Al envejecer y ser más sabios nos damos cuenta de que:
Un reloj de 900 euros marca la misma hora que uno de 30.
Una cartera de piel carga el mismo dinero que una de tela.
No importa si viajas en primera clase o en turistas, llegarás al destino igualmente.
La soledad es la misma en una casa de 30 metros cuadrados que de 300.
Con el tiempo valorarás que tener amigos y hermanos sinceros con quienes hablar, reír y cantar, eso es verdadera felicidad.
Un día te darás cuenta de que tu felicidad interna no viene de las cosas materiales que tengas, sino de cómo te hayas comportado con los demás.
El amor es la única riqueza que no se compra ni se vende, se regala a quien lo merece y se quita a quien no lo valora.
Debemos ser felices sin pedirle permiso a nadie, solo agradecerle a Dios la maravillosa oportunidad de vivir cada día.
Dónde estés, Dios te guíe.
A dónde vayas, Dios te acompañe.
En lo que hagas, Dios te ilumine.
Y en todo momento, Dios te bendiga.
El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu TIEMPO y se lo REGALAS a la FAMILIA o a un buen AMIGO que te QUIERE de VERDAD.
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