Dame, Señor, el don de la alegría,
que canta sin reservas la belleza del mundo,
la grandeza del hombre, la bondad de su Dios.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que me haga siempre joven, aunque los años pasen;
la alegría que llena de luz el corazón.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que colma de sonrisas, de abrazos y de besos
el encuentro de amigos, la vida y el amor.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que me una contigo, el Dios siempre presente,
en quien todo converge y en quien todo se inspira.
Dame, Señor, el don de la alegría,
que alienta el corazón y nos muestra un futuro
lleno de bendiciones, a pesar del dolor. Amén.
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