Viene siendo habitual que al comienzo de cada nuevo año
comienzan los vaticinios y malos augurios que nos sobresaltan y nos preocupan... Malos presagios para la humanidad que nos aterran en forma de
catástrofes, terremotos, inundaciones, guerras, hambre, epidemias, muertes de
personajes… Malos presagios de convivencia, porque la humanidad está deshumanizada
movidos por odios y venganzas.
Agoreros siempre los ha habido, pero tenemos a un adivino
nacido en el año 1503, cuyas predicciones dicen que se van cumpliendo... Nostradamus
es el vidente y astrólogo más famoso de la historia y para prever el futuro a
tan largo plazo, debió poseer unas capacidades especiales, un don profético que
solo Dios puede conceder.
Este año no es menos y los presagios devastadores iremos
viendo si se van cumpliendo, ojalá falle, pero la naturaleza y las guerras
están hablando por sí solas…
Ya la Biblia presagia malos tiempos para la humanidad como
consecuencia de sus maldades… Hambre, Guerra, Peste y Muerte: la historia
detrás de los cuatro jinetes del Apocalipsis.
Los Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se
describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. El capítulo
habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete
sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete,
liberando a estos jinetes que montan en cuatro caballos, blanco, bermejo, negro
y amarillento. Según la exégesis representan y son alegorías de la conquista o la
Gloria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque solo a este
último se le designa por este nombre.
Los jinetes del Apocalipsis aparecen en el último libro del
Nuevo Testamento de la Biblia cristiana, también conocido como "La
Revelación". Estos jinetes son cuatro, y representan las catástrofes que
el profeta Juan de Patmos (siglo I d.C.) presagió para el fin del mundo.
En la escena bíblica (Apocalipsis, capítulo 6, versículos 1
al 17) Dios sostiene una sentencia que está cerrada con siete sellos. Los
cuatro jinetes se manifiestan cuando se le otorga al Cordero de Dios
(Jesucristo) la potestad de abrirlos.
El primer jinete y su caballo blanco…
"Y vi cuando el Cordero abrió el primero de los siete
sellos, y oí que uno de los cuatro vivientes decía, como voz de trueno: "Ven".
Miré, y he allí un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco y le dieron una
corona. Salió venciendo y para vencer". Apocalipsis 6, 1-2.
¿Quién es este jinete? La clave para identificarlo está en el
mismo libro de Revelación. Unos capítulos más adelante dicen, que a este jinete
se le llama “La Palabra de Dios” (Revelación 19:11-13). Ese título, “la
Palabra”, corresponde a Jesucristo, ya que él es el portavoz de Dios (Juan 1:1,
14). También se le llama “Rey de reyes y Señor de señores” y se dice que es
“Fiel y Verdadero” (Revelación 19:11, 16). Sin duda, tiene autoridad para actuar
como un rey guerrero y, además, no es ni corrupto ni abusa de su poder.
¿Quién le da a Jesús autoridad para salir a conquistar?
(Revelación 6:2). El profeta Daniel tuvo una visión en la que el Mesías,
asemejado a “un hijo del hombre”, recibía “gobernación y dignidad y reino” nada
más y nada menos que de parte del “Anciano”, (Daniel 7:13, 14). Así, el
Dios todopoderoso es quien le otorga a Jesús el poder y el derecho para
gobernar y ejecutar sentencia. El caballo blanco es un símbolo apropiado de la
guerra justa que pelea el Hijo de Dios, ya que en las Escrituras se suele
relacionar el color blanco con la justicia (Revelación 3:4; 7:9, 13, 14).
Al parecer, el primer jinete es el que ha causado más debates
y distintas interpretaciones entre los estudiosos, pues es imagen de conquista
y victoria. En la antigüedad se decía que era la personificación de Cristo, que
vendrá a acabar con el mal en el mundo. La corona representa la autoridad de su
reino y el caballo blanco su pureza. También vinculan al jinete del caballo
blanco con el anticristo. Sugieren que este se presentará en la Tierra como un
imitador de Jesús y conquistará con falsos testimonios el corazón de muchos.
Pero esto sólo será el comienzo de una gran tribulación.
El segundo jinete y su caballo rojo…
"Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser
viviente que decía: "Ven". Salió otro caballo color de fuego. Al que
lo montaba le permitieron arrebatar la paz a la tierra y hacer que se
enfrentasen unos con otros. A este le dieron una gran espada". Apocalipsis
6, 3-4.
El segundo jinete es conocido como el jinete de la guerra.
Este representa la destrucción y las desdichas traídas por la violencia en el fin
de los tiempos.
La gran espada simboliza el poder que tiene para hacer daño,
y el color rojo de su caballo, traducido en algunas versiones de la biblia como
"color fuego", habla de la ferocidad de los conflictos.
El tercer jinete y su caballo negro…
"Cuando abrió el tercer sello, oí al tercero de los
vivientes que decía: "Ven". Miré y había otro caballo negro. El que
lo montaba tenía en su mano una balanza. Luego oí cómo una voz en medio de los
cuatro vivientes dijo: "Un denario por el kilo de trigo, un denario por
tres kilos de cebada, pero no toques el aceite ni el vino". Apocalipsis 6,
5-6.
El tercer jinete se asocia al hambre. La balanza representa
que todo se medirá, pues se interpreta que habrá escasez de alimentos. Lo que
además traerá consigo aumentos en los precios de los cereales esenciales.
La voz que se escucha en estos versículos, sin embargo, hace
entender que la hambruna no afectará a los ricos, pues bienes como el aceite y
el vino seguirán disponibles. Mas algunas personas ni siquiera los podrán
tocar.
El cuarto jinete y su caballo pálido amarillento…
"Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto
viviente que decía: "Ven". Miré y he aquí un caballo pálido. El que
lo montaba tenía por nombre 'Muerte', y el Hades lo seguía. Se les dio potestad
sobre la cuarta parte del mundo para matar con espada, hambre, y con las fieras
de la tierra". Apocalipsis 6, 7-8.
El cuarto jinete es nombrado de modo explícito: Muerte.
Además, este es el único que va acompañado. Los intérpretes de esta alegoría
indican que, según el relato de Juan de Patmos, buena parte del planeta sufrirá
pestes, hambre y violencia hacia el final de los tiempos.
La visión de los cuatro jinetes del Apocalipsis puede parecer
misteriosa y aterradora, pero a lo mejor, no hay razón para que lo sea. Gracias
a la Biblia y a algunos sucesos de la historia moderna, podemos saber qué
representa cada jinete. Saber interpretar lo que Dios quiere decirnos a través
de los caballeros del Apocalipsis es labor de sabios y Él proveerá la
sabiduría.
Yo no puedo interpretar la Biblia, pero sí que puedo pensar
que los caballos apocalípticos andan sueltos. A diferencia del primer jinete, que claramente
representa a un individuo, los otros tres representan condiciones mundiales que
en la actualidad asolan el planeta; guerra, hambre y muerte aterroriza la
tierra. En todos los Continentes la violencia hace estragos, el odio y la
venganza corroe a la humanidad y estalla la violencia.
Las condiciones mundiales han empeorado en vez de mejorar, la
paz está en peligro, no solo en algunas naciones, sino en toda la Tierra. En
1914 el mundo entero entró en guerra, algo que nunca antes había sucedido.
Luego estalló la Segunda Guerra Mundial, que fue más destructiva que la
primera. Según ciertos cálculos, la cantidad de personas que han muerto debido
a guerras y conflictos armados desde 1914 asciende a más de 100 millones. Y
muchos otros millones sufrieron heridas que les dejaron secuelas de por vida.
La mayor secuela es la sed de venganza que va pasando de generación en generación
y los conflictos se suceden y la sangre llama a la sangre.
No hay que ser agoreros porque a la vista está. El futuro pinta
muchas calamidades. La maldad campa por las calles y el ojo por ojo y diente
por diente se impone. Y, una sociedad enferma y sin principios ni valores
termina por contaminar a las familias, o también puede ser que sea que, en las
familias, que es sociedad, aniden rencores que contaminan a la sociedad.
Muchos Caín y Judas andan sueltos que se hacen pasar por
hermanitas de la caridad. Hay personas hipócritas, manipuladoras y egoístas que
buscan la manera de conseguir lo que les interesa para tapar sus maldades sin dar explicaciones y
quedar como buena gente. No te puedes fiar de las personas, sea familia o amigo,
que te pisotea sin piedad y luego te dice que son imaginaciones tuyas porque
ellos son muy ejemplares.
Sí, los jinetes del Apocalipsis están cabalgando alrededor
nuestro. En el mundo hay mucho pecado y poco arrepentimiento…
Fotografía: Internet
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