lunes, 30 de diciembre de 2019

Verte feliz


Tal día como hoy nació una niña noble que creció siendo muy responsable y siempre fue muy querida y apreciada por ser una persona auténtica con un gran corazón. Fue una mujer admirable, una madre ejemplar de la que me siento muy orgullosa de ser su hija. 

Llevo veintiocho años ‘Felicitándola’ con el cariño de mi alma desde el silencio de mi corazón. Sí, porque son los años que hace que Dios te llevó a su lado y me dejó con el dolor de tu ausencia y el vacío de mi soledad, pero sigues viva en mí, mamá, y nadie ni nada podrá enturbiar la relación tan estrecha que mantuvimos... 

Sí, hoy es el cumpleaños de mi persona favorita, a la que le debo todo, aquella que me enseñó todo lo que sé, quien siempre sostuvo mi mano cuando más lo necesité y de la que no me separé cuando más me necesitó.

Te lo digo en presente porque te tengo presente en mi día a día. Eres una mujer maravillosa, una madre ejemplar y un ser humano inmensamente hermoso. ¡Eres la mejor, en todo! Mejor hija, mejor hermana, mejor madre, mejor mujer, mejor amiga... Eres muy especial, y estoy muy orgullosa de ser tu hija. Eres una inspiración para mí y un ejemplo a seguir. 

Cada madre es única, especial, pero todas se merecen que sus hijas e hijos les digan cuánto las quieren, y yo a la mía se lo dije cuando estaba a mi lado y se lo demostré con mi cariño, respeto y agradecimiento. 

Madre, no logro ni comenzar a describir todo lo que significas para mí; tanto cuando nos teníamos la una a la otra, como ahora que tu ausencia me pesa, porque tú no has querido dejarme sola y me sigues dando fuerzas para seguir caminando por el camino que tú y papá nos marcaron, y sin embargo entre todos tus hijos han querido tergiversar hechos para pisotear los valores que nos legaron y aparentan ser la piña de la unidad, pero Dios y ustedes saben la verdad de lo que tienen en su corazón y de lo que juntos se han propuesto.

Mamá de mi corazón, hoy es tu día especial y espero que cuando termine, sientas que mi corazón sigue inundado de tu amor y de tu alegría, porque te sigo queriendo y necesitando. 

Sé que donde estás tienes la Paz el Gozo y el Amor que Dios te regala porque te lo has ganado por ser como eres, como eras… Ahí ya no celebras años porque eres eternidad, pero aquí seguimos contando, midiendo y pensando que así se echan cuentas, sin saber ni conocer los cálculos que aplica Dios. No te deseo Paz y Amor y Felicidad porque junto al Señor nada te falta, pidan para que Dios perdone las acciones de vuestros hijos y alcancen la dicha de la que tú y papá gozan. 

Eres mi gran ejemplo de vida, mujer y madre más luchadora que tú no existe. Eres realmente una persona muy especial y maravillosa, y siento que es un gran privilegio tenerte como madre. Siento gran orgullo de ti, mamá, y estoy muy agradecida de ser parte de tu vida y confieso que tu fuerza, tu empeño y determinación son la razón de mi resistencia y voluntad de vencer y quiero mucho tu felicidad eterna, y que también te enorgullezcas de mí. ¡Cuánto de echo de menos! También a papá. 

Mamá, siempre quise verte feliz, permíteme dejar escapar mis pensamientos y mi amor por los caminos más recónditos hacia el infinito, déjame recorrer esas veredas móviles que cruzan el espacio para dedicarte este día y todos los días de mi vida. 

Gracias, madre, porque siempre estás conmigo, atesorada, completa, en el silencio y en los sonidos, en mis lágrimas y alegrías… Estás siempre conmigo en mi debilidad y en mi fortaleza, siempre presente, de lejos y de cerca. 

Gracias a ti, madre: Porque llenaste mi vida con tus enseñanzas, con tus ejemplos y por qué no decirlo, también con tus consejos cuando los necesité para no perderme en el laberinto de la vida. Sigo necesitada de ti, madre, porque aun siendo tan fuerte como me hiciste, mis alas también se cansan y mi vuelo es fácil de abatir. Y aunque sea en sueños, necesito tu regazo para refugiar mi corazón apenado como para compartir mis pequeños y grandes triunfos. 

Madre, deja que esa niña rubia llena de tirabuzones siga siendo esa niña que nunca has dejado de ver en mí, déjame cabalgar en los jardines de tu juventud y en los envejecidos y sabios; déjame ser la fuerza que necesitaste en tantos duros momentos, y permíteme refugiarme en tu sabiduría, ejemplos y lecciones de vida. No quiero dejar de ser tu niña, no quiero, no puedo, porque sé que ahora que tus ojos cansados se cerraron al mundo, tu seguirás en mí, porque soy parte de ti, porque soy tu extensión, soy la mujer que formaste. 

Señor, gracias por darme la madre que tengo, y aunque ya está a tu lado, yo sigo siendo parte de ella, pero permíteme que con la fuerza de mi alma la arrebate a ratitos de tu lado para llenarme de su amor. 

¡Felicidades mamá! Al decir verdad, soy yo la que me felicito por tenerte, y no te preocupes por mí, porque Dios y tú y papá son mis defensores frente a las injurias y calumnias de quienes me deberían querer. 

En mis manos llevo flores. 
En mis ojos tu presencia. 
En mi alma tu cariño 
y en mi corazón tu ausencia.

Fotografía: Myriams-Fotos

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