lunes, 2 de noviembre de 2020

Recordándoles siempre

 

Aristóteles decía que: Recordar a un ausente es una experiencia emocional de estilo agridulce, pues, si por un lado nos dolemos por la ausencia, al mismo tiempo no hay forma de ser conscientes de la ausencia sin recordar la presencia y ésta, la presencia, es en esos momentos más dulce que nunca.

Rescatando el sentido de este día, propongo un brindis por los que ya no están. Por los abuelos, padres, tíos, primos, hermanos. Por los amigos y amores que se fueron tan de mañana.

Ya son polvo de estrellas que iluminan el cielo, pero mantienen sus lares en nuestro corazón. A todos y cada uno de ellos, un cálido recuerdo y tres palabras: gracias, los quiero, les echo de menos...

Por los que no están con nosotros.

Por los que faltan y dejaron su ausencia escrita en recuerdos.

Por aquellos que dejaron de ver nuestros ojos 

y nosotros los suyos.

Por aquellos que el corazón les falló 

y dejaron de escribir notas en la partitura de nuestra vida.

Por aquellos que prometieron ser felices 

y murieron luchando por conseguirlo.

Por aquellos que no llegaron a serlo…

Por aquellos que murieron con una sonrisa en la cara

y miles de recuerdos vividos.

Cuando alguien a quien amamos muere, nunca lo podemos olvidar por completo. Nosotros simplemente aprendemos poco a poco a seguir la vida sin ellos. Y siempre los mantenemos bien guardados en nuestro corazón hasta el último día de nuestra vida.

Un brindis por aquellos que nos sonríen desde las estrellas...

Mamá, papá: 

todo mi amor para ustedes, 

que me faltan hoy

y todos los días…

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