martes, 12 de noviembre de 2019

Las cabras montesas

El pastor, como solía hacer habitualmente se llevó sus cabras al monte para que pastasen tranquilamente, pero aquel día no lo hicieron solas porque se les unieron unas cabras montesas que habían bajado de las montañas atraídas por la fresca y abundante hierba.
Cuando llegó la noche el pastor se refugió con sus cabras en una gruta, pero las cabras salvajes también les siguió. Al día siguiente, el día amaneció con una fuerte tormenta que les obligó a seguir guarecidos y como no podía hacer otra cosa, el pastor se quedó con los animales para cuidarlos. Pero a la hora de darles de comer, pensó que les pondría mucho más forraje a las cabras salvajes que a las suyas para así lograr que se quedasen con él.
Cuando escampó la tormenta el rebaño salio a pastar, apenas transcurrieron unos minutos las cabras montesas se escaparon, y el pastor muy enojado les echó en cara su ingratitud tras haberlas cuidado mejor que a las suyas. Pero ellas le contestaron:
No confiamos en ti porque si a nosotras nos has tratado mejor que a tus viejas y leales cabras, ¿qué pasará cuando lleguen otras nuevas? 
Esto nos enseña que, jamás debemos confiar en las personas que te ofrecen su amistad mientras dejan tirados a sus amigos de siempre.

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