“Dios creó al hombre: varón y mujer los creó”.
Hombre: Seres humanos. Ser animado racional, varón o mujer. Ser
vivo que tiene capacidad para razonar, hablar y fabricar objetos que le son
útiles; desde el punto de vista zoológico, es un animal mamífero del orden de
los primates, suborden de los antropoides, género Homo y especie Homo sapiens…
También se denomina ‘hombre’ al varón, el sexo masculino, y
he aquí la cuestión del poder del que se ha apoderado. La palabra ‘hombre’
lleva toda la fuerza de la humanidad y el varón se ha apropiado de esa fuerza
que lleva implícita el ‘ser-hombre’, y al adjudicarse el hecho de ser él el
hombre, se cree el dominador, por eso a la mujer la ha subyugado a su poder.
¡Qué ironía! El varón nace de una mujer y por ello debería estar subyugado a
la mujer que le ha dado la vida, pero el machito- hombre valiéndose de su fuerza bruta la
ha sometido a él. Seguro que si les denominamos como varones, posiblemente pierda fuerza el hombre...
Hace 70 años, las naciones del mundo adoptaron el compromiso
de fomentar los derechos humanos y libertades sin distinción de sexo, raza,
idioma y religión. Desde entonces se han puesto en marcha numerosos mecanismos
y leyes, a nivel internacional, regional y nacional, para asegurar que dichos
derechos y libertades llegan de manera efectiva a esa mitad de la población,
las mujeres.
Los organismos internacionales de derechos humanos, como la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer (CEDAW), entre otros, establecen que los Estados tienen la obligación de
garantizar los derechos humanos de las mujeres, y a prevenir, investigar y
sancionar todas las formas de violencia, así como reparar a las víctimas. Pero,
aunque ha habido logros significativos, en ningún país del mundo se ha
conseguido la plena igualdad de género.
Artículo 9.2 de la Constitución española: “corresponde a los
poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad
del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas;
remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la
participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural
y social”.
Artículo 14 de la Constitución española: “los españoles son
iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón
de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social”.
Artículo 1 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la
igualdad efectiva de mujeres y hombres: "Las mujeres y los hombres son
iguales en dignidad humana, e iguales en derechos y deberes. Esta Ley tiene por
objeto hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre
mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación
de la mujer…
Para la mujer es paradójico que a quienes les damos la vida cuestione nuestros derechos ¿Cómo se violan los derechos de las mujeres? Las mujeres sufren discriminación y violencia continuamente, ya sea institucionalizada por ley o en la práctica. ¡Incluso en países con leyes que garantizan la igualdad! Y aunque se han conseguido avances significativos, en ningún país del mundo se ha alcanzado la plena igualdad de género.
Negar a las mujeres la igualdad de derecho limita su
autonomía y poder de decisión, su acceso a la justicia, a la educación, a la
salud y a los recursos económicos, en un intento de convertirlas en ciudadanas
de segunda. También son perseguidas por exigir sus derechos y alzar la voz
contra la injusticia, por difundir información e ideas o incluso por su forma
de vestir.
La falta de acceso en igualdad a la participación en la vida
pública y política hace más difícil que las voces de las mujeres sean
escuchadas, y cuando se atreven a defender sus derechos son perseguidas,
amenazadas, agredidas e incluso pagan con su vida.
¿Por qué tenemos que estar hablando de los derechos de la
mujer, siendo la mujer la que le da el derecho a vivir a los varones, machitos?
Los derechos nos pertenecen como personas y no son ‘ellos’ quienes marcan los
límites de nuestros derechos.
La designación de un “día de la mujer” ha sido un esfuerzo histórico por visibilizar y modificar, la desigualdad social, laboral, económica y de poder de las mujeres en el sistema. Actualmente, el 8 de marzo es indiscutiblemente una fecha en la que se resalta a la mujer, sin embargo, entre flores el enfoque puede perderse. Y, aquí de nuevo, un año más reivindicándonos para reivindicar los derechos que nos son propios. Pasan los años y la historia se repite, la mujer tiene que estar uniendo fuerzas y levantando la voz para hacerse visible frente a los varones, siendo la mujer la que hace visibles a los varones al darles la vida.
Ironías de la vida, hoy en España estamos peor que nunca. Y
eso que hay un Ministerio de Igualdad, con su ministra al frente, trabajando
exclusivamente para mejorar las condiciones de vida de la mujer. Pero, la mujer
sigue sin llegar a ocupar puestos de responsabilidad, los trabajos precarios y la
brecha salarial sigue castigando a la mujer, con diferencia (menos a ella). Y lo
peor, una ministra (feminista, fanática y radical) que reivindica “llegar de noche sola y
borracha a su casa” pone en peligro a las mujeres. Eso no es progreso, eso es
un insulto, una aberración imperdonable. Una ministra que pone a los pies de
los caballos a las mujeres, dictando leyes que liberan de la cárcel a los
violadores, no sé cómo puede dormir, porque hacer que los delincuentes sexuales
se liberen de sus penas, debe ser considerado un delito. Aunque alega que se
hacen otras lecturas, las leyes tienen que ser claras y precisas para que no
quepa ambigüedad alguna. Sí, hoy las mujeres estamos más desprotegidas y más inseguras que nunca…
Una ministra que quiere que los varones-trans, usurpen el
lugar de la mujer y sean mejor tratados que las mujeres, eso no es igualdad,
eso es intrusismo. La mujer es incomparable, tiene su puesto, su condición
femenina y su dignidad. Los trans denigran a la mujer con sus extravagancias y su
perversión, parece que el objetivo de su apariencia exterior de mujer, es para
dedicarse a la prostitución; eso no es amar ser mujer, eso es desprestigiar y humillar a
la mujer. En esta opinión no hay intolerancia ni fobia de nada, es poner cada cosa en su sitio. Cada
cual que haga con su vida lo que quiera, siempre y cuando respete a los demás. Las
mujeres no podemos ir de la mano con los transexuales, porque no es lícito. Las
mujeres tienen su lugar natural y reivindican sus derechos, y los trans que reivindiquen los suyos.
Mal de males. Por si fuera poco, otro peligro social se
cierne hoy sobre la sociedad española y que viene a complicar más las desigualdades,
y eso hará mucho daño, sobre todo a la adolescencia, que confundida, no sabrán como afrontar
el bombardeo sobre una necesidad objetiva. No se puede hacer de unos casos individuales un problema colectivo... La disforia es un sufrimiento
inducido por la imposición social de estereotipos sexistas, que conduce al
rechazo hacia el propio cuerpo sexuado. Dicho sufrimiento es acreditado por
profesionales y tratado opcionalmente con modificaciones estéticas y cambios
físicos sufragados por la Administración. Los cambios se acompañan de una
modificación del sexo registral. Aunque nuestras leyes reconocen que el sexo es
un hecho biológico objetivo, se permite el cambio de sexo registral como
ficción jurídica excepcional que busca mejorar las vidas de las personas
transexuales, aliviando su sufrimiento y facilitando su inserción social.
Por si la guerra de sexo era poca, ahora nos enfrentamos a
una guerra de géneros imprevisible. Y dado que no ha queda justificada la importancia de la
autodeterminación y expuesta la profunda limitación a los derechos de las
mujeres (que supone el borrado de su contenido esencial), hemos de concluir que
la autodeterminación no cumple con el principio de proporcionalidad.
Mujeres al poder... Ayer y hoy, la mujer siempre femenina, ha salido adelante con su esfuerzo y tesón, y ha escalado puestos en todos los ámbitos. Decir que la mujer no ha tenido un papel en la sociedad, la mujer ha sido el timón de la sociedad, aún con su grito silenciado ha tenido la capacidad de ir guiando sigilosamente los designios de la sociedad; la sociedad parida por mujer.
La mujer no le debe nada al machito de turno que
ningunea a la mujer que da vida. Es una ironía que tengamos
que estar hablando de los derechos de la mujer, si la mujer tiene todos sus
derechos ganados por Ley divina. La mujer es madre de toda la humanidad, y los
machitos nacidos de mujer y que existen gracias a la mujer, no es quién para
otorgarse autoridad y limitar los derechos de la mujer que le da la vida.
"Ninguna mujer depende de ningún varón, al contrario, un
hombre depende de una mujer hasta para nacer". Esto que es obvio, ellos no lo
quieren reconocer, pero que no se olviden de que: "Ningún varón nacido de
mujer, puede escapar de su destino".
Fotografía: Internet
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