jueves, 30 de diciembre de 2021

Mi vida por tu abrazo


 

¡Ay! Mi vida por poder abrazarte, mamá... Cuando uno piensa en su madre, uno piensa en esa mujer que nos dio la vida, nos cargó por nueve meses dentro de ella mientras nos desarrollábamos y crecíamos. Y, después de nacer, nos cuidó cuando éramos totalmente indefensos. El amor de una madre es incondicional; no se puede comparar a ningún otro amor. Yo amo a mi madre con todo mi corazón, y a veces es difícil nombrar solo un par de razones para amarla cuando se tienen tantas, aunque yo la abrazo solo por una razón, la abrazo por ser mi madre. Mi vida por tu abrazo.

Está demostrado que el abrazo tiene un poder extremadamente curativo y eso es porque tiene que ver con la afectividad, la comunión con la especie, porque somos seres de relaciones cercanas y afectivas. El abrazo abarca la zona del corazón, ese contacto despierta hormonas, moviliza sentimientos, emociones y aviva lo endógeno, las raíces del ser.

Científicamente se ha comprobado que los abrazos tienen propiedades curativas, porque el contacto con otro despierta hormonas en nuestro cerebro que potencian el sistema inmunológico, lo que nos permite prevenir enfermedades. Las endorfinas liberadas tienen que ver con la oxitocina, denominada también la 'molécula del amor'; la serotonina, que tiene que ver con los estados de ánimo, lo emocional y la dopamina, que regula el humor, generando bienestar y armonía. Sumado a este proceso fisiológico, el abrazo también tiene el poder de hacernos sentir contenidos, protegidos y amados. Eleva nuestra autoestima, acompaña en momentos difíciles, transfiere energía y preserva la salud. Queda claro que, si nos abrazáramos más y nos enfrentáramos menos, seguro que todo iría mejor.

Pero si hay alguien que al verlos dan ganas de abrazarlos, es a los bebés. Ver a un niño pequeñito despierta ternura y de ahí esa necesidad de cobijarlo en nuestros brazos para protegerlo y darle seguridad y calor.

Todos hemos sido bebés. Pues, tal día como hoy, hace 98 años, nació mi madre y solo pensarla siendo un bebé, cierro los ojos y la arrullo entre mis brazos para protegerla. Ahora que siendo yo su hija, no iba a poder verla cuando nació. Ya bien agradecida estoy de tenerla como madre. No solo la conocí, sino que me engendró y la quise y me quiso.

Con mi madre mantuve una estrecha relación, sabía de sus sentimientos, desvelos y anhelos. La quise y la quiero. Cuando alguien me muestra una foto de su madre anciana, me digo, que suerte has tenido de poder disfrutar de la compañía de tu madre tantos años.

Dios tenía otros planes... A mí me hubiera gustado celebrar con mi madre sus años seniles, acariciarle su blanca cabellera, abrazarla, besarla en la frente, mimarla, consentirla, verla sonriendo y mirarla a los ojos para decirle cuanto la quiero; y por supuesto, también me hubiera gustado que mi padre hubiera llegado a la ancianidad, para cuidarlos y devolverles sus impagables desvelos. Pero, llevo sin mi padre cuarenta y un años y sin mi madre treinta años: muchos años huérfana...

Hoy me imagino estar sentada junto a mi madre, disfrutando de su compañía, con sus manos entre las mías sintiendo su calor y su cariño, y pasarnos las horas hablando de las cosas que a ella le gustaba recordar. Aunque me resigno, lloro al recordarla y desearía que bajara del cielo, aunque fuera un ratito, para apoyarme en su regazo y cerrar los ojos sintiendo el latido de la vida.

El abrazo de mi madre es todo lo que necesito cuando la vida se me viene abajo. Ella es esa fuente donde saciar mi sed, mi refugio donde recuperar fuerzas, mi almohada donde descansar.

Soñar con el abrazo de una madre significa amor y ternura y que la echamos profundamente de menos. Sí que te echo de menos… No hay amor más incondicional que el de una madre. Ella siempre sabe lo que necesitas y se acerca amorosa para calmarte.

Sé que tuve la mejor madre que podía tener, nada llenará el espacio que dejaste al marcharte. Hoy es tu cumpleaños y solo quiero decirte que te amaré por siempre. Todavía tengo en mi mente esa frase que por último me decías, "el mundo es para los que caminan sin miedo". Y sí, tienes razón. Vencer el miedo es lo que me ha permitido llegar hasta donde estoy en este momento. Por eso, sigo llevando ese pensamiento tan sabio para afrontar cada situación, porque la vida a veces nos pone en serios aprietos. Trato de aplicarlo en cada circunstancia determinante en mi vida y, por supuesto, me guío por tu valentía. Te quiero y te extraño todos los días de mi existencia. Por siempre agradecida, mamá.

Si los deseos se cumplieran... Mamá, hoy tú casi centenaria y yo con muchas décadas encima, me pasaría el tiempo sentada a tu lado con tus manos entre las mías hablando de nuestras cosas; pero, ya que no puede ser, cerraré los ojos y te abrazo con toda mi alma y mi corazón hasta sentir que te siento.

¡Feliz cumpleaños, mamá! Hoy es un bonito día para hablar de sentimientos. Para decirte lo mucho que te quiero y lo mucho que agradezco todos tus consejos y enseñanzas para que fuera por la vida respetando, valorando y agradeciendo, sin hacer daño a nadie... Mi madre me enseñó todo, menos cómo vivir sin ella.

¿Sabes mamá? Tú sigues poniendo mucha luz a esta vida mía… ¡Te quiero!


Fotografía: Internet

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