Y, ¿qué es la ansiedad? Para explicarlo rápidamente se puede
utilizar una metáfora: La ansiedad es al sistema psíquico lo que el dolor es al
sistema físico, es decir, al cuerpo.
La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en
situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o
interno.
Realmente la ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e
inquietud. Puede hacer que sudes, te sientas inquieto y tenso, y con palpitaciones, estas son reacciones normales frete al estrés. Pero, habría que diferenciar
entre miedo y ansiedad: miedo (el sujeto conoce el objeto externo y delimitado que le amenaza y
se prepara para responder) y ansiedad (el sujeto desconoce el objeto, siendo la
amenaza interna y existiendo una dificultad en la elaboración de la respuesta).
La ansiedad puede afectar a las personas de muchas maneras
diferentes, con síntomas tanto físicos como psicológicos. Entre los síntomas
psicológicos más comunes causados por la ansiedad están la inquietud, la
irritabilidad, la dificultad para concentrarse y la sensación de estar "en
las espinas". Las personas que sufren ansiedad a menudo experimentan
síntomas físicos, como cansancio, mareos, palpitaciones, tensión muscular, dolor de cabeza, dificultad para dormir, dolor de estómago, dificultad
para respirar o falta de aliento, ataques de pánico.
A menudo, la causa de la ansiedad está relacionada con eventos conocidos, como una situación estresante por problemas familiares, problemas de relación o problemas en el trabajo. También puede estar relacionado con una fobia conocida, como el miedo a las alturas, a volar, a las arañas etc., que provoca una sensación de ansiedad al acercarse a lo que provoca la inquietud.
El origen del trastorno de la ansiedad, no siempre está claro, porque muchas veces no sabes el por qué te sientes ansioso o
qué desencadena ese estado emocional, y en ese caso, es difícil encontrar la
solución al problema si no se conoce la razón que la desencadena.
Todos hemos sentido ansiedad o preocupación de vez en cuando,
especialmente cuando una persona tiene que enfrentar situaciones de responsabilidad que pueden
resultar estresantes como hablar en público o ir a una entrevista de trabajo.
Esto ocurre porque la ansiedad es una emoción común y normal de las personas
frente a situaciones estresantes y de incertidumbre y la emoción cumple una
función útil que permite adaptarnos a la vida.
Este tipo de ansiedad puede hacerte estar alerta, ayudándote a ser más productivo
y a realizar el trabajo de manera más eficiente. Por el contrario, hay momentos en los que la ansiedad más que
resultarnos útil se convierte en un obstáculo para llevar una vida normal. Esto
ocurre cuando aparecen síntomas de ansiedad sin motivos aparentes, o bien, que
el nivel de ansiedad sea desproporcionado respecto al peligro real que supone el acontecimiento.
Normalmente la ansiedad aparece en épocas de nuestra vida en
las que se juntan diversas situaciones estresantes. Hoy en día es habitual
sufrir ataques de ansiedad. La situación por la que hemos pasado estos últimos años
y la incertidumbre que aún nos acompaña, ha disparado este trastorno, y si
añadimos la particularidad de las diferentes inquietudes que vivimos diariamente, también podrían
explicar que la ansiedad sea una emoción habitual en el día a día.
Lo que habitualmente llamamos ataque de ansiedad o de pánico, es una reacción desmesurada del nivel de ansiedad con el que vivimos
habitualmente y se manifiesta tanto a nivel psicológico como fisiológico. Así, que
no solo está implicado nuestro estado emocional y mental, sino también nuestro
cuerpo. Por eso hay veces que sentimos esa sensación de ahogo y nos preguntamos
el por qué, pero no nos damos cuenta que vamos acumulando situaciones estresantes, aunque a
veces no seamos consciente de ello y el cuerpo lo manifiesta. Tampoco hace
falta estar en un lugar determinado para que aparezca la ansiedad, de hecho, en
algunos casos se produce un ataque de pánico en situaciones relajadas como
estar viendo la televisión, por ejemplo.
Todos en algún momento hemos padecido algunos de los síntomas
de la ansiedad: sensación de ahogo, boca seca, presión en el pecho, sudoración,
palpitaciones, pero, sabiendo que es una situación puntual, nos ayuda a
controlarnos para que pase pronto el mal trago. Otra cosa es que se esté en un
estado de ansiedad permanente, entonces estaríamos hablando de un grave problema y
hay que buscar ayuda psicológica.
La ansiedad se activa como respuesta, en general se presenta cuando detectamos un peligro y todo nuestro cuerpo se activa preparándose para
dar una respuesta de lucha o huida. La psicóloga Laura Fuster cuenta, que la
ansiedad se convierte en un problema cuando detectamos peligros donde no los
hay o su probabilidad de ocurrencia es muy baja. En este sentido, casi
cualquier situación que califiquemos como peligrosa para nosotros puede
generarnos ansiedad. Pero, cuidado, cuando vivimos un tiempo con ansiedad suelen aparecer problemas de sueño, de alimentación, descenso en la atención,
la memoria, la concentración..., y lo malo es que dejamos de hacer cosas que nos gustan, lo
que a su vez, aumenta la ansiedad, y si no reaccionamos y nos dejamos llevar,
entramos en un círculo difícil de romper sin ayuda.
Muchas personas que han padecido un ataque de pánico piensan
que les va a dar un ataque al corazón o que se van a volver locos, pero dentro de esa confusión, tenemos que saber controlarnos para mantener la calma, por lo que
habría que trabajar esos pensamientos para que no influyan en el ánimo del día a día.
«Tenemos que conocer los pensamientos que han surgido a raíz del ataque de
pánico y cuáles han podido producirlo. Existen errores de pensamiento muy comunes
como la anticipación, la generalización, el pensamiento dicotómico o
catastrófico que pueden llevarnos a vivir con ansiedad situaciones que
realmente son neutras», concluye la psicóloga.
En el caso de que nos dé un ataque de ansiedad y aunque tengamos
la sensación de pérdida de control y de no ser capaces de remediarlo, debemos
tener presente que «es algo temporal» y que si ponemos de nuestra parte,
«vamos a conseguir superarlo».
Recuerde que la ansiedad ocasional es parte normal de la vida, y muchas personas se preocupan a menudo por problemas cotidianos, sin ningún motivo aparente. Preocupémonos lo justo y necesario; a lo irrelevante no le demos importancia.
Alguien dijo que: «Si un problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene, ¿por qué te preocupas?». Pues eso...
Fotografía: Internet
No hay comentarios :
Publicar un comentario