Un hombre se fue a pasar unas vacaciones a un monasterio de Nepal. Una tarde salió a pasear por los alrededores y entró a visitar uno de los numerosos templos de la región, donde se encontró con un monje sentado ante el altar, sonriendo.
—¿Por qué te ríes? —le preguntó con curiosidad.
—Porque acabo de darme cuenta de que entiendo el significado de los plátanos —fue su respuesta—.
Dicho esto, abrió una bolsa de tela que reposaba a su lado y extrajo de ella uno que estaba podrido y mirándole le comentó:
—Esta fruta representa la vida que pasó y que no fue aprovechada en el momento adecuado. Ahora es demasiado tarde.
A continuación, sacó de la misma bolsa otro plátano, pero éste aún estaba verde. Se lo enseñó y volvió a guardarlo:
—Ésta es la vida que aún no ha sucedido. Es necesario esperar el momento adecuado.
Finalmente, cogió un plátano maduro, lo peló y lo compartió con él no sin antes decirle:
—Ésta es la vida en el momento presente. Aliméntate con ella y vívela sin miedos y sin culpa.
Tras escuchar aquellas palabras, el hombre salió del templo habiendo comprendido que hay que vivir el presente intensamente, porque el pasado ya se fue y en cuanto al futuro, nadie sabe cómo será.
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