“La honestidad es una súper habilidad que fomenta el aprendizaje
social y emocional.”
Como honestidad se designa la cualidad de honesto, y como tal,
hace referencia a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el
pudor, la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud y la honradez en la
forma de ser y de actuar.
La honestidad es un valor moral fundamental para entablar
relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto
mutuo.
Una persona que actúa con honestidad lo hace siempre apoyada en valores como la verdad y la justicia, y no antepone a estos sus propias necesidades o intereses. En este sentido, es una persona apegada a un código de conducta caracterizado por la rectitud, la probidad y la honradez.
Hablar y actuar con sinceridad, es más que no mentir, no engañar, no robar, no hacer trampas; implica mostrar respeto hacia los demás y tener integridad y conciencia de sí mismo. La sinceridad va implícita en la honestidad, es la base de la confianza y la clave de todas las relaciones sociales, tanto familiares como laborales.
Es un valor que se expresa de manera exterior e interior. Las
personas honestas adoptan un comportamiento coherente, de modo que sus acciones
sean consecuentes con lo que piensan, dicen y predican.
La honestidad es esencial para el progreso social y el
desarrollo en todo el mundo. La verdad sienta las bases del progreso, mientras
que la deshonestidad contribuye a crear mayores conflictos. Las personas deshonestas tienen un gran conflicto con la verdad y el honor, pues aunque saben que lo que hacen no está bien lo siguen haciendo.
Con respecto a lo contrario de honesto, o sea, deshonesto,
Anxo Pérez dice que: “Ser deshonesto es como quemar papel: calienta mucho,
pero dura poco”.
Anxo Pérez es creador del método 8Belts.com para aprender idioma
y autor de los libros "Los 88 peldaños del éxito" y "La
inteligencia del éxito". Ha publicado recientemente en abc.es, el capítulo número 77 de su libro 'La
inteligencia del éxito' en el que asegura que la gente deshonesta no llega muy
lejos. “Ser deshonesto
tiene las patas muy cortas”, dice y continua:
Si menciono la palabra ‘seducción’, probablemente lo primero
que nos viene a la cabeza es: romance, coqueteo, aventura, relación, pareja.
Sin embargo, el alcance de la palabra ‘seducción’ no se aplica sólo a las
relaciones de pareja, sino a todo. Buscamos seducir a nuestros amigos cuando
deseamos caerles bien, a nuestros clientes cuando deseamos que nos compren, a
nuestros jefes cuando deseamos que nos asciendan y a nuestros contactos cuando
deseamos que nos atiendan. Por tanto, todo en la vida es seducción, y conocer
la clave de la seducción es conquistar una gran parte del éxito.
La clave radica en un binomio: el binomio altruismo-egoísmo.
Dos palabras aparentemente tan opuestas, y, sin embargo, tan ligadas entre sí.
¿Cómo funciona? El arte de la seducción, cuando se hace bien, siempre debería
tomar como punto de partida no los intereses de uno, sino los intereses del
otro. Esto representa la parte altruista. Y la consecuencia de tener primero en
cuenta los intereses del otro es que el que se acaba beneficiando es uno mismo.
Esto representa la parte egoísta. Pero hay una importante regla. Está prohibido
mentir. Si se es deshonesto, se rompe el binomio.
Gana quien más sincero es. La pregunta que hay que formularse
de forma genuina es “¿cómo puedo ayudar a la otra persona?”; “¿cómo puedo
defender los intereses del otro igual que si fuesen los míos propios?”. Y, cual
es la parte mágica de este principio; que cuando es así de genuina, la
seducción se convierte en altruismo y el altruismo se traduce en seducción.
Hermosa reciprocidad. He descubierto que los mejores proyectos, los buenos
negocios, las mayores hazañas siempre están lideradas por grandes
conquistadores, y que los grandes conquistadores no logran su éxito con
propuestas engañosas, sino con propuestas irrechazables.
Son las propuestas que ponen de manifiesto no qué gano yo,
sino por qué ganarías tú. He contemplado decenas de propuestas que no prosperan
porque cometen el error más común: hablar de por qué la propuesta tiene mucho
valor para el que habla, en lugar de para el que escucha. Pero lo egoísta es
efímero. Lo generoso es eterno. Busca defender primero no tanto los intereses
tuyos como los intereses del otro, y curiosamente verás que el mayor
beneficiado acabarás siendo tú.
En esta exposición de Anxo Peréz nos queda clara la diferencia, entre honesto y deshonesto. No sé si este tema le interesa a la clase política. Estamos hartos de campañas que se nos hacen largas, y ahora toca elegir a los “políticos honestos”, tarea difícil, son tantos los cantamañanas donde la honestidad brilla por su ausencia... Entre ellos existe la creencia de que la gente que más engaña, más alto llega, por eso las campañas la embarran con soflamas, mentiras y descalificaciones hacia el adversario, tienen tan poca vergüenza que se meten con los demás, habiendo cometido las mismas fechorías, o más.
Está en nuestras manos, somos
los votantes los que tenemos que desenmascarar a los farsantes y darle nuestra confianza al
que creemos más honestos, más cabal.
Estamos en elecciones. Por el bien común... Vayamos a votar con responsabilidad, a ver si esta vez hay
suerte y brilla la honestidad…
Fotografía: Internet
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