Si te duele, no te conviene: con algunas personas no se puede convivir...
"Pues sí, siento ser tan claro. Con algunas personas no se puede convivir y además no se puede convivir por muchos motivos. Y, si me lo permites, aceptar que no puedes convivir con algunas personas es un claro ejemplo de que estamos pensando en positivo. Con algunas personas se pueden construir puentes mientras que con otras es mejor dejar correr el agua". Esto lo dice el psicólogo Tomás Navarro, que explica el por qué es importante protegerse emocionalmente de algunas personas.
Es una de las claves de su libro "Tus líneas rojas", cuyas principales ideas comparte abc.es. ¿Por qué? Pues, porque nos duelen. Hay personas que nos provocan dolor. Quizás de manera intencionada, quizás sin ser conscientes, quizás sin quererlo, pero sí, algunas personas nos duelen. Debemos atender al dolor, el dolor nos indica que algo no funciona bien, nos está avisando de que lo que está pasando no es bueno para nuestro cuerpo o nuestra mente. No lo ignores que tu cuerpo ya no sabe cómo decírtelo.
"Quizás no es nada personal, pero si te duele no te conviene,
créeme".
Con algunas personas no se puede convivir, porque son altaneras y no nos
respetan. Cierto es que a menudo no nos respetamos ni nosotros mismos y quizás sea
por esta razón que no nos resulte extraño cuando otra persona no nos respeta. Tú tienes tus ritmos, tus prioridades, tus necesidades, tus deseos y siempre es mejor encontrarte con alguien con quien puedas compartir esas
prioridades, pero si no es así no pasa nada. No hace falta que compartamos las
mismas ideas, pero sí el mismo nivel de respeto.
Con algunas personas no se puede convivir, porque abusan de
nuestra buena fe. Pareciera que llevamos un cartel luminoso en el que estamos
lanzando un mensaje a perfiles parásitos para que vengan a nosotros a sacar
partido de nuestros recursos. Pues no, en las relaciones sociales prima el
principio de reciprocidad gracias al cual damos tanto como recibimos. Siempre
he sido más de relaciones simbióticas que parasitarias.
Con algunas personas no se puede convivir, porque nos
utilizan para conseguir sus prioridades y objetivos. Nos utilizan como un
peón en una partida de ajedrez, sin considerar lo que podemos sentir o lo que
podemos sufrir. Ese es el problema que cuando no se tiene en cuenta los sentimientos
de la otra persona es porque se le ha despersonalizado y deshumanizado bajándolo a
la categoría de recurso, herramienta o títere.
Con las personas egocéntricas, egoístas, envidiosas, no se puede convivir porque nos
maltratan. A veces de manera sutil y a veces de manera evidente; a menudo de
manera sofisticada y en ocasiones de manera burda. No merecemos que nos traten
mal, por mucho que lo hayas integrado en tu vida, por mucho que estés
acostumbrado a que algún familiar te trae mal. No hemos venido aquí a adoptar
el rol del saco de boxeo. Cada cual que cargue con sus frustraciones, iras y traumas. Tú quiérete, respétate y no permitas que te traten mal.
Algunas personas nos
ignoran como arma defensiva, por temor a que descubras sus malas intenciones. Puede que compartan un espacio o un tiempo con nosotros, pero nos
ignoran deliberadamente cuchicheando a nuestras espaldas. Puede que nos ignoren porque se tienen por más importantes, o para humillarte y someterte, o para crear un vacío que nos separe y nos aleje emocionalmente. Sea cual sea sus intenciones, esa persona no la merecemos a nuestro lado, y no debemos tolerar esa ignorancia indigna de indignos comportamientos.
Incluso hay personas que disfrutan con nuestro sufrimiento y lo provocan de manera deliberada. Esos perfiles castigadores son muy peligrosos. Nadie merece ser castigado, nadie debería sentirse moralmente superior para andar castigando a diestro y siniestro. Esas personas sin empatía y egoístas que oprimen y humillan, no merecen ser queridos, pero por desgracias estos tipos de personas existen en toda familia.
No podemos convivir con cualquiera. No olvides la máxima: si te duele, no te conviene. Sea familia, amigo o pareja. Quien bien te quiere no te hará llorar, te tratará con respeto y cariño. La vida es muy corta para desperdiciarla junto a personas indeseables. Amar y que te amen es tu destino. Ama y comparte, pero también mantén tu espacio y sigue siendo tú mismo.
Se nos llena la boca de la palabra "amor" palabra que ya ha
perdido su valor por el mal uso que hacemos de ella. Cualquier relación sana se basa
en la reciprocidad. Cuando el intercambio afectivo y emocional es equilibrado y
justo, los privilegios son distribuidos equitativamente, el acceso a los
derechos y deberes es igual entre las dos personas, ninguno de los miembros
intenta sacar ventajas o explotar al otro porque ninguno piensa que merece más
que el otro. Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo. Tú y yo y el amor...
En cualquier relación del índole que sea, debe siempre prevalecer el respeto y la armonía; el 'yo' no existe. "El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, todo lo comparte".
El amor no necesita ser entendido, solo necesita ser
demostrado. Paulo
Coelho.
Fotografía: Internet
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