sábado, 17 de septiembre de 2022

La ansiedad

 


Y, ¿qué es la ansiedad? Para explicarlo rápidamente se puede utilizar una metáfora: La ansiedad es al sistema psíquico lo que el dolor es al sistema físico, es decir, al cuerpo.

La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno.

Realmente la ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. Puede hacer que sudes, te sientas inquieto y tenso, y con palpitaciones, estas son reacciones normales frete al estrés. Pero, habría que diferenciar entre miedo y ansiedad: miedo (el sujeto conoce el objeto externo y delimitado que le amenaza y se prepara para responder) y ansiedad (el sujeto desconoce el objeto, siendo la amenaza interna y existiendo una dificultad en la elaboración de la respuesta).

La ansiedad puede afectar a las personas de muchas maneras diferentes, con síntomas tanto físicos como psicológicos. Entre los síntomas psicológicos más comunes causados ​​por la ansiedad están la inquietud, la irritabilidad, la dificultad para concentrarse y la sensación de estar "en las espinas". Las personas que sufren ansiedad a menudo experimentan síntomas físicos, como cansancio, mareos, palpitaciones, tensión muscular, dolor de cabeza, dificultad para dormir, dolor de estómago, dificultad para respirar o falta de aliento, ataques de pánico.

A menudo, la causa de la ansiedad está relacionada con eventos conocidos, como una situación estresante por problemas familiares, problemas de relación o problemas en el trabajo. También puede estar relacionado con una fobia conocida, como el miedo a las alturas, a volar, a las arañas etc., que provoca una sensación de ansiedad al acercarse a lo que provoca la inquietud. 

El origen del trastorno de la ansiedad, no siempre está claro, porque muchas veces no sabes el por qué te sientes ansioso o qué desencadena ese estado emocional, y en ese caso, es difícil encontrar la solución al problema si no se conoce la razón que la desencadena.

Todos hemos sentido ansiedad o preocupación de vez en cuando, especialmente cuando una persona tiene que enfrentar situaciones de responsabilidad que pueden resultar estresantes como hablar en público o ir a una entrevista de trabajo. Esto ocurre porque la ansiedad es una emoción común y normal de las personas frente a situaciones estresantes y de incertidumbre y la emoción cumple una función útil que permite adaptarnos a la vida.  Este tipo de ansiedad puede hacerte estar alerta, ayudándote a ser más productivo y a realizar el trabajo de manera más eficiente.  Por el contrario, hay momentos en los que la ansiedad más que resultarnos útil se convierte en un obstáculo para llevar una vida normal. Esto ocurre cuando aparecen síntomas de ansiedad sin motivos aparentes, o bien, que el nivel de ansiedad sea desproporcionado respecto al peligro real que supone el acontecimiento.

Normalmente la ansiedad aparece en épocas de nuestra vida en las que se juntan diversas situaciones estresantes. Hoy en día es habitual sufrir ataques de ansiedad. La situación por la que hemos pasado estos últimos años y la incertidumbre que aún nos acompaña, ha disparado este trastorno, y si añadimos la particularidad de las diferentes inquietudes que vivimos diariamente, también podrían explicar que la ansiedad sea una emoción habitual en el día a día.

Lo que habitualmente llamamos ataque de ansiedad o de pánico, es una reacción desmesurada del nivel de ansiedad con el que vivimos habitualmente y se manifiesta tanto a nivel psicológico como fisiológico. Así, que no solo está implicado nuestro estado emocional y mental, sino también nuestro cuerpo. Por eso hay veces que sentimos esa sensación de ahogo y nos preguntamos el por qué, pero no nos damos cuenta que vamos  acumulando situaciones estresantes, aunque a veces no seamos consciente de ello y el cuerpo lo manifiesta. Tampoco hace falta estar en un lugar determinado para que aparezca la ansiedad, de hecho, en algunos casos se produce un ataque de pánico en situaciones relajadas como estar viendo la televisión, por ejemplo.

Todos en algún momento hemos padecido algunos de los síntomas de la ansiedad: sensación de ahogo, boca seca, presión en el pecho, sudoración, palpitaciones, pero, sabiendo que es una situación puntual, nos ayuda a controlarnos para que pase pronto el mal trago. Otra cosa es que se esté en un estado de ansiedad permanente, entonces estaríamos hablando de un grave problema y hay que buscar ayuda psicológica.

La ansiedad se activa como respuesta, en general se presenta cuando detectamos un peligro y todo nuestro cuerpo se activa preparándose para dar una respuesta de lucha o huida. La psicóloga Laura Fuster cuenta, que la ansiedad se convierte en un problema cuando detectamos peligros donde no los hay o su probabilidad de ocurrencia es muy baja. En este sentido, casi cualquier situación que califiquemos como peligrosa para nosotros puede generarnos ansiedad. Pero, cuidado, cuando vivimos un tiempo con ansiedad suelen aparecer problemas de sueño, de alimentación, descenso en la atención, la memoria, la concentración..., y lo malo es que dejamos de hacer cosas que nos gustan, lo que a su vez, aumenta la ansiedad, y si no reaccionamos y nos dejamos llevar, entramos en un círculo difícil de romper sin ayuda.

Muchas personas que han padecido un ataque de pánico piensan que les va a dar un ataque al corazón o que se van a volver locos, pero dentro de esa confusión, tenemos que saber controlarnos para mantener la calma, por lo que habría que trabajar esos pensamientos para que no influyan en el ánimo del día a día. «Tenemos que conocer los pensamientos que han surgido a raíz del ataque de pánico y cuáles han podido producirlo. Existen errores de pensamiento muy comunes como la anticipación, la generalización, el pensamiento dicotómico o catastrófico que pueden llevarnos a vivir con ansiedad situaciones que realmente son neutras», concluye la psicóloga.

En el caso de que nos dé un ataque de ansiedad y aunque tengamos la sensación de pérdida de control y de no ser capaces de remediarlo, debemos tener presente que «es algo temporal» y que si ponemos de nuestra parte, «vamos a conseguir superarlo».

Recuerde que la ansiedad ocasional es parte normal de la vida, y muchas personas se preocupan a menudo por problemas cotidianos, sin ningún motivo aparente. Preocupémonos lo justo y necesario; a lo irrelevante no le demos importancia. 

Alguien dijo que: «Si un problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene, ¿por qué te preocupas?». Pues eso...


Fotografía: Internet

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