sábado, 27 de enero de 2024

Sembradores de discordia

 


Los que tienen el pico largo y van criticando a los demás, demuestran su malestar interior objeto de sus propias frustraciones.

Sembrar la discordia entre hermanos es una abominación a los ojos del Señor. Considerarte mejor que los demás fomenta la división, pero considerar a otros mejores que tú fomenta la unidad. El amor nos ata, la discordia nos separa.

"El hombre perverso siembra la discordia, y el murmurador separa al mejor de los amigos". Proverbios 16:28.

Los hermanos son creados por Dios para vivir en armonía. “¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos vivan juntos en unidad!” Salmo 133:1. Cuando los creyentes están unidos, son como múltiples cuerdas entretejidas, más fuertes y capaces de soportar mejor los ataques de sus enemigos. Eclesiastés 4:12. Cuando alguien siembra la discordia, intenta deshacer el triple cordón que destruye la unidad. La unión hace la fuerza y los creyentes que no tienen unidad son más débiles y más vulnerables a los ataques del enemigo. Esos enemigos que son tus propios hermanos y no soportan que seas mejor persona que ellos. 

Dios aborrece algunas cosas. Una de ellas es la persona que siembra la discordia entre sus hermanos. Algunos están demasiado dispuestos a pelear y derribar al otro, provocan las peleas ya sea por rivalidad, por dinero, poder y control, o por gloria y honor, o por una combinación de males y atacará a sus hermanos por envidia. Y el que se vea atacado, tiene el derecho de defenderse y descubrir al malvado. Nuestra responsabilidad es ayudar a nuestros hermanos a ser edificados o construidos, no derribados. No sólo eso, sino que los de afuera también están mirando y pueden tener una opinión equivocada al no saber lo que realmente se esconde tras ciertas acciones. Las peleas y las riñas son destructivas, ¡y Dios las aborrece!

Sembrar la discordia es uno de los pecados más atroces de la Biblia. La discordia es un pecado malvado engendrado por la envidia y el orgullo y fue encarnado en Lucifer, el demonio que se reveló contra el cielo y sembró la discordia entre un tercio de los Santos Ángeles de Dios para desobedecer a Dios. La siembra de la discordia se hace en secreto, por medio de subterfugios (engaños, chismes y mentiras) y el líder del engaño es Satanás. Todos los sembradores de discordia son falsos testigos que exhalan mentiras y engaños. Los sembradores de discordia siempre comienzan en pequeños círculos y como el agua su rastro empieza a correr de arriba abajo y luego fluye a otros lugares, extendiéndose finalmente por todas partes, causando en la mayoría de los casos, graves daños irreparables en los corazones y los pensamientos. Sembrar la discordia es decir y hacer cosas que causan desconfianza entre unos y otros, que termina en ruptura discusiones y peleas. 

Usualmente el "sembrador" actúa como si no estuviera tratando de causar discusiones, aparenta una cosa pero el fin es otro. La gente que pasa rumores viciosos no siembra la discordia sin querer, lo hace a conciencia y de antemano pensado para hacer daño, y los que empatizan con los malos que propagan lo que les dicen que digan, saben que lo que hacen no está bien, pero, aunque parezca paradójico, se unen para crear lazos de unidad. El que difunden rumores alegremente debe saber que más tarde o más temprano caerá en su propia trampa y se descubrirá sus malos instintos, y tendría que dar la cara si tuviera buenos principios. "El que cubre una transgresión busca el amor; pero el que repite una mala acción separa a los muy amigos." (Proverbios 17:9)

Sembrar la discordia entre hermanos es una abominación, una cosa totalmente detestable a los ojos del Señor. "Hay siete cosas que son una abominación para el Señor: ojos altivos, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina planes malvados, pies que se apresuran a correr hacia el mal, un falso testigo que exhala mentiras y uno que siembra discordia entre los hermanos". Proverbios 6:16-19. No podemos pensar que sembrar discordia es algo inofensivo, porque la Biblia dice que Dios no sólo aborrece a los que siembran discordia, sino que es una abominación para Él. Dios denuncia con fuerza a los que siembran la discordia". El hombre perverso siembra la discordia, y el murmurador separa al mejor de los amigos". Proverbios 16:28. Dios aborrece la discordia porque viola la unidad por la que Jesús oró en Juan 17. Daña la unidad del cuerpo de Cristo por la que Pablo oró en Efesios 4:1-16. La insignia del discipulado cristiano, según Juan 13:34-35, es el amor cristiano, pero la discordia destruye esa insignia.

Cuando contamos historias falsas sobre los hermanos, cuando decimos o hacemos cosas que promueven la animosidad entre los hijos de Dios, terminamos sembrando la discordia. Si vas a un conocido y le cuentas cosas negativas contra tu hermano, te has convertido en un instrumento para sembrar la discordia. Si tienes un problema o una ofensa con un hermano y en lugar de resolver el asunto directamente con él, hablas mal de él con otra persona, eso es sembrar discordia, y lo que es peor, levantar falsos testimonios y calumnias es pecado, va contra el quinto mandamiento le la ley de Dios. La opinión de la persona que pone oído a los de pico largo y corazón podrido se verá automáticamente influenciada por lo que tú le has dicho, pero el Señor es testigo de todo lo que sucede. Él es el oyente silencioso de cada conversación y una cosa es cierta, ¡Él aborrece que hagamos tales cosas!

El sembrador de discordia dinamita la armonía de las relaciones, solo conectan con aquellos que le ponen atención. Los sembradores de discordia saben lo que están haciendo: unos enciende la mecha y otros van propagando el fuego. Cuando se ocasiona un daño hay que repararlo. Hacer daño es de cobardes y de valientes es reconocerlo. Dice el Señor: "Todo el que se enoje con su hermano, será llevado ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo acuse en falso y lo desprecie, será llevado al fuego el lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti porque le has humillado, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda".

Se acerca la Semana Santa y ya se escucha la voz de Juan el Bautista que grita en el desierto: ¡Arrepentíos, arrepentíos!  Las decisiones que tomamos a veces nos llevan por caminos sinuosos. Cuando oímos la voz del que clama en el desierto, nuestros caminos se enderezan, lo áspero se vuelve suave y te lleva hacer lo que debemos hacer. El secreto es escuchar esa voz que clama en el desierto y pedir que se manifieste la gloria de Dios en nuestro corazón para hacer lo correcto.

En Mateo 3.1 Jesús afirma lo que dijo la voz que clama en el desierto: "¡Arrepentíos! Si no existe arrepentimiento no hay ingreso al Reino". Hay petición de perdón vacíos que no tienen el valor de un verdadero arrepentimiento. Yo no puedo pedir perdón a Dios sin hacer un acto sincero de contrición. Hay que poner por obra aquel cambio que nos lleve a ser dignos hijos de Dios. Si has hecho mal a tu hermano, tendrás que ser sincero y reconciliarte con él, y reconciliándote con tu hermano te reconcilias con Dios: por tanto, tendrás que reconocer el pecado, confesarlo con arrepentimiento y buenos propósitos.

Está claro que el sembrador de discordia es un malvado que camina con una boca perversa. Señala con los dedos a un hermano, pero la perversidad está en su corazón y maquina el mal para sembrar discordia. "El hombre perverso siembra contiendas". Proverbios 16:28. El ir con falsos testimonios es símbolo de mala persona y lo hacen para su propia satisfacción, porque anida en su corazón envidias y rencores que avivan los bajos deseos de pisotear para destacar. Engañan a la gente para complacerse a sí mismos de alguna manera. Esos que dicen falsedades y mentiras, engañando a los hermanos y causando divisiones, con este proceder, obviamente no están complaciendo a Dios, lo están entristeciendo. Pero puede ser que ellos vayan de buena persona, usurpando las bondades de quienes critican. Lo que cultivas en tu corazón, bueno o malo, va floreciendo y eventualmente se manifiesta en las acciones. 

Si un día ves que los sembradores de discordia te han puesto en el disparadero, lo primero que puedes hacer es pedir a Dios fuerzas para poder soportar tal escarnio, la fe es el mejor soporte al que asirse para no desfallecer. Segundo, alejarte de ese entorno y guardar silencio por ver si cesan en su empeño. Y si pasa el tiempo y no cejan en su empeño, acercarte a ellos e interpelarlos y afearles sus acciones, y si no quieren reconocer el mal que han hecho, no te queda otra que tratar de aclarar con aquellos que han puesto oídos para que puedan darse cuenta del mal que corroe a los sembradores de discordia. 

Gracias, Jesucristo, Tú que me has enseñado a amar y a buscar la santidad. Tú que me has dado la fe, la esperanza y la caridad para sostenerme y orientarme hacia la fuente de tu gracia, te pido fuerzas para no desfallecer frente a la ignominia de los que siembran la discordia y poder vivir en tu amor diariamente. María, madre de la misericordia, ayúdame a cultivar un corazón semejante al tuyo, para seguir tus pasos y alcanzar la salvación eterna.


Fotografía: Internet


 

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