sábado, 24 de julio de 2021

Resolver conflictos


 

La aparición de un conflicto no condena una relación, son nuestras actitudes la que la condenan o salvan.

Y, cómo resolver un conflicto. Resolver un conflicto no es fácil, no lo es en primer lugar porque nadie nos ha enseñado a hacerlo y sobre todo, porque nos dejamos llevar por esas situaciones tan complejas donde las emociones están siempre a flor de piel. Las diferencias, el enfado o la ansiedad nos nublan la razón y es entonces cuando percibimos que nos faltan recursos y adecuadas estrategias, y en lugar de solucionarlo lo estropeamos mas.

Así, tal y como nos dice Stephen Robbins, experto en comportamiento organizacional y profesor de la Universidad de San Diego: El conflicto es un proceso que se inicia cuando, una parte percibe que la otra le ha afectado de manera negativa en alguno de sus intereses. Son instantes donde se enciende, por así decirlo, una pequeña alarma en nuestro cerebro.

“No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos”. Einstein.

¿Se pueden resolver conflictos mediante el diálogo? Sí, para poder resolver cualquier clase de conflicto es imprescindible optar por el diálogo. De hecho, incluso nuestro refranero tiene una expresión que menciona esta capacidad resolutiva: "Hablando se entiende la gente". No hay herramienta más eficaz y constructiva que entablar una conversación serena y calmada para solventar cualquier clase de problema que haya podido surgir entre dos personas (o más). Entonces ¿por qué nos cuesta tanto usar esta técnica cuando tenemos algún problema? Básicamente porque nos dejamos llevar por las emociones negativas, el enfado, la ira o el orgullo y, esos sentimientos nos impiden llevar a cabo una conversación racional y civilizada con la persona con la que nos hemos enfadado. Sin embargo, resulta esencial aprender a controlar las emociones impulsivas y evitar que sean dueñas de nosotros mismos. Conseguir dialogar y respetar el turno de palabras es el principio de unas relaciones mucho más saludables, beneficiosas y resolutivas.

A veces, un mal entendido, una frase, una mirada es suficiente para crear un distanciamiento, pero otras veces son las malas intenciones las que se encargan de enturbiar relaciones que parecían sólidas. La capacidad de dialogar, de intercambiar puntos de vista y de empatizar con las personas es nuestra mejor baza para solventar cualquier problema en nuestro día a día. Pero no siempre somos capaces de entablar una conversación proactiva y resolutiva, porque falla la sinceridad y si no somos sinceros, los nobles sentimientos no fluyen y la desconfianza frena la armonía del encuentro.  

Está claro que hablando se entiende la gente, por eso, la psicóloga, Elia Tabuenca, nos da pautas y nos ayuda a descubrir cómo resolver un conflicto mediante el diálogo, porque cualquier problema o malentendido se pueda resolver de una forma positiva y constructiva, por eso debemos encaminar el rumbo de la conversación que nos interesa abordar, para llegar a una conclusión favorable que termine aclarando ese punto que se ha interpuesto en la relación y volver a recuperar los encuentros sinceros y amistosos.

Tengamos en cuenta, que para resolver un conflicto mediante el diálogo es importante usar la parte más racional en la conversación y dejar de lado la emocional. No debemos dejarnos llevar por el enfado, la tristeza, el llanto, sino que tenemos que ser resolutivos y poner solución al problema. Gestionar las emociones y controlarlas es básico para que la conversación no se convierta en una discusión y empiecen a aflorar reproches. Por ello, si en algún momento de la conversación ves que te estás poniendo más nervioso de lo normal, respira hondo e intenta mantener la mente fría. El enfado no te llevará a buen puerto y lo que tienen que hacer es resolver el problema racionalmente.

Hemos dicho que el diálogo es la mejor manera para solucionar los conflictos, pero deben ser sinceros, desde la verdad de lo que vives y sientes, desde la verdad del tú y yo. No utilices ‘la metralleta’ esa del tututú: tú eres, tú hiciste, tú dijiste…, porque mientras acusas estás queriendo eludir tu responsabilidad en el conflicto, y entre más te quieres librar, más estás reconociendo tu parte de culpa, y hay que invocar ‘el mea culpa’, y mantener una buena actitud para aclarar lo sucedido. Al no ser, que no quieras aclarar nada, porque no te interesa aclarar nada, pero quieres dar a entender que sí quieres pero para embarrar más la situación… Por tanto, si la intención es verdadera, recordar que es un diálogo no un combate, y hay que guardar los turnos de palabra y escucha.

Deben respetarse: Hay que respetar el punto de vista de la otra persona y no atacarla. Las personas tienen que expresar lo que piensa y siente, necesitan ser escuchadas, por tanto, debemos respetar sus sentimientos y pensamientos, y si algo no se ajusta a la realidad de los hechos, debatir con tranquilidad hasta aclarar las diferencias. También es bueno hablar de cómo te sentías cuando te enfadaste y cómo te sientes ahora que quieres arreglar el entuerto.

Hay que intentar entenderse: Es importante que ambos intenten comprenderse, no solo se trata de hablar y escuchar, sino sobre todo, de que haya entendimiento por las dos partes para intentar conectar las emociones positivas que abra la puerta a la oportunidad de restablecer las relaciones.

La importancia de la sinceridad: Si mientras hablan no son sinceros el uno con el otro, la conversación no servirá de nada y no se resolverá la situación. No tengas miedo y expresa realmente lo que sientes. Es inevitable que en nuestras relaciones existan conflictos. Por este motivo, en lugar de resolverlos gritando o discutiendo de forma descontrolada, tenemos que aprender a gestionarlos de un modo proactivo y en positivo. Un conflicto puede ayudarnos a mejorar como personas y a que la relaciones también mejoren.

Habla y escucha: Respeta el turno de palabra. En un diálogo son varias las personas que hablan e intercambiar ideas y puntos de vista. Muchas veces nos abrumamos con las emociones y empezamos a 'vomitar' todo lo que tenemos dentro sin tener en cuenta que delante tenemos a otra persona afectada por el mismo tema. Por tanto, no se trata de que te vacíes sino, simplemente, de que te expreses y también escuches y entiendas el otro punto de vista. Respeta el turno de palabra y deja que la otra persona se exponga libremente sus argumentos y explique cómo se siente, así, con comprensión y la mejor de las intenciones se podrá resolver el conflicto.

Buscar un sitio tranquilo y relajado, porque el ambiente en el que tengan la conversación debe invitar a ser francos y sinceros. También la actitud de los implicados tiene que ser la idónea para hablar y solventar el problema. Esperar a estar sosegados antes de disponerse a hablar para solventar el conflicto. De igual forma que dos no discuten si uno no quiere, dos personas no hacen las paces si uno no quiere. Es importante escoger el momento idóneo, porque hablando se entiende la gente, tenemos que sentirnos cómodos dentro de la incomodidad de enfrentarnos al motivo que nos separa de, ya sea hermano, hijo, amigo... Debemos tener un poco de psicología para tener en cuenta que no todos los momentos son buenos para enfrentarnos a un conflicto. Lo ideal es que esa persona esté relajada cuando le digas que tienen que hablar y ella decida el momento del día o de la semana para hacerlo.

La única herramienta para el entendimiento es el diálogo que abra los sentimientos: Muchas veces la comunicación puede fallar y surgen malentendidos, a veces nos podemos equivocar y hacemos daño a alguien sin querer, o queriendo. En cualquiera de estas circunstancias con el diálogo podemos entendernos, comprendernos y solucionar el problema causante de la ruptura. El diálogo es la única herramienta que existe y que nos permite entendernos mejor, y a través del diálogo podemos aprender a respetar más a las personas que nos importan.

Al conversar de forma activa con la otra persona nos ayuda a comprender mejor y así  conseguimos entender mejor el mundo en el que vivimos y a las personas de nuestro entorno. Es una herramienta esencial para conocer nuestro universo y poder vivir de una forma equilibrada y estable con todos los que nos rodea. El diálogo es ideal para prevenir conflictos: si hablamos y resolvemos nuestros problemas, evitamos gritos, lloros y situaciones desagradables. Mediante el diálogo podemos evitar hacer más grande el problema y solventarlo teniendo en cuenta los sentimientos del otro. Hablar es una forma ideal para construir relaciones más sanas, sean del tipo que sea, familiares, amistades, pareja, etc.

Dialogando nos permite resolver problemas y, evidentemente, hablando conseguimos entender el punto de vista del otro y que él también nos entienda. Partiendo de ese punto de empatía y respeto del uno para con el otro, se puede tender los acuerdos y los pactos para conseguir una convivencia mucho más óptima y que incluya a los desavenidos en lazos de unidad.

Debemos de tener claro, que para proteger la paz interior, debemos ser lo suficientemente inteligentes como para elegir qué batallas luchar. Cuando las personas se niegan a escuchar y no se atienen a razones, no valen los argumentos. En estos casos, mejor evitar la confrontación, porque no lograremos nada productivo ni constructivo. Entonces, es mejor esperar...


Fotografía: Internet

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