lunes, 30 de diciembre de 2019

Verte feliz


Tal día como hoy nació una niña noble que creció siendo muy responsable y siempre fue muy querida y apreciada por ser una persona auténtica con un gran corazón. Fue una mujer admirable, una madre ejemplar de la que me siento muy orgullosa de ser su hija. 

Llevo veintiocho años ‘Felicitándola’ con el cariño de mi alma desde el silencio de mi corazón. Sí, porque son los años que hace que Dios te llevó a su lado y me dejó con el dolor de tu ausencia y el vacío de mi soledad, pero sigues viva en mí, mamá, y nadie ni nada podrá enturbiar la relación tan estrecha que mantuvimos... 

sábado, 28 de diciembre de 2019

Lecciones de la vida


Hay lecciones de vida que duelen aprender. Aprendizajes que nos hacen mejores personas, que nos brindan experiencia para enfrentar la vida, pero que no por esto se hacen fáciles ni agradables. 

Nos pasamos la vida preguntamos qué podemos hacer para tener éxito y pensamos que el día llegará cuando se den las condiciones perfectas para tomar las acciones correspondientes. Lo cierto es que la vida nos enseña muchas cosas que, a veces no somos capaces de entender o de explicar. Sin embargo, de una manera u otra, hay cientos de lecciones de vida que nos llegarán a todos, a pesar de que podamos o no hacer uso de ellas.

jueves, 26 de diciembre de 2019

Navidad eres tú

“La navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio para escuchar la voz del amor”. Papa Francisco. 
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. 
El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. 
Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. 
La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.  
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. 
La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. 
La música de Navidad eres tú, cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. 
La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando sufras. 
Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad.
También eres los Reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.
La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. 
Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo, sin ruidos ni grandes celebraciones.
Tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino de eternidad... ¡Déjate envolver de la Navidad!

miércoles, 25 de diciembre de 2019

El sentido de la Navidad


Un Niño nos ha nacido... ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Vivimos en una sociedad donde el consumismo tiene cada vez mayor presencia. En estas fechas, en las que todo parece girar en torno a regalos, fiestas y adornos, es necesario recordar el verdadero significado de la Navidad. Me uno al grito... "La Navidad es Jesús". 

martes, 24 de diciembre de 2019

La lección de los gansos

Erase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y de las festividades religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en Jesucristo, a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían y le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó, arguyendo: 
¡Qué tonterías! ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez! 
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa. Un rato después los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una gran ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve y decidió relajarse sentado ante la chimenea. Al cabo de un rato oyó un gran golpe; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe más fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. 
En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. 
El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana y sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos y pensaba que: "Sería ideal que se quedaran en el granero. Allí estarían al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasaba la tormenta". 
Dirigiéndose al establo abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos seguían revoloteando y dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. 
El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más. Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo, sin embargo los gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración y corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones. Por mucho que lo intentaba no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros, y se dijo pensando en voz alta: “¿Por qué no me seguirán? ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevada?” 
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano. “Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos”. Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación lo soltó y su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo. 
El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacían unos instantes aún le resonaban en la cabeza: “Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!”. 
Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día: “¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!”. 
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios hizo que su Hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. Convencido, llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.
Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevada, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. 
Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: 
“¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!” 
Amigos, les deseo con todo mi cariño una "Feliz Noche Buena" y que el Niño Jesús les colme de bendiciones.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Centrarse en lo fundamental

Un hombre se perdió en el desierto. Al cabo de unos días y a punto de morir de sed, vio una caravana que se acercaba. Como pudo, llamó la atención de los viajeros que presurosos se dirigieron hacia el necesitado. Éste, con un hilo de voz, apenas pudo decir: 
—Aaaguaa... 
Pobre hombre, parece que quiere agua, rápido, traigan un pellejo—, reclamó uno que parecía ser el jefe. 
Un pellejo no, por Dios —contestó otro—, no tiene fuerzas para beber en un pellejo, ¿no se dan cuenta? Llevémosle una botella y un vaso para que pueda hacerlo cómodamente. 
—¿Un vaso de cristal? 
¿Estás loco o qué te pasa? —protestó otro— ¿No ves que lo cogerá con tanta ansia que puede romperlo y dañarse? 
—¡Démosle un cuenco de madera! 
Otro de los presentes sugirió que sería mejor ofrecerle vino, «para animarlo», justificó. 
¡No sabemos si es musulmán, tal vez no puede beberlo—, opinó una quinta persona. 
Pero el que decía ser médico creyó conveniente llevar al hombre a la sombra antes de darle nada y «alejarlo del pleno sol, ya que tiene fiebre y está agotado». Mientras pasaba el tiempo y sin recibir una gota de agua el moribundo moría de sed,  hasta que finalmente no aguantó más y murió. 
Esta historia nos sirve para reflexionar sobre lo fundamental y lo accesorio, porque muchos veces discutimos y perdemos el tiempo en superficialidades y nos olvidamos de centrarnos en el asunto principal e importante.

viernes, 20 de diciembre de 2019

Prepárate para ganar

Durante una batalla, un general japonés decidió atacar a pesar de que su ejército era muy inferior en número al de su adversario. Él estaba confiado que ganaría, pero sus hombres tenían dudas, así que de camino a la contienda pararon en una capilla. Después de rezar el general sacó una moneda y dijo: 
Ahora lanzaré esta moneda al aire. Si es cara, ganaremos, y si es cruz, perderemos. El destino se revelará. 
Entonces la tiró y todos miraron atentos cómo caía. Era cara. Tras esto, los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y lograron la victoria. Después de la batalla, un teniente se acercó a su superior y le dijo: 
Nadie puede cambiar el destino, se ha cumplido lo que dictaminó la moneda
Es verdad—, contestó el general al mismo tiempo que mostraba dicha moneda a su subordinado descubriéndole que tenía cara en ambos lados. 
Esta historia nos deja muy claro que muchas veces perdemos la batalla porque antes de empezarla nos creemos incapaces de ganarla. Pero, por más cansado que te encuentres, por más difícil que veas la situación, aunque sientas que ya no tienes fuerzas debes tener fe en que puedes ganar, vencer y seguir adelante. ¡Sólo tienes que creértelo!

lunes, 16 de diciembre de 2019

El profesor de piano

El día que lo nombraron director del departamento de música de la escuela fue inolvidable para el joven y entusiasta profesor. Lo primero que proyectó fue recaudar fondos para comprar un piano de cola y, cuando consiguió el dinero dio órdenes de que instalaran el piano en el centro del escenario, donde luciría majestuoso. Pero cuál fue su sorpresa cuando el director del centro se opuso a esa decisión y decidió colocar el bello instrumento en una esquina. 
Enojado por ese desplante, el profesor de música renunció a su puesto y abandonó el pueblo. Años después, decidió regresar a este lugar y no quiso irse de nuevo sin hacer una visita a la escuela para ver qué había sido del piano que compró con tanta ilusión para que sus alumnos practicasen. 
Para su sorpresa, vio que el instrumento estaba en el centro del escenario, justo donde él había sugerido sin éxito. Por ello preguntó al nuevo profesor de música qué había sucedido y éste le respondió: 
Sí, el director nunca permitió que colocásemos el piano aquí, pero yo simplemente lo empujaba un centímetro cada vez que tocaba y nunca se dieron cuenta. 
Así es la vida, no todo se consigue de golpe y es importante tener paciencia para lograr, paso a paso, nuestros objetivos.

martes, 10 de diciembre de 2019

Mendigos

No sólo son mendigos los que andan por las calles mal vestidos, pidiendo de comer porque tienen hambre, sed o frío. 
Hay en muchos rincones del mundo miles de limosneros escondidos en sus jaulas de oro; elegantes, con techo, pan y vino, pero carentes de amor y sintiéndose por dentro vacíos. 
Mendigos de un abrazo, de consuelo, de un beso, de una mirada, de la presencia de un verdadero amigo o simplemente de una palabra de cariño. 
Mendigos que sienten vergüenza de admitir que, aunque tienen todo lo material viven en la pobreza espiritual y se sienten frágiles como niños. 
Mendigos que darían todo lo que tienen por encontrar el verdadero amor o hallar dentro de sus familias la paz y el calor de hogar. 
Mendigos necesitados de que la verdad florezca cansados de tanta hipocresía. 
Mendigos que temen volver a amar porque han sufrido mucho y heridos por la traición tienen miedo de confiar. 
Hay muchas personas que les cuesta aceptar y expresar la necesidad tan grande que tienen de sentirse realmente amados y valorados; Madres que imploran la atención de sus hijos; abuelos olvidados; niños y jóvenes que, aunque lo tienen todo se sienten abandonados por sus padres… 
El amor y la amistad no se deben mendigar, se merecen por dignidad. Pero, aun así, son demasiados los corazones rotos que aunque por fuera se ven elegantes realmente en su interior están destrozados.
¿Cuántas veces hemos pasado por el lado de mendigos de amor y los hemos ignorado? 
¿Cuántas veces hemos juzgado mal a personas que hacen lo que hacen, porque están hambrientos de ternura y afecto y nadie se los ha dado? 
A lo mejor tú o yo algunas veces nos hemos sentido carentes de cariño y anhelamos que alguien nos ame de tal forma que nos devuelvan la ilusión, logrando reparar y fortalecer nuestro corazón. 
Son esos momentos en que hemos perdido lo que más hemos querido o simplemente no hemos encontrado lo que tanto anhelamos, y nos sentimos tan solos y deprimidos que creemos perder la razón. 
Seamos de aquellos que son capaces de brindar a todos amor y amistad: El amor es inagotable, entre más ofreces más posees.
Hagamos para que, amando sin distinción podamos acabar con esa mendicidad y contribuyamos a construir un mundo mejor donde pueda reinar por fin la paz en cada rincón, pero eso solo se consigue si reina la paz en tu interior.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Persona segura


Sobre las personas seguras de sí mismas, mucha gente estaría de acuerdo en que la confianza es más importante que cualquier otra característica. Cuando se trata de tener que enfrentarse a los avatares de la vida es importante ser fuerte de ánimo con seguridad de carácter y temple en las acciones. Aunque quieras aparentar que todo está bien, no llegarás lejos si no te sientes bien contigo mismo. Y lo más importante, ¿quién creerá en ti si no crees en ti mismo? Se necesita seguridad para caminar con confianza y la confianza alta es crucial para afrontar las dificultades, pero lo bueno es que cualquiera puede hacerlo si se esfuerza lo suficiente. 

lunes, 2 de diciembre de 2019

El laurel

Cerca de un arroyo de aguas cristalinas había un pequeño bosque repleto de árboles y plantas. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y aromas, por lo que quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíces. En cambio, un laurel dijo: «Voy a invertir mi savia en tener una buena raíz, así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten». 
Las otras plantas estaban muy orgullosas de ser bellas y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unas y otras, y se reían de los demás. El laurel sufría a cada instante esas burlas. Pero él estaba convencido de lo contrario, deseaba tener una buena raíz para que sus hojas crecieran sanas.
Un buen día se desató una terrible tormenta y sacudió y resopló sobre el bosque. Las plantas con flores se vieron tan fuertemente golpeadas que, por más que gritaban, no pudieron evitar que el viento las destruyera. En cambio, el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas perdió unas cuantas hojas. 
Fue entonces cuando todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces; dentro del corazón es donde está nuestra fuerza interior.