domingo, 21 de junio de 2020

Es inevitable


Sé que esta vida no es eterna; aquí somos aves de paso… Es inevitable, pero hay fechas vinculadas a acontecimientos alegres o tristes y llegado el día señalado se reavivan con fuerzas los acontecimientos. Esta circunstancias fue muy dura y desoladora para Flor, que como hija vivió muy unida a su madre y su madre a ella. Las dos eran confidentes y cómplices,  también se sumaban una serie de circunstancias familiares que las dos compartían en la intimidad del silencio. 

Flor recordaba como desde principio de aquel año fatídico ya el cuerpo de su madre empezó a debilitarse y se hacía evidente que se iba. Pero, mi querida mamá, yo llevaba llorándote desde tres años antes, porque el médico decía que no sabía cómo podías estar viva, dado que la enfermedad invadía tu cuerpo y se sorprendía y se admiraba de tu fortaleza, pero para mí era un martirio escucharle y no tenía con quién compartir la angustia tan grande que sentía. 

Madre e hija compartían confidencias y guardaban secretos, y la madre no hacía nada sin contar con la hija. Cada mañana la madre llamaba a la hija para saludarla y contarle cómo iniciaba la mañana y lo que pensabas hacer, porque no paraba a pesar de su enfermedad. 

Las consultas médicas se hicieron más frecuentes, y la Unidad del dolor marcó el tratamiento a seguir, y para Flor se le hacía cada vez más doloroso porque veía cómo su madre se consumías antes sus ojos y no podía hacer nada, pero estaba a su lado haciéndose la fuerte pendiente de todo y ocupándose de sus preocupaciones y de que no se sintiera sola, porque siempre estuvo a su lado, en Flor tenía puestas toda su confianza. 

¿Recuerdas mamá lo que decía la psicóloga? Que cada mañana se nos presenta un nuevo día para vivirlo con alegría junto a las personas que queremos. Pero, mi mente daba mil vueltas y yo rezaba pidiendo a Dios que me diera fuerzas porque el miedo y la incertidumbre no me dejaban dormir y por la mañana al ir a recogerte para ir a consultas quería mostrarte mi mejor semblante. 

Es difícil vivir con la sensación desgarradora de despedida, de ausencia, de soledad. Sientes un vacío interior y con el corazón encogido la miras con todas las fuerzas para dejar su imagen grabada en la retina, y los ojos te queman y el corazón te arde y te sientes impotente y te dan ganas de gritar y tienes que contenerte, aunque el dolor te ahogue. 

Era inevitable, tu cuerpo no resistía por más tiempo y se acabó tu tiempo entre nosotros y se apagó mi vida en el momento. Todo era oscuridad, se desvanecieron las ilusiones y mi existencia no tenía sentido. Me sentía como si me hubieran dado una paliza y mi cuerpo quedó paralizado. Me imaginaba de pie a la orilla del mar mientras las olas me derribaban constantemente cada vez que intentaba levantarme. 

Pero anoche soñé contigo. Viniste a verme, serena y sonriente me abrazaste y pude respirar el olor de tu piel con la misma nitidez que si hubiera estado despierta. Estuvimos abrazadas por largo tiempo mirándonos y sonriéndonos. De pronto te convertiste en aire y seguí la dirección del viento, y mi alma se llenó de pena y sentí frío en mi cuerpo y desolación en mi existencia. 

Mamá, todavía lloro tu ausencia y la de papá, pero gracias a Dios puedo sentirlos dentro del alma y cuando me siento débil recibo fuerzas y retomo aliento para seguir el camino que me queda por recorrer. Sé que la resiliencia es la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida, transforma el dolor en fuerza motora para superarse y salir fortalecido de ellas. Pido a Dios que me  ayude a soportar esta soledad. 

Estoy como una pajarillo sin nido, abatido bajo la lluvia buscando el calor de las alas que no encuentro. Creo que la parte más difícil de perder a alguien no es tener que decirle adiós, que también, sino aprender a vivir sin su presencia. Intentas llenar el vacío que dejan en tu corazón, pero no puedes... Y me digo, cuando la tristeza te duela, respira, porque el soplo del Gran Espíritu es Vida. Sé que Jesús me dice: Toma mi mano, vas a salir de esto; confía en mí. 

Aceptar no es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar, aunque deseo que pasen rápidas las páginas de este tiempo que estoy viviendo y sé que algo hermoso me espera... 

Ser positivo no es estar feliz todo el tiempo, es entender que, a pesar de los días difíciles vendrán mejores. Sé que ser feliz no es vivir solo los momentos de alegría; es tener el valor para enfrentar los momentos de tristeza y sabiduría para transformar los problemas en aprendizaje. 

El camino es largo y aún tengo muchas cosas bellas que disfrutar y muchas razones para vivir. El tiempo va demostrando quien vale la pena y quien no. Te va demostrando a quién le importas y a quien le dejaste de importar. El tiempo te va demostrando quien cree en ti y quien nunca lo hizo. Por eso valoro a aquellos que todavía estén contigo. 

Somos materia y espíritu: Sé que hay que cuidar lo de adentro que lo de afuera es prestado… El tiempo no cura nada, solo te enseña a vivir con el dolor.

Mamá, papá, no los amo con el corazón porque el corazón se detiene. Los amo con el alma porque el alma es eterna. Yo solo sé que les echo de menos, pero nos volveremos a ver…

Fotografía: Internet

No hay comentarios :

Publicar un comentario