Cuando los tiempos cambian, cambian los intereses...
El famoso actor, fisiculturista y exgobernador de California,
Arnold Schwarzenegger, durmió bajo su famosa estatua de bronce erigida frente a
un hotel de la ciudad de Columbus, Ohio, Estados Unidos, al negársele
alojamiento…
Hace unos años que el afamado actor publicó en Instagram una foto suya dentro de un saco de dormir, durmiendo en la
calle bajo su famosa estatua de bronce, y tristemente escribió:
"Cómo han cambiado los tiempos".
La razón por la que escribió la frase no fue solo porque era
viejo, sino porque cuando era gobernador de California inauguró ese hotel con
su estatua. Entonces la administración del hotel le dijo a Arnold:
"En cualquier momento puede venir y siempre tendrá una
habitación separada para usted".
Cuando Arnold renunció como gobernador y un día se quería
quedar en el hotel, la administración se negó a darle una habitación argumentando
que debería pagar, ya que el hotel estaba casi lleno.
Entonces se metió en un saco y se acostó debajo de la estatua
que lo recreaba y explicó lo que quería transmitir:
“Cuando estaba en una posición importante, siempre me
felicitaban, y cuando perdí esa posición, se olvidaron de mí y no cumplieron su
promesa”.
Schwarzenegger con este acto trata de enseñarnos, que cuando eres importante ante los ojos de la gente, todos son tus amigos, pero una vez que no beneficies o suplas sus intereses, no le importarás a nadie. También quiso transmitir el mensaje de que él tuvo una posición que ya no tiene y ya lo han olvidado, por eso afirmó que los tiempos cambian y uno no debe confiar en la posición del poder, sino en el valor de la integridad, la autenticidad y la inteligencia.
Así sucede, cuando estás en una posición de poder toda la
gente 'te elogia' y eres lo 'máximo', pero cuando no tienes poder pierdes interés, ya no eres útil
y te dan la espalda.
“No siempre eres quien crees que siempre serás, nada dura
para siempre”.
La gente va y viene, y los intereses de cada cual cambian de
la noche a la mañana. Hoy pueden abrazarte y mañana traicionarte e incluso
pisotearte.
El desafío pues es, aprender a escoger bien nuestras
conexiones, desconectando de los tóxicos, hipócritas y oportunistas. Debemos ser cautos y tomarnos el tiempo necesario para colocar en nuestro círculo de confianza a los amigos de verdad, a aquellos que nos amen por lo
que somos y no por el interés de lo que nos puedan sacar.
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