No mendigues la atención de nadie y mucho menos amor.
No mendigues amor a quien tú todo les has dado y no tiene tiempo para ti,
a quien solo piensa en sí mismo.
No lo hagas nunca.
No te merece quien te hace sentir invisible e insignificante con su indiferencia.
Te merece quien con su atención te hace sentir importante y presente,
en agradecimiento a tu amor incondicional.
El amor se debe demostrar, pero nunca jamás se debe mendigar.
El hecho de tener que hacerlo es el más fiel reflejo de la injusticia emocional,
del desequilibrio que vive el sentimiento que cimienta una relación.
Te merece aquel que dice menos pero hace más sin culpar a nadie.
No te merece quien solo te busca cuando te necesita,
sino quien está a tu lado cuando le necesitas y no solo cuando su interés se lo permite.
Te merece quien sin esperar nada te lleva dentro,
te siente y te hace sentir importante en su vida.
El amor no se puede ocultar;
la persona que te merece es aquella que valorando tu entrega está contigo en reciprocidad,
es aquella que teniendo la libertad de elegir,
se acerca a ti,
te aprecia y te dedica tiempo y pensamientos.
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