corto y largo
plazo. La descortesía hiere con sus pinchazos tanto como la cortesía calienta
el corazón. Los psicólogos saben que representar un papel que no coincide con
nuestras ideas, hace que al cabo del tiempo esas ideas cambien y se adecúen al papel
representado. Quizá no sea mala idea tratar de ser más corteses en nuestro día a día, para que se vuelva costumbre: como indicó
La Bruyère, "la cortesía hace parecer a las personas por fuera como deberían
ser por dentro".
"La cortesía que debe presidir nuestras actuaciones
cotidianas se fundamenta principalmente en el respeto y la comprensión hacia
todos". Confucio.
Fotografía: Internet
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