Tras una jornada más en la construcción del Templo, Hiram terminaba cansado, y para descansar el Maestro Hiram se recostó bajo el frescor del Ébano. Entonces se acercó su predilecto Maestro Constructor, quien le dijo:
—Maestro Hiram… Le voy a contar lo que andan diciendo del Segundo Maestro Constructor.
Hiram con su infinita sabiduría respondió:
—Calma, mi Maestro predilecto; antes de contarme algo que pueda tener relevancia, quiero saber si, ya hiciste pasar la información por los «tres filtros de la Sabiduría».
—¿Filtros de la Sabiduría? ¡Jamás me fueron transmitidos! —respondió el predilecto.
—No te los enseñé porque no había llegado el momento. Sin embargo, escúchame con atención. Todo cuanto te digan de alguien, pásalo por los «tres filtros de la sabiduría», y en el primero, que es la de LA VERDAD, yo te pregunto: ¿Tienes certeza de que lo que te contaron es realmente VERDAD?
Medio desorientado el Maestro respondió:
—Bueno, no tengo certeza realmente, sólo sé que me lo contaron.
Hiram continuó:
—Entonces, si no tienes certeza, la información se escurrió por los hilos del primer filtro y ahora reposa en el segundo, que es el filtro de la BONDAD. Yo te pregunto: ¿Es alguna cosa que te gustaría, dijesen de ti?
—De manera alguna Maestro Hiram. ¡Claro que no!
—Entonces tu historia acaba de pasar por los hilos de la segunda reja y cayó en las crucetas de la tercera y última y te hago la verdadera pregunta:
—¿Encuentras necesario hacer inquietar a tu Hermano y Compañero con esa historia sobre él mismo?
—Realmente Maestro Hiram, pensando con LA LUZ de la razón, no hay necesidad.
—Esa historia que me ibas a contar acaba de filtrarse por los hilos de la tercera reja, LA NECESIDAD, evaporándose sin dañar el prestigio ni la integridad de un inocente.
—Hoy he aprendido una buena lección, Maestro Hiram. De ahora en adelante no me dejaré llevar por todo lo que me cuenten, porque muchas veces tras falsas historias se esconde las malas intenciones de personas tóxicas, que quieren apagar la luz de los demás. Estos no viven ni dejan vivir.
—Bueno, ahora sabes utilizar los filtros, ya eres un Maestro. Vuelve a tu pueblo y construye tus Templos, pues has terminado tu aprendizaje.
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