sábado, 1 de julio de 2023

Parloteo mental

 


Sabemos que la mente no descansa, pero detener el parloteo mental es fundamental para liberarnos de la tensión y el estrés y alcanzar la serenidad. ¿Cuántas veces has deseado poder, simplemente, no pensar? ¿En cuántas ocasiones has querido detener tu mente, darle al botón de pausa y disfrutar de unos minutos de paz? Este es un anhelo compartido por muchas personas, especialmente por aquellas con tendencia a la ansiedad; y es que estas pueden sentirse presas de unos pensamientos intensos y constantes que las agotan psicológicamente.

Pensar en exceso puede suponer una gran carga y una importante limitación en muchos ámbitos de la vida. No solo nos sumerge en la duda y la indecisión permanente, también eleva nuestros niveles de estrés y puede llegar a dificultar nuestras relaciones sociales, porque con las vueltas de la mente no logramos conectar con la persona que tenemos en frente.

¿Es posible no pensar? Por muy agotador que resulte el parloteo mental, no pensar absolutamente en nada es prácticamente imposible. Sin embargo, lo que sí es posible es enfocar la atención en un aspecto concreto, de forma que logremos modificar la actividad de la corteza cerebral y así obtener cierto descanso.

Esto es lo que se busca conseguir con prácticas como el mindfulness o la meditación. Cuando se invita a una persona a dejar la mente en blanco, en realidad se le está instando a regular el flujo de pensamiento, a focalizarlo deliberadamente y dejar pasar las ideas intrusas que aparezcan intentando neutralizarlas para enfocarnos en temas que nos reconforte. Esta es una propuesta que para la mayoría de nosotros no resulta sencilla. Vivimos en una sociedad acelerada, en un entorno repleto de estímulos y nos hemos acostumbrado a que el contenido de nuestra mente sea frenético y caótico. Sin embargo, podemos aplicar algunos sencillos ejercicios para ralentizar esta actividad y encontrar la tan ansiada paz interior.

Controlar los pensamientos lleva su tiempo, pero una de las prácticas más útiles es la de tomar las riendas de la respiración consciente, cerrando los ojos hasta sentir calma y serenidad, y en ese estado sosegado de meditación se acalla la mente, y puedes visualizar imágenes y momentos placenteros con sonidos olores y sabores que esfume los pensamientos rumiantes que abruman, esto dice Elena Sanz, psicóloga de la lamenteesmaravillosa.

Aunque estas sugerencias sean relativamente sencillas de implementar, no pensar es realmente todo un arte. Requiere paciencia, constancia y perseverancia. Con la práctica, cada vez te resultará más natural entrar en ese estado de calma y tranquilidad y los pensamientos intrusivos serán cada vez menos frecuentes.

Está claro que la actividad de la mente es imparable. No podemos dejar de pensar, al igual que no podemos dejar de respirar. Sin embargo, podemos valernos de estrategias para controlar todo aquello que produce nuestra mente y que en ocasiones asienta las bases de la ansiedad y la infelicidad.

Pero, ¿es posible no pensar o detener el pensamiento? La respuesta es no. Por mucho que nos guste la propuesta, el cerebro no dispone de un interruptor que nos permita apagar por completo la charla interna, la preocupación y aún menos los pensamientos.

Hay algo que sin duda todos hemos vivido en propia piel. Son esas situaciones en las que alguien nos dice aquello de “quítate eso de la cabeza, deja de pensar en lo que te preocupa, apaga tu mente y descansa”. Nos encantaría que nuestros mecanismos cerebrales funcionaran de ese modo. Sería fabuloso dejar en 'stand by' el universo mental y quedar suspendidos en una plácida nebulosa de paz.

Debemos tenerlo claro, nada de esto es posible. No podemos vaciar la mente como quien vuelca el agua de una jarra y la deja vacía. Somos entidades orgánicas vivas, regidas por impulsos eléctricos, por un corazón que late y por una serie de células nerviosas que siempre están funcionando; incluso cuando dormimos…

Puede ser que alguien diga que es fácil no pensar, pero no, es necesario recordar que desde un punto de vista neurológico el cerebro nunca se detiene ni deja de funcionar. Eso significa que mientras exista actividad química en las neuronas, habrá pensamientos, conscientes o inconscientes. La charla de pensamientos es una parte habitual de nuestra experiencia como seres vivos y esto es algo que no se puede detener, y hay otro factor, los pensamientos están impregnados por componentes emocionales y las emociones tampoco se pueden apagar, lo que sí se puede, controlar o gestionar.

No se puede por tanto detener la inercia pensante del cerebro humano. Lo que realizan muchas personas cuando dicen que sí pueden 'vaciar su mente' es sustituir un pensamiento por otro. Para relajarnos, para lograr cierta calma psicológica, lo que podemos hacer es visualizar en la mente una imagen agradable, como un amanecer en el mar, o bien, sustituir el “hoy ha sido un día horrible” por “mañana todo irá mejor”. Es decir, no es posible no pensar, pero sí elegir en qué deseamos pensar para tener cierto control sobre nuestra mente.

Hay personas que intentan bloquear los pensamientos para no sufrir, pero el esfuerzo por alejar ciertos pensamientos de la mente no es tarea fácil. Como suele decirse en psicología, cuando más se tiende a bloquear un pensamiento, 'más rebota'. Cuanto más intentemos no pensar, más pensaremos. De ahí el clásico ejemplo del elefante rosa, basta que nos digan que no pensemos en él para que sea la única imagen que surge en nuestro universo mental. Ahora bien, algo que nos señalan expertos en este tema, como los psicólogos Jens Foerster y Nira Liberman en una serie de estudios, es que no es posible no pensar, como tampoco sirve de nada bloquear pensamientos. El primer paso para tener control sobre el pensamiento es aceptar cada idea, cada fenómeno que aparece en la mente. El siguiente paso es comprender, controlar y transformar.

'Parar' el pensamiento para generar alternativas. La técnica de detención o bloqueo del pensamiento fue introducida por Alexander Bain en 1928 y revisada por J.G. Taylor (1955). Se trata de una estrategia que cumple un fin muy concreto: reducir el bucle de pensamientos rumiantes, así como las emociones negativas que los acompañan.

En este caso, 'detener el pensamiento' no es lo mismo que 'no pensar'. En realidad, esta estrategia, acepta, identifica y da presencia a ese pensamiento adverso, para después decirle a nuestra mente que deje de reforzar esa idea y esa emoción. Convencernos de que ese flujo de pensamientos no es útil y que debemos detenerlo para sustituirlo por un enfoque más saludable, requiere tiempo y entrenamiento.

Por tanto, si nos preguntamos si es posible no pensar, la respuesta, claramente es, no. Es más, incluso las personas habituadas a realizar meditación y relajación profunda no se limitan a 'dejar la mente en blanco'. Un buen meditador lo que hace es estar en sintonía con sus pensamientos. Es armonizar mente y emociones para dar calma y control a todo aquello que acontece en el universo mental.

Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males. Voltaire.

El cerebro es una fábrica de ideas, recuerdos y pensamientos. Nunca deja de generar procesos psíquicos, aunque no nos demos cuenta. Por ello, es tan esencial ejercer un buen control sobre los mismos. Al fin y al cabo, pensar bien es vivir mejor, escribe la psicóloga Valeria Sabater.

Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos. Buda.


Fotografía: Internet

 

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