Quién pasó por nuestra vida y dejó luz,
ha de resplandecer en
nuestra alma para toda la eternidad...
Hablar es fácil, pero Callar
requiere prudencia y dominio.
Hablar oportunamente, es Acierto.
Hablar frente al enemigo, es Civismo.
Hablar ante una injusticia, es Valentía.
Hablar para rectificar, es un Deber.
Hablar para defender, es Compasión.
Hablar ante un dolor, es Consolar.
Hablar para ayudar a otros, es Caridad.
Hablar con sinceridad, es Rectitud.
Hablar de sí mismo, es Vanidad.
Hablar restituyendo fama, es Honradez.
Hablar aclarando chismes, es Obligación.
Hablar disipando falsedad, es de Conciencia.
Hablar de defectos, es Lastimar.
Hablar debiendo callar, es Necedad.
Hablar por hablar, es Tontería.
Hablar de Dios, es estar lleno de Amor.
Callar cuando acusan, es Heroísmo.
Callar cuando insultan, es Amor.
Callar las propias penas, es Sacrificio.
Callar de sí mismo, es Humildad.
Callar las virtudes del otro, es Envidia.
Callar miserias humanas, es Caridad.
Callar a tiempo, es Prudencia.
Callar en el dolor, es Penitencia.
Callar palabras inútiles, es Virtud.
Callar cuando hieren, es Santidad.
Callar para no herir, es Nobleza.
Callar defectos ajenos, es Benevolencia.
Callar debiendo hablar, es Cobardía.
Debemos aprender primero a Callar
para poder Hablar luego,
pero siempre con acierto y tino.
No podemos dudar del poder de las palabras. Las palabras se lanzan con un fin, unas van destinadas a construir y otras a destruir; pero antes de darles valor hay que tener en cuenta de quienes viene...
"Que tus palabras sean más valiosas que el silencio que
rompen".
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