¿Qué es la mente? La mente se puede definir como el conjunto
facultades intelectuales o mentales de una persona. La mente humana hace
referencia al grupo de procesos psíquicos de carácter cognitivo que engloban
funciones como la percepción, memoria, razonamiento (funciones ejecutivas),
etc.
¿Qué es la disociación de la mente? La disociación es un mecanismo que utiliza nuestro cerebro
para 'desconectar' nuestra mente de la realidad cuando nos encontramos ante una
situación límite que sobrepasa nuestros recursos psicológicos para afrontarlo.
De esta manera conseguimos reducir el impacto emocional, la tensión, el miedo
y el dolor del momento. En resumen, la disociación es el arma que utiliza
nuestra mente para afrontar una situación traumática.
Todos podemos presentar síntomas de distanciamiento y desconexión de la realidad en algún momento. Como en todo proceso, la clave de si la disociación se convierte en un problema está en si nuestra mente presenta síntomas de distanciamiento y desconexión de manera constante, llegando a interferir en nuestra vida diaria y, en caso de hacerlo, la intensidad con la que lo hace. Así que es fundamental entender los diferentes niveles de disociación que existen para saber si necesitamos la ayuda de un profesional para tratarla.
Para saber más sobre la disociación decir, que se activa de forma instintiva cuando nuestro inconsciente está sobrepasado y ve claro que no hay salida, que ni nuestra mente ni nuestro cuerpo pueden hacer nada para evitar una situación desagradable para la persona. Es un mecanismo que utilizan mucho las personas que han sufrido abusos o maltratos. Nuestro cerebro se evade de la realidad para no «estar presente» en ese cuerpo maltrecho.
Para muchos psicólogos, la disociación es un mecanismo de defensa del inconsciente para no experimentar dolor emocional ante un conflicto o situación estresante. Por tanto, el problema es cuando este mecanismo de defensa es constante en nuestra vida porque se puede llegar a alterar la consciencia, la memoria, el cómo se percibe el entorno e incluso, en los casos más graves, hasta la identidad.
En general, la persona que está usando el mecanismo de
disociación suele tener el nivel de atención alterado, puede presentar
desorientación en el tiempo y el espacio y se suele comportar de manera
automática. Además, puede ocurrir que la persona afectada no recuerde lo que
acaba de pasar hace poco tiempo (lagunas de memoria).
Pasar por un proceso disociativo ante un trauma muy fuerte
nos puede provocar una especie de anestesia emocional que nos sirve para
protegernos de los dolorosos recuerdos. En los casos más graves, podemos llegar
a sentirnos ajenos a nosotros mismos y vemos el suceso como si no nos hubiera
pasado a nosotros. Este trastorno es conocido como de despersonalización o
desrealización. En definitiva, la persona ve su vida como si fuera una
película, llegando a pensar, en muchos casos, que el mundo es irreal. Es muy
habitual en personas que están en situaciones de estrés postraumático.
Según la American Psychiatric Association otro de estos casos
graves de disociación es el llamado trastorno de identidad disociativo (antes
llamado trastorno de personalidad múltiple). Este se caracteriza porque la
persona tiene dos o más personalidades diferentes que va alternando. Cada una
tiene diferentes patrones de comportamiento y actitudes, así que la persona las
va utilizando según su estado emocional o las situaciones a las que se
enfrenta.
Otra de las consecuencias graves de la disociación es cuando
se produce la amnesia disociativa, que consiste en que la persona afectada por
la misma no es capaz de recordar hechos autobiográficos relevantes como, por
ejemplo, la fecha de su cumpleaños. Esta amnesia no hay que confundirla con el
olvido de cosas diarias, ya que la disociativa causa mucho malestar en la
persona que la padece.
La disociación es un fenómeno curioso de nuestra mente. Por ejemplo, todos podemos experimentar un grado leve de disociación cuando nos metemos tan de lleno en una película o en una conversación que la mayoría de lo que sucede a nuestro alrededor es ignorado por la atención consciente.
Gracias a la disociación podemos apartar un suceso traumático
de nuestra mente. El problema es que, por las noches esto no es fácil de hacer
y el trauma que hemos vivido puede reproducírsenos en pequeños flashes en forma
de pesadillas. El objetivo fundamental del tratamiento contra la disociación es
intentar integrar todos los elementos disociados de manera que la persona
consiga vivir de una forma más sana y adaptativa.
Platón decía que: El cuerpo humano es el carruaje; el Yo,
el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos
los caballos.
Fotografía: Internet
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