martes, 19 de noviembre de 2019

Un privilegio

Tener una persona mayor en casa es un privilegio, una gracia, un don de Dios.
Los abuelos son el testigo de nuestro pasado, es la raíz de nuestro ser. 
Cuando un abuelo es rodeado de cariño y afecto por sus nietos,
toda la casa se llena de luz.
No importa que a los abuelos se le olviden las cosas,
que nos cuente la misma historia varias veces,
que le tiembles las manos, eso es natural.
Lo importante es que si le miramos a los ojos,
ojos que han visto mucha vida,
veamos en ellos la sabiduría remansada por el tiempo
y su amor desbordado. 
Tenemos que recordar, que tal vez, un día,
nosotros ocuparemos su sillón…
Nos querrán si hemos querido. 
Nos harán felices si hemos repartido felicidad.

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