sábado, 18 de diciembre de 2021

El significado de la vida

 


El Significado de la vida es diferente según la cosmovisión de la gente. El término vida viene del latín vita y tiene varios significados. Puede significar tanto el espacio de tiempo que transcurre desde el momento de la concepción, algún momento de la gestación, o del nacimiento hasta la muerte, que puede ser de un ente o de un ser, de un cuerpo o de un organismo, como el ser en sí. También puede significar un fenómeno que anima y da vida a la materia; la existencia y la capacidad de los seres vivos para desarrollarse, reproducirse y mantenerse en un ambiente; la duración de los objetos; y también el modo o el conjunto de actividades o de acciones, de medios y de los procesos de relacionamientos para vivir. Para tener vida, un ser vivo necesita crecer, metabolizar, moverse, reproducirse o no, y responder a los estímulos externos.

El origen de la vida se ha explicado a través de muchas teorías, incluyendo astrónomos, biólogos, astrofísicos y religiosos. Algunos dicen que la vida microbiana es la más extendida en la corteza de la Tierra, y en varios lugares de las profundidades de los océanos. La vida tiene como base el carbono y la energía que se obtiene por la presencia de oxígeno libre en el aire o mediante la reducción de compuestos tales como sulfatos, etc... La vida es un misterio, pero el origen de la vida, solo Dios lo sabe.

La vida tiene una gran característica que es la descendencia, la capacidad que una forma de vida tiene para generar descendientes que son más o menos similares a sus padres, e incluso con algunas características propias. Este cambio caracteriza la evolución. Aquí nos encontramos con el estudio de la genética. El material genético se compone principalmente de ADN y ARN.

La vida según algunas religiones, es el estado del alma y del espíritu después de la muerte. También la vida es la unión del alma con el cuerpo, existe la vida del cuerpo que es mortal y la vida del alma que es eterna.

El hombre no solo vive como ser biológico, sino que es también un animal simbólico con la necesidad de trascender su materialidad para darle un sentido a su existencia más allá de los límites de lo físico.

El hombre crea cultura y significados y así como crece su cuerpo evoluciona su mente, creando distintos mundos que tratan de diferentes maneras de darle sentido a sus existencias.

La ciencia, la física cuántica, la ecología y otras disciplinas, nos muestran que el mundo no está hecho de cosas, sino de relaciones, y que la materia es solo una emergencia temporal de una red de relaciones dinámicas. Pero hasta ahora la historia del pensamiento occidental ha estado guiada por una visión del mundo materialista, centrada en lo que es cuantificable, lo que ha llevado a que nuestras relaciones sociales también estén centradas en lo material, especialmente en el dinero. De hecho, tanto Descartes como Galileo nos dijeron que solo es real lo que se puede medir, peso, longitud, velocidad, aceleración; mientras que belleza, sabores, justicia, verdad son entidades para ellos subjetivas.

Victor Frank (1905-1997), neurólogo y psiquiatra austriaco sobrevivió como prisionero en un campo de concentración nazi desde 1942 a 1945. Esta experiencia de extrema deshumanización y sufrimiento le permitió elaborar una teoría, la “Logoterapia”, y escribir el libro “El hombre en busca del sentido”.

Luego de haber pasado por situaciones límites pudo comprobar que todo ser humano puede encontrar una razón para vivir, incluso en condiciones de mucho sufrimiento. Frankl, fue sometido en el campo de concentración a continuos tormentos y humillaciones y tuvo que luchar por su existencia también con los prisioneros, por la comida, por la supervivencia y por las injusticias.

El exterminio nazi comenzaba por los más débiles y enfermos. Las personas eran reducidas a números sin identidad propia y la mayoría de los sobrevivientes eran los que habían perdido sus escrúpulos en la lucha por la supervivencia. Frankl se dio cuenta que frente a una situación desesperada el hombre se aferra a un hilo de ilusión, aunque no exista y a la curiosidad que siente por cual será el desenlace.

El cuerpo responde de una manera inusitada, se adapta a las carencias, a la falta de sueño, a la incomodidad, al hacinamiento, a la falta de higiene y se defiende de las infecciones pese a la suciedad; y en esas circunstancias críticas, se pierde el miedo a la muerte que se vislumbra como una liberación. La necesidad de comida no deja pensar en otra cosa, el deseo sexual desaparece y se pierde todo interés con excepción de la política y la religión.

En su caso particular, fue desprovisto de un manuscrito en el que registraba sus experiencias en el campo y frente a esta tragedia se dedicó a memorizar lo que recordaba. Pudo observar, que las personas que podían desarrollar una profunda vida espiritual eran capaces de aislarse interiormente y lograr la libertad interior, lo cual parecía fortalecerlos.

Descubrió que el amor, que es una fuerza salvadora, trasciende a la persona física y encuentra un significado espiritual más profundo; que el hombre puede sentirse feliz con sólo imaginar la contemplación del ser querido; y que hasta la belleza de la puesta de sol puede adquirir una dimensión espiritual y provocar un goce interior. La experiencia en el campo demuestra que el hombre siempre puede elegir conservar su libertad espiritual y su independencia mental.

El tipo de persona en que se convierte un prisionero es el resultado de su elección y no solamente sufre la influencia del entorno, porque aún en un campo de concentración un hombre puede conservar su dignidad humana. Es precisamente esta libertad espiritual que nadie nos puede quitar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.

Si el sufrimiento no tuviera sentido y dependiera de la casualidad, la vida no mercería la pena de ser vivida porque es el sentido del sufrimiento lo que nos mantiene vivos. El hombre que acepta su destino permite que su vida adquiera un sentido más profundo, puede decidir conservar su valor, su dignidad, su generosidad, su compasión o puede elegir comportarse como un animal.

Muchas veces la actitud que se adopta frente a una situación difícil es lo único que nos permite crecer espiritualmente más allá de nosotros mismos. Toda persona es irremplazable, por lo tanto, tiene que asumir la responsabilidad de su existencia y la esperanza es la que nos mantiene, porque nadie sabe lo que el futuro nos puede deparar.

Definir la vida de modo satisfactorio, ha sido durante mucho tiempo, más una preocupación de los filósofos que de los científicos. Pero el carácter acuciante de la pregunta ¿qué es la vida? ha sido percibido también por científicos con inquietudes filosóficas.

La vida es uno de los mayores misterios de la existencia humana, un misterio tan profundo como la muerte. Ambos misterios están íntimamente conectados en el ser humano puesto que la persona, a diferencia del resto de seres del universo, tiene la capacidad de reflexionar sobre sí misma y hacerse preguntas trascendentales: ¿Cuál es el origen del universo? ¿De dónde surge la vida? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué he nacido en este siglo y no en otro en concreto? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Existe Dios? ¿Qué es el alma?

La vida es un regalo si tenemos en cuenta el misterio del tiempo. Es decir, las agujas del reloj avanzan de forma constante, por tanto, conviene practicar el ‘carpe diem’ para recordar que ‘el aquí y el ahora’ es un tesoro fundamental que suma felicidad al corazón. La relación que el ser humano tiene con la vida también se muestra en la relación que tiene con el tiempo. Existen personas que viven excesivamente centradas en el pasado, en ese caso, surge la melancolía. Otras personas viven excesivamente centradas en el futuro, en ese caso, surge la ansiedad. Por el contrario, las personas más felices, las que de verdad se sienten bien consigo mismas, son aquellas que tienen una buena relación con el presente, es decir, disfrutan de verdad del aquí y del ahora, ojeando el pasado con visión de futuro y conscientes de que cada momento es único e irrepetible.

La vida está llena de momentos felices, pero también de situaciones tristes, como el desamor, la muerte de un ser querido, las decepciones personales, los fracasos… Sin embargo, la mente tiende a quedarse con todo lo bueno.  La vida es todo un reto, un aprendizaje constante, porque las enseñanzas más importantes que adquiere un ser humano a lo largo de su vida, son prácticas para llevar a la práctica.

La vida es un regalo cargado de belleza, un bien que tiene fecha de caducidad. Y lo importante es, que el día que te vayas de este mundo sientas que tu vida ha tenido sentido, (a pesar de los que te quisieron mal) porque tu huella ha aportado más luz que oscuridad a los que te rodeaban, a tu entorno humano y al conjunto de la vida de la Tierra. Será de gran satisfacción el día que te toque evaluarla, darte cuenta de que has tenido una vida plena en perfecta sintonía: cuerpo, mente y espíritu. Y sobre todo, que tu espíritu no se vaya con las manos vacías... Porque será el momento de la verdad: Tú frente al espejo, se acabaron las mentiras y se hará justicia...

El significado de la vida se lo da tu vida. Porque vidas hay muchas: la vida que soñamos; la vida que inventamos; la vida que aparentamos; pero realmente la vida que importa es la real, la que vivimos.


Fotografía: Internet

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